domingo, 13 de junio de 2010

Las mutaciones incesantes de un mundo sin sosiego - Entrevista a Eric Hobsbawn

El gran historiador inglés, autor de clásicos ineludibles sobre el siglo XX, examina la crisis actual y los vertiginosos cambios de las últimas décadas en la política global, y retrata el horizonte por venir. Es probablemente el mayor historiador vivo. Su mirada es universal, como lo muestran sus libros La era de la revolución y La era del capitalismo. Esta entrevista constituye su más reciente ejercicio de una visión global sobre los problemas y las tendencias del mundo moderno.

Su obra Historia del siglo XX concluye en 1991 con una visión sobre el colapso de la esperanza de una Edad de Oro para el mundo. ¿Cuáles son los principales cambios que registra desde entonces en la historia mundial?

Veo cinco grandes cambios. Primero, el desplazamiento del centro económico del mundo del Atlántico norte al sur y al este de Asia. Este proceso comenzó en los años 70 y 80 en Japón, pero el auge de China desde los 90 ha marcado la diferencia. El segundo es, desde luego, la crisis mundial del capitalismo, que nosotros predijimos siempre pero que tardó mucho tiempo en llegar. Tercero, el clamoroso fracaso de la tentativa de Estados Unidos de mantener en solitario una hegemonía mundial después de 2001, un fracaso que se manifestó con mucha claridad. Cuarto, cuando escribí Historia del siglo XX no se había producido la aparición como entidad política de un nuevo bloque de países en desarrollo, los BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Y quinto, la erosión y el debilitamiento sistemático de la autoridad de los Estados: de los Estados nacionales dentro de sus territorios y, en muchas partes del mundo, de cualquier clase de autoridad estatal efectiva. Acaso fuera previsible pero se aceleró hasta un punto inesperado.

¿Qué más le ha sorprendido?

Nunca dejo de sorprenderme ante la absoluta locura del proyecto neoconservador, que no sólo pretendía que el futuro era Estados Unidos, sino que incluso creyó haber formulado una estrategia y una táctica para alcanzar ese objetivo. Hasta donde alcanzo a ver, no tuvieron una estrategia coherente.

¿Puede prever alguna recomposición política de lo que fue la clase obrera?

No en la forma tradicional. Marx estaba sin duda en lo cierto al predecir la formación de grandes partidos de clase en una determinada etapa de la industrialización. Pero estos partidos, si tenían éxito, no funcionaban como partidos exclusivos de la clase obrera: si querían extenderse más allá de una clase reducida, lo hacían como partidos populares, estructurados alrededor de una organización inventada por y para los objetivos de la clase obrera. Incluso así, había límites para la conciencia de clase. En Gran Bretaña el Partido Laborista nunca obtuvo más del 50 por ciento de los votos. Lo mismo sucede en Italia, donde el PCI era todavía más un partido popular. En Francia, la izquierda se basaba en una clase obrera débil pero políticamente fortalecida por la gran tradición revolucionaria, de la que se las arregló para convertirse en imprescindible sucesora, lo cual les proporcionó a ella y a la izquierda mucha más influencia. El declive de la clase obrera manual parece algo definitivo. Hay o habrá mucha gente que quede realizando trabajo manual, pero no puede seguir siendo el principal fundamento de esperanza: carece del potencial organizativo de la vieja clase obrera y no tiene potencial político. Ha habido otros tres importantes desarrollos negativos. El primero es, desde luego, la xenofobia, que para la mayoría de la clase obrera es, como dijo el alemán August Bebel, el "socialismo de los tontos": salvaguardar mi trabajo contra gente que compite conmigo. Cuanto más débil es el movimiento obrero, más atractiva es la xenofobia. En segundo lugar, gran parte del trabajo y del trabajo manual que la administración pública británica solía llamar "categorías menores y de manipulación", no es permanente sino temporario; por ejemplo, estudiantes o emigrantes trabajando en catering. Eso hace que no sea fácil considerarlo como potencial organizable. La única forma fácilmente organizable de esa clase de trabajo es la que está empleada por autoridades públicas, razón por la cual estas autoridades son vulnerables. El tercero y el más importante de estos cambios es la creciente ruptura producida por un nuevo criterio de clase, en concreto, aprobar exámenes en colegios y universidades como un billete de acceso para el empleo. Esto puedes llamarlo meritocracia pero está institucionalizada y mediatizada por los sistemas educativos. Lo que ha hecho es desviar la conciencia de clase desde la oposición a los empleadores a la oposición a juniors de una u otra clase, intelectuales, élites liberales o aventureros. Estados Unidos es un típico ejemplo, pero, si miras a la prensa británica, verás que no está ausente en el Reino Unido. El hecho de que, cada vez más, obtener un doctorado o al menos ser un posgraduado también te da una oportunidad mejor para conseguir millones complica la situación.

