David Brooks
Nueva York.- En la coyuntura mundial, Estados Unidos es su propio peor enemigo. La principal amenaza en el mundo contra la seguridad nacional estadunidense es la crisis económica mundial que detonó Estados Unidos, afirmó Dennis C. Blair, director de Inteligencia Nacional, al presentar su evaluación sobre los desafíos que enfrenta el nuevo gobierno.
“La preocupación primaria de seguridad en el corto plazo para Estados Unidos es la crisis económica global y sus implicaciones geopolíticas”, afirma Blair. En su presentación escrita ante el Congreso, en nuevo jefe de inteligencia del gobierno de Barack Obama declaró que la crisis provocada por el sector financiero ha minado la promoción de “libre mercado”, ya que la crisis “ha incrementado el cuestionamiento de la gerencia estadunidense de la economía global y de la estructura financiera internacional”.
“La crisis representa muchos desafíos para el país. Empezó en Estados Unidos y rápidamente se difundió a otras economías industriales y después, más recientemente, a mercados emergentes. La amplia percepción de que los excesos en mercados financieros estadunidenses y la regulación inadecuada aquí son responsables, ha incrementado las críticas sobre las políticas de libre mercado, lo cual podría dificultar alcanzar objetivos que durante mucho tiempo ha tenido Estados Unidos, como la apertura de mercados nacionales de capital e incrementar la demanda en Asia”.
Así, por primera vez desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, el informe anual sobre las amenazas que enfrenta Estados Unidos no coloca a Al Qaeda como la más inmediata. De hecho, quizá desde hace décadas, la principal amenaza identificada no proviene de algún enemigo externo, sea el bloque comunista, el narco, las armas de destrucción masiva, el radicalismo musulmán o el “terrorismo”, sino que la principal amenaza a la nación nace dentro de este país.
Al señalar que nadie puede pronosticar los alcances de esta crisis, y que algunos creen que podría llegar a tener las dimensiones de la Gran Depresión, Blair recuerda las “dramáticas consecuencias políticas forjadas por los problemas económicos de los años 20 y 30 en Europa, la inestabilidad y altos niveles de extremismo violento”. Agregó que aunque “aún no conocemos su escala eventual, ya se perfila como la crisis global económica y financiera más seria en décadas”.
De hecho, advirtió que una cuarta parte de los países del mundo ya han enfrentado problemas políticos, incluso cambio de régimen, como consecuencia de la crisis económica, y que ésta perdura, por lo que se espera mayor inestabilidad política en el mundo.
Según los modelos estadísticos, explicó, “las crisis económicas incrementan el riesgo de inestabilidad al nivel de amenaza a un régimen si persisten por uno o dos años”.
Blair, jefe máximo de la llamada “comunidad de inteligencia” (o sea, las múltiples agencias encargadas de inteligencia y seguridad nacional del gobierno), advirtió que “es probable que la crisis financiera y la recesión global provoquen una ola de crisis económicas en naciones de mercados emergentes durante el próximo año, llevando a más países a solicitar apoyo del FMI...”
Subrayó que en torno a la crisis “el tiempo es probablemente nuestra mayor amenaza. Lo más que tarda el inicio de la recuperación, más la probabilidad de daño serio a los intereses estratégicos de Estados Unidos. Aproximadamente un cuarto de los países del mundo ya han experimentado inestabilidad de bajo nivel, como cambios de gobierno debido al desaceleramiento actual. Europa y la ex Unión Soviética han experimentado una ola de protestas.
“Aunque dos tercios de los países del mundo cuentan con suficientes recursos financieros u otros para limitar el impacto por el momento, gran parte de América Latina, los estados de la ex Unión Soviética y la África subsahariana carecen de reservas de efectivo suficientes, acceso a la asistencia o crédito internacional”, entre otros mecanismos.
“Además de un creciente nacionalismo económico, las consecuencias políticas más probables para los intereses estadunidenses involucrarán a aliados y amigos que no lograrán cumplir plenamente con sus obligaciones de defensa y humanitarias. Flujos de refugiados potenciales desde el Caribe también podrían impactar la seguridad interna”, agregó.
Blair concluye este bloque al afirmar que “la coordinación y cooperación global en muchos frentes será requerida para reconstruir la confianza en el sistema financiero global y asegurar que las crisis económica y financiera no se vuelvan un espiral hacia tensiones geopolíticas más amplias”.
Las otras amenazas
En segundo rango, el informe –el cual es una evaluación que expresa un consenso de la comunidad de inteligencia estadunidense– regresa a territorio más esperado: “Los grupos con la mayor capacidad de amenazar son los musulmanes extremistas”, afirmó. Al subrayar avances contra Al Qaeda y otras agrupaciones, Blair informa que permanecen como “enemigos peligrosos” y persiste la amenaza de atentados contra Estados Unidos o países europeos.
En este contexto, afirma que la región desde Medio Oriente hasta el sur de Asia “es el sitio de muchos de los desafíos que enfrenta Estados Unidos en el siglo XXI”. Sobre todo, Blair identificó como amenaza quizá más inmediata que Al Qaeda, al gobierno cada vez menos efectivo y corrupto de Afganistán. A la vez, subrayó que no puede haber solución a la inestabilidad en ese país sin que Pakistán fortalezca su propia estabilidad y logre imponer mayor control en las regiones fronterizas con Afganistán.
Por otro lado, reconoció que China e India se están volviendo, en conjunto, “el centro de poder de largo plazo del mundo”, con ambos países recuperando sus posiciones que gozaban en el siglo XVIII, cuando China producía aproximadamente 30 por ciento e India 15 por ciento de la riqueza del mundo. “Es probable que estos dos países superen el PIB de todas las demás economías, excepto Estados Unidos y Japón, para 2025, aunque la actual crisis financiera podría frenar un poco ese ímpetu”.
Acusa a Rusia de explotar el “antiamericanismo”
El informe agrega que Rusia ha explotado el “antiamericanismo general” provocado por las guerras de Estados Unidos, creando “aperturas para que Rusia construya arreglos alternativos al orden político y económico institucional encabezado por Estados Unidos”, e indica el cultivo de relaciones de Moscú con China, Irán y Venezuela como ejemplo.
Y para acabar, Blair también reportó sobre toda una gama de amenazas que surgen de conflictos por recursos básicos como agua, alimento y energía, las implicaciones del cambio climático y los peligros en el mundo del ciberespacio (hackers, atentados contra sistemas, crimen cibernético y más).
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