¿Puede haber nuevos agentes?

Ya no en términos de una sola clase pero entonces, desde mi punto de vista, nunca lo pudo ser. Hay una política de coaliciones progresista, incluso de alianzas permanentes como las de, por ejemplo, la clase media que lee The Guardian y los intelectuales, la gente con niveles educativos altos, que en todo el mundo tiende a estar más a la izquierda que los otros, y la masa de pobres e ignorantes. Ambos grupos son esenciales pero quizá sean más difíciles de unificar que antes. Los pobres pueden identificarse con multimillonarios, como en Estados Unidos, diciendo "si tuviera suerte podría convertirme en una estrella pop". Pero no puede decir "si tuviera suerte ganaría el premio Nobel". Esto es un problema para coordinar las políticas de personas que objetivamente podrían estar en el mismo bando.

¿En qué se diferencia la crisis actual de la de 1929?

La Gran Depresión no empezó con los bancos; no colapsaron hasta dos años después. Por el contrario, el mercado de valores desencadenó una crisis de la producción con un desempleo mucho más elevado y un declive productivo mayor del que se había conocido nunca. La actual depresión tuvo una incubación mayor que la de 1929, que llegó casi de la nada. Desde muy temprano debía haber estado claro que el fundamentalismo neoliberal producía una enorme inestabilidad en el funcionamiento del capitalismo. Hasta 2008 parecía afectar sólo a áreas marginales: América Latina en los años 90 hasta la siguiente década, el sudeste asiático y Rusia. En los países más importantes, todo lo que significaba eran colapsos ocasionales del mercado de valores de los que se recuperaban con bastante rapidez. Me pareció que la verdadera señal de que algo malo estaba pasando debería haber sido el colapso de Long-Term Capital Management (LTCM) en 1998, que demostraba lo incorrecto que era todo el modelo de crecimiento, pero no se consideró así. Paradójicamente, llevó a un cierto número de hombres de negocios y de periodistas a redescubrir a Karl Marx, como alguien que había escrito algo de interés sobre una economía moderna y globalizada; no tenía nada que ver con la antigua izquierda: la economía mundial en 1929 no era tan global como la actual. Esto tuvo alguna consecuencia; por ejemplo, hubiera sido mucho más fácil para la gente que perdió su trabajo regresar a sus pueblos. En 1929, en gran parte del mundo fuera de Europa y América del Norte, los sectores globales de la economía eran áreas que en gran medida no afectaron a lo que las rodeaba. La existencia de la URSS no tuvo efectos prácticos sobre la Gran Depresión pero sí un enorme efecto ideológico: había una alternativa. Desde los 90 asistimos al auge de China y las economías emergentes, que realmente ha tenido un efecto práctico sobre la actual depresión pues ayudó a mantener una estabilidad mucho mayor de la economía mundial de la que hubiera alcanzado de otro modo. De hecho, incluso en los días en que el neoliberalismo afirmaba que la economía prosperaba de modo exuberante, el crecimiento real se estaba produciendo en su mayoría en estas economías recién desarrolladas, en especial China. Estoy seguro de que si China no hubiera estado ahí, la crisis de 2008 hubiera sido mucho más grave. Por esas razones, vamos a salir de ella con más rapidez, aunque algunos países seguirán en crisis durante bastante tiempo.

¿Qué pasa con las consecuencias políticas?

La depresión de 1929 condujo a un giro abrumador a la derecha, con la gran excepción de América del Norte, incluido México, y de los países escandinavos. En Francia, el Frente Popular de 1935 solo tuvo el 0,5 por ciento más de votos que en 1932, así que su victoria marcó un cambio en la composición de las alianzas políticas en vez de algo más profundo. En España, a pesar de la situación cuasirrevolucionaria o potencialmente revolucionaria, el efecto inmediato fue también un movimiento hacia la derecha, y desde luego ése fue el efecto a largo plazo. En la mayoría de los otros Estados, en especial en el centro y este de Europa, la política se movió claramente hacia la derecha. El efecto de la actual crisis no está tan definido. Uno puede imaginarse que los principales cambios o giros en la política no se producirán en Estados Unidos u occidente, sino casi seguro en China.

¿Cree que China continuará resistiendo la recesión?

No hay ninguna razón especial para pensar que de repente dejará de crecer. El gobierno chino se ha llevado un buen susto con la depresión, porque ésta obligó a una enorme cantidad de empresas a detener temporalmente su actividad. Pero el país todavía está en las primeras etapas del desarrollo económico y hay muchísimo espacio para la expansión. No quiero especular sobre el futuro, pero podemos imaginarnos a China dentro de veinte o treinta años siendo a escala mundial mucho más importante que hoy, por lo menos económica y políticamente, no necesariamente en términos militares. Desde luego, tiene problemas enormes y siempre hay gente que se pregunta si el país puede mantenerse unido, pero yo creo que tanto la realidad del país como las razones ideológicas continúan militando poderosamente para que la gente desee que China permanezca unida.

Pasado un año, ¿cómo valora la administración Obama?

La gente estaba tan encantada de que hubiera ganado alguien con su perfil, y en medio de la crisis, que muchos pensaron que estaba destinado a ser un gran reformista, a la altura de que hizo el presidente Franklin Roosevelt. Pero no lo estaba. Empezó mal. Si comparamos los primeros cien días de Roosevelt con los de Obama, lo que destaca es la predisposición de Roosevelt a apoyarse en consejeros no oficiales para intentar algo nuevo, comparado con la insistencia de Obama en permanecer en el mismo centro. Desperdició la ocasión. Su verdadera oportunidad estuvo en los tres primeros meses, cuando el otro bando estaba desmoralizado y no podía reagruparse en el Congreso. No la aprovechó. Podemos desearle suerte pero las perspectivas no son alentadoras.

Si observamos el escenario internacional más caliente, ¿cree que la solución de los dos Estados, como se imagina actualmente, es un proyecto creíble para Palestina?

Personalmente, dudo de que lo sea por el momento. Cualquiera que sea la solución, no va a suceder nada hasta que Estados Unidos decida cambiar totalmente su manera de pensar y presione a los israelíes. Y no parece que eso vaya a suceder.

¿Cree que hay alguna parte del mundo donde todavía sea posible recrear proyectos positivos, progresistas?

En América Latina la política y el discurso público general todavía se desarrollan en los términos liberal-socialistas-comunistas de la vieja Ilustración. Esos son sitios donde encuentras militaristas que hablan como socialistas, o un fenómeno como Lula, basado en un movimiento obrero, o a Evo Morales. Adónde conduce eso es otra cuestión, pero todavía se puede hablar el viejo lenguaje y todavía están disponibles las viejas formas de la política. No estoy completamente seguro sobre América Central, aunque hay indicios de un pequeño resurgir en México de la tradición de la Revolución; tampoco estoy muy seguro de que vaya a llegar lejos, ya que México ha sido integrado a la economía de Estados Unidos. América Latina se benefició de la ausencia de nacionalismos etnolingüísticas y divisiones religiosas; eso hizo mucho más fácil mantener el viejo discurso. Siempre me sorprendió que, hasta hace bien poco, no hubiera signos de políticas étnicas. Han aparecido movimientos indígenas de México y Perú, pero no a una escala parecida a la que se produjo en Europa, Asia o Africa. Es posible que en India, gracias a la fuerza institucional de la tradición laica de Nehru, los proyectos progresistas puedan revivir. Pero no parecen calar entre las masas, excepto en algunas zonas donde los comunistas tienen o han tenido un apoyo masivo, como Bengala y Kerala, y acaso entre algunos grupos como los nasalitas o los maoístas en Nepal. Aparte de eso, la herencia del viejo movimiento obrero, de los movimientos socialistas y comunistas, sigue siendo muy fuerte en Europa. Los partidos fundados mientras Friedrich Engels vivía aún son, casi en toda Europa, potenciales partidos de gobierno o los principales partidos de la oposición. Imagino que en algún momento la herencia del comunismo puede surgir en formas que no podemos predecir, por ejemplo en los Balcanes e incluso en partes de Rusia. No sé lo que sucederá en China pero sin duda ellos están pensando en términos diferentes, no maoístas o marxistas modificados.

Siempre ha sido crítico con el nacionalismo como fuerza política, advirtiendo a la izquierda que no lo pintara de rojo. Pero también ha reaccionado contra las violaciones de la soberanía nacional en nombre de las intervenciones humanitarias. ¿Qué tipos de internacionalismo son deseables y viables hoy día?

En primer lugar, el humanitarismo, el imperialismo de los derechos humanos, no tiene nada que ver con el internacionalismo. O bien es una muestra de un imperialismo revivido que encuentra una adecuada excusa, sincera incluso, para la violación de la soberanía nacional, o bien, más peligrosamente, es una reafirmación de la creencia en la superioridad permanente del área que dominó el planeta desde el siglo XVI hasta el XX. Después de todo, los valores que occidente pretende imponer son específicamente regionales, no necesariamente universales. Si fueran universales tendrían que ser reformulados en términos diferentes. No estamos aquí ante algo que sea en sí mismo nacional o internacional. Sin embargo, el nacionalismo sí entra en él porque el orden internacional basado en Estados-nación ha sido en el pasado, para bien o para mal, una de las mejores salvaguardas contra la entrada de extranjeros en los países. Sin duda, una vez abolido, el camino está abierto para la guerra agresiva y expansionista. El internacionalismo, que es la alternativa al nacionalismo, es un asunto engañoso. Es tanto un eslogan político sin contenido, como sucedió a efectos prácticos en el movimiento obrero internacional, donde no significaba nada específico, como una manera de asegurar la uniformidad de organizaciones poderosas y centralizadas, fuera la iglesia católica romana o el Komintern. El internacionalismo significa que, como católico, creías en los mismos dogmas y tomabas parte en las mismas prácticas sin importar quién fueras o dónde estuvieras; lo mismo sucedía con los partidos comunistas. Esto no es realmente lo que nosotros entendíamos por "internacionalismo". El Estado-nación era y sigue siendo el marco de todas las decisiones políticas, interiores y exteriores. Hasta hace muy poco, las actividades de los movimientos obreros (de hecho, todas las actividades políticas) se llevaban a cabo dentro del marco de un Estado. Incluso en la UE, la política se enmarca en términos nacionales. Es decir, no hay un poder supranacional que actúe, sólo una coalición de Estados. Es posible que el fundamentalismo misionero islámico sea aquí una excepción, que se extiende por encima de los Estados, pero hasta ahora todavía no se ha demostrado. Los anteriores intentos de crear super-Estados panárabes, como entre Egipto y Siria, se derrumbaron por la persistencia de las fronteras de los Estados existentes.

¿Cree entonces que hay obstáculos intrínsecos para cualquier intento de sobrepasar las fronteras del Estado-nación?

Tanto económicamente como en la mayoría de los otros aspectos, incluso culturalmente, la revolución de las comunicaciones creó un mundo genuinamente internacional donde hay poderes de decisión que funcionan de manera transnacional, actividades que son transnacionales y, desde luego, movimientos de ideas, comunicaciones y gente que son transnacionales mucho más fácilmente que nunca. Incluso las culturas lingüísticas se complementan ahora con idiomas de comunicación internacional. Pero en la política no hay señales de esto y ésa es la contradicción básica de hoy. Una de las razones por las que no ha sucedido es que en el siglo XX la política fue democratizada hasta un punto muy elevado con la implicación de las masas. Para éstas, el Estado es esencial para las operaciones diarias. Los intentos de romper el Estado internamente mediante la descentralización existen desde hace treinta o cuarenta años, y algunos de ellos con éxito; en Alemania la descentralización ha sido un éxito en algunos aspectos y, en Italia, la regionalización ha sido muy beneficiosa. Pero el intento de establecer Estados supranacionales fracasa. La Unión Europea es el ejemplo más evidente. Hasta cierto punto estaba lastrada por la idea de sus fundadores, quienes apostaban a crear un super-Estado análogo a un Estado nacional, cuando yo creo que ésa no era una posibilidad y sigue sin serlo. La UE es una reacción específica dentro de Europa. Hubo señales de un Estado supranacional en Oriente Próximo pero la UE es el único que parece haber llegado a alguna parte. No creo que haya posibilidades para una gran federación en América del Sur. El problema sin resolver continúa siendo esta contradicción: por una parte, hay prácticas y entidades transnacionales que están en curso de vaciar el Estado quizá hasta el punto de que colapse. Pero si eso sucede -lo que no es una perspectiva inmediata, por lo menos en los Estados desarrollados- ¿Quién se hará cargo entonces de las funciones redistributivas y de otras análogas, de las que hasta ahora sólo se ha hecho cargo el Estado? Este es uno de los problemas básicos de cualquier clase de política popular hoy en día.

El nacionalismo fue una fuerza motriz de los siglos XIX y XX. ¿Cuál es su lectura de la situación actual?

No hay duda de que, históricamente, el nacionalismo fue, en gran medida, parte del proceso de formación de los Estados modernos, que requerían una forma de legitimación diferente del tradicional Estado teocrático o dinástico. La idea original del nacionalismo fue la creación de Estados grandes y me parece que esta función unificadora y ampliadora fue muy importante. Un caso típico fue la Revolución francesa, donde en 1790 apareció la gente diciendo "ya no somos del delfinado o del sur, todos nosotros somos franceses". En una etapa posterior, a partir de la década de 1870, encuentras movimientos de grupos dentro del Estado a la búsqueda de sus propios Estados independientes. Esto, desde luego, produjo el wilsoniano momento de la autodeterminación, aunque por fortuna en 1918-1919 se corrigió hasta cierto punto por algo que desde entonces ha desaparecido por completo, es decir, por la protección de las minorías. Se reconoció que ninguno de estos nuevos Estados-nación era, de hecho, étnica o lingüísticamente homogéneo. Pero, después de la Segunda Guerra Mundial, la debilidad de los acuerdos existentes fue abordada no sólo por los rojos, sino por todo el mundo, con la deliberada y forzosa creación de la hegemonía étnica. Esto trajo una enorme cantidad de sufrimiento y crueldad y, a largo plazo, tampoco funcionó. Sin embargo, hasta ese período, ese nacionalismo de tipo separatista operaba razonablemente bien. Se vio reforzado después de la Segunda Guerra Mundial por la descolonización, que por su naturaleza creó más Estados; y fue reafirmado aún más a finales del siglo por el colapso del imperio soviético, que también creó nuevos mini-Estados separados, incluidos muchos que, como en las colonias, realmente no habían querido separarse y para los cuales la independencia vino impuesta por la fuerza de la historia. Creo, por otro lado, que la función de los Estados pequeños, separatistas, que se han multiplicado tremendamente desde 1945, ha cambiado. Una razón de ello es que ahora se los reconoce como existentes. Antes de la Segunda Guerra Mundial, mini-Estados como Andorra, Luxemburgo y todos los demás no estaban reconocidos como parte del sistema internacional, excepto por los coleccionistas de sellos. La idea de que todas las unidades políticas existentes, hasta llegar a la Ciudad del Vaticano, son ahora un Estado y potencialmente un miembro de Naciones Unidas es nueva. También está bastante claro que, en términos de poder, estos Estados no son capaces de desempeñar el papel de los Estados tradicionales, no poseen capacidad para hacer la guerra a otros Estados. Se han convertido, como mucho, en paraísos fiscales o bases secundarias para decisores transnacionales. Islandia es un buen ejemplo; Escocia no está muy lejos. La base del nacionalismo ya no es la función histórica de crear una nación como un Estado-nación. Ya no es, por así decir, un eslogan demasiado convincente. En otro momento pudo ser eficaz como medio para crear comunidades y organizarlas contra otras unidades políticas o económicas, pero hoy el elemento xenófobo en el nacionalismo es cada vez más importante. Las causas de la xenofobia son ahora mucho mayores de lo que lo eran antes. Es cultural más que política -ahí está el auge del nacionalismo inglés o escocés de los últimos años-, pero no por eso menos peligrosa.

¿No incluía el fascismo esas formas de xenofobia?

En cierto sentido, el fascismo era todavía parte de una corriente para crear grandes naciones. No hay duda de que el fascismo italiano fue un gran salto adelante para convertir a los calabreses y umbrienses en italianos; e incluso en Alemania no lo fue hasta 1934 cuando los alemanes pudieron ser definidos como alemanes y no como germanos porque eran suevos, francos o sajones. Ciertamente, el fascismo alemán y el de Europa Central y del Este estaban apasionadamente en contra de los extranjeros -principalmente, pero no sólo-, contra los judíos. Y, por supuesto, el fascismo proporcionaba pocas garantías contra los instintos xenófobos. Una de las enormes ventajas de los viejos movimientos obreros era que ellos sí proporcionaban esa garantía. Esto quedó claro en Sudáfrica: si no llega a ser por el compromiso con la igualdad y la no discriminación de las organizaciones de la izquierda tradicional, la tentación de venganza sobre los afrikaners hubiera sido mucho más difícil de resistir.

¿Las dinámicas separatistas y xenófobas del nacionalismo operan ahora en los márgenes de la política mundial más que en el centro?

Sí, creo que es probable que eso sea cierto, aunque hay áreas como el sureste de Europa donde ha hecho una gran cantidad de daño. Desde luego, todavía el nacionalismo -o el patriotismo o la identificación con un pueblo específico, no necesariamente definido étnicamente- es un enorme activo para otorgar legitimidad a los gobiernos. Éste es el caso de China. Uno de los problemas de India es que ellos no tienen nada parecido a eso. Obviamente, Estados Unidos no puede basarse en la unidad étnica, pero sin duda tiene fuertes sentimientos nacionalistas. En muchos de los Estados que funcionan correctamente esos sentimientos permanecen. Ésta es la razón por la que la emigración masiva crea más problemas en la actualidad.

Ahora que llega tanta gente nueva a Europa y a Estados Unidos, ¿cómo prevé el funcionamiento de las dinámicas sociales de la inmigración contemporánea? ¿Habrá un crisol europeo similar al estadounidense?

Pero en Estados Unidos el crisol dejó de serlo ya en los años sesenta. Además, a finales del siglo XX, la migración es muy diferente de la de periodos anteriores, principalmente porque emigrando ya no se rompen los lazos con el pasado hasta el mismo punto que antes. Puedes seguir viviendo en dos, posiblemente incluso en tres mundos al mismo tiempo, e identificarte con dos o tres lugares diferentes. Puedes seguir siendo guatemalteco mientras estás en Estados Unidos. También hay situaciones, como en la UE, donde de facto la inmigración no crea la posibilidad de asimilación. Un polaco que llega al Reino Unidos no se supone que sea otra cosa que un polaco que viene a trabajar. Esto es, desde luego, nuevo y por completo diferente de la experiencia, por ejemplo, de la gente de mi generación -la de los emigrados políticos, aunque yo no fuera uno de ellos-, en la que tu familia era británica, pero culturalmente uno nunca dejaba de ser austríaco o alemán, y sin embargo, a pesar de todo, uno pensaba que debía ser inglés. Incluso cuando regresaban a sus países, no era lo mismo, el centro de gravedad había cambiado. Creo que es esencial mantener las reglas básicas de la asimilación; que los ciudadanos de un determinado país deberían comportarse de determinada manera y tener determinados derechos, que éstos deberían definirlos y que ello no debería quedar debilitado por argumentos multiculturales. Francia, a pesar de todo, había integrado a tantos de sus inmigrantes extranjeros como Estados Unidos, en términos relativos, y ciertamente la relación entre los locales y los antiguos inmigrantes es aún mejor ahí. Esto se debe a que los valores de la República francesa siguen siendo esencialmente igualitarios.

Hoy crece la opinión de que la religión ha regresado como una fuerza poderosa en un continente tras otro. ¿Cree que éste es un fenómeno de superficie más que de profundidad?

Es claro que la religión -como la ritualización de la vida, la creencia en la influencia de espíritus o entidades no materiales y, sobre todo, como un vínculo de unión de las comunidades- está tan extendida a lo largo de la historia que sería un error considerarla un fenómeno superficial o destinado a desaparecer; al menos entre los pobres y los débiles, que probablemente necesiten más sus consuelos y sus potenciales explicaciones de por qué las cosas son como son. Hay sistemas de gobierno, como el chino, que, a efectos prácticos, carecen de cualquier cosa que equivalga a lo que nosotros consideraríamos como religión. Ellos demuestran que eso es posible, pero creo que uno de los errores de los movimientos socialistas y comunistas tradicionales fue intentar extirpar violentamente la religión en tiempos donde podría haber sido mejor no hacerlo. Después de la caída de Mussolini en Italia, uno de los cambios más interesantes llegó cuando Togliatti dejó de discriminar a los católicos practicantes: hizo bien en hacerlo. De otra manera no hubiera logrado que el 14 por ciento de las amas de casa votasen a los comunistas en los años cuarenta. Esto cambió el carácter del Partido Comunista Italiano, que pasó de ser un partido leninista de vanguardia a un partido de clases de masas o un partido popular. Por otra parte, es cierto que la religión ha dejado de ser el lenguaje universal del discurso público y, en esa medida, la secularización ha sido un fenómeno global, aun cuando sólo haya debilitado a la religión organizada en algunas partes del mundo. En Europa todavía sigue haciéndolo; por qué no ha ocurrido esto en Estados Unidos no está tan claro, pero no hay duda de que la secularización se ha impuesto en gran medida entre los intelectuales y otros que no la necesitan. Para la gente que continúa siendo religiosa, el hecho de que ahora haya dos lenguajes para el discurso produce una cierta clase de esquizofrenia que se puede ver bastante a menudo, por ejemplo, en los judíos fundamentalistas de Cisjordania: creen en lo que son tonterías patentes, pero trabajan como expertos en tecnologías de la información. El actual movimiento islámico está compuesto en gran parte por jóvenes tecnólogos y técnicos de esta clase. Las prácticas religiosas, sin duda, cambiarán sustancialmente. El que ello vaya a producir una mayor secularización no está claro. Desde luego, el declive de las ideologías de la Ilustración ha dejado mucho más espacio para las políticas religiosas y para versiones religiosas del nacionalismo, pero no creo que haya habido un gran avance de todas las religiones. Muchas van cuesta abajo. El catolicismo romano está luchando con mucha energía, incluso en América Latina, contra el auge de las sectas protestantes evangélicas, y estoy seguro de que se mantiene en Africa sólo por las concesiones a las costumbres y hábitos locales. Las sectas protestantes evangélicas están creciendo, pero no está claro hasta qué punto son algo más que una pequeña minoría de los sectores socialmente en ascenso, como fueron los inconformistas en Inglaterra. Tampoco está claro que el fundamentalismo judío, que hace tanto daño en Israel, sea un fenómeno de masas. La única excepción a esta tendencia es el Islam, que ha continuado expandiéndose sin que haya habido ninguna actividad misionera efectiva durante los siglos pasados. Dentro del Islam no está claro si tendencias como el actual movimiento para restaurar el califato representan algo más que a una minoría militante. De cualquier forma, me parece que el Islam tiene grandes activos que le permitirán continuar creciendo, principalmente porque da a la gente pobre la sensación de que son tan buenos como cualquiera y de que todos los musulmanes son iguales.

¿No se podría decir lo mismo del Cristianismo?

Pero un cristiano no cree que él sea tan bueno como cualquier otro cristiano. Dudo que los cristianos negros crean que ellos son tan buenos como los colonizadores cristianos, mientras que los musulmanes negros sí lo creen. La estructura del Islam es más igualitaria y el elemento militante es más fuerte. Recuerdo haber leído que los comerciantes de esclavos en Brasil dejaron de importar esclavos musulmanes porque se rebelaban continuamente. Desde nuestra posición, este atractivo tiene considerables peligros: en alguna medida, el Islam hace a los pobres menos receptivos a otros llamamientos a favor de la igualdad. En el mundo musulmán, los progresistas sabían desde el principio que no había manera de alejar a las masas del Islam; incluso en Turquía tuvieron que llegar a alguna clase de modus vivendi, probablemente el único lugar donde esto se produjo de manera satisfactoria. En otros sitios, el auge de la religión como un elemento de la política, de la política nacionalista, ha sido en extremo peligroso.

La ciencia era parte central de la cultura de la izquierda antes de la Segunda Guerra Mundial, pero luego desapareció como elemento dirigente del pensamiento marxista o socialista. ¿Cree que los temas ambientales pueden provocar la reincorporación de la ciencia a la política radical?

Estoy seguro de que los movimientos radicales estarán interesados por la ciencia. Las preocupaciones ambientales y de otro tipo producen sólidas razones para contrarrestar la huida de la ciencia y de la aproximación racional a los problemas que se generalizó bastante durante los años setenta y ochenta. Pero, con respecto a los propios científicos, no creo que suceda. A diferencia de los científicos sociales, no hay nada que una a los científicos naturales con la política. Históricamente hablando, en la mayoría de los casos han permanecido apolíticos o tenían los estándares políticos de su respectiva clase. Hay excepciones, por ejemplo, entre la juventud a principios del siglo XIX en Francia y muy notablemente en las décadas de los años treinta y cuarenta. Pero éstos son casos especiales debidos al reconocimiento de los propios científicos de que su trabajo estaba siendo cada vez más esencial para la sociedad, pero que la sociedad no se daba cuenta. En el siglo XX la física fue el centro del desarrollo, mientras que en el siglo XXI lo es la biología. Al estar más cerca de la vida humana puede haber un elemento de politización mayor, pero ciertamente hay un factor que lo contrarresta: cada vez más los científicos han sido integrados en el sistema capitalista, tanto los individuos como las organizaciones. Hace cuarenta años hubiera resultado impensable hablar de patentar un gen. Hoy uno patenta un gen con la esperanza de hacerse millonario, y eso ha alejado a un nutrido grupo de científicos de la política de izquierda. Lo único que todavía puede politizarlos es la lucha contra gobiernos dictatoriales o autoritarios que interfieran en su trabajo. Desde luego, el medio ambiente es un tema que puede mantener movilizado a un cierto número de científicos. Si hay un desarrollo masivo de campañas alrededor del cambio climático, entonces los expertos se encontrarán comprometidos, principalmente contra ignorantes y reaccionarios. Por eso no está todo perdido.

Si debiera escoger temas o campos aún sin explorar que presenten desafíos para futuros historiadores, ¿cuáles elegiría?

El gran problema es uno muy general. En virtud de los estándares paleontológicos, la especie humana ha transformado su existencia a una velocidad asombrosa, pero el grado de cambio ha variado enormemente. Algunas veces se ha movido muy despacio, algunas veces muy deprisa, algunas de manera controlada, otras no. Claramente, esto implica un creciente control sobre la naturaleza, pero no deberíamos afirmar que sabemos adónde nos conduce. Los marxistas se han centrado correctamente sobre los cambios en el modo de producción y sus relaciones sociales como los generadores del cambio histórico. Sin embargo, si pensamos en términos de cómo "los hombres hacen su propia historia", la gran pregunta es ésta: históricamente, las comunidades y los sistemas sociales han apuntado hacia la estabilización y la reproducción, creando mecanismos capaces de mantener a raya saltos perturbadores hacia lo desconocido. La resistencia contra la imposición del cambio desde afuera es todavía un factor importante de la política mundial actual. ¿Cómo, entonces, unos seres humanos y unas sociedades estructuradas para resistir el desarrollo dinámico aceptan un modo de producción cuya esencia es su interminable e impredecible desarrollo dinámico? Los historiadores marxistas podrían investigar con provecho el funcionamiento de esta contradicción básica entre los mecanismos que traen el cambio y los preparados para resistirlo.


*Eric Hobsbawm. Historiador. La amplia y diversa obra de Eric Hobsbawm lo sitúa entre las autores más destacados, leídos y reconocidos de nuestro tiempo. Dedicado al estudio de la historia económica y social y a problemas más generales de la historia, sus trabajos se han convertido en obligada referencia de gran número de investigaciones y debates. Sus originales planteamientos han dado lugar a nuevas líneas de trabajo y fructíferas controversias. Británico, aunque nació en 1917 en Alejandría, cuando Egipto formaba parte del imperio británico.

lunes, 16 de noviembre de 2009

“La Tierra no aguanta más”

Entrevista a Leonardo Boff ante la Conferencia sobre el Clima de Copenhague

Sergio Ferrari
Rebelión

Tres crisis en una: la de sustentabilidad, la social y la del clima * El drama de la eco-miopía * El actual caos es creativo y generativo * Sólo la sociedad civil internacional puede salvar el planeta


La crisis ambiental irrumpe en el primer plano mediático de cara a la Conferencia del Clima de Copenhague, Dinamarca, que se celebrará del 13 al 18 del próximo diciembre. Las perspectivas no son optimistas por falta de un consenso previo para alcanzar un acuerdo definitivo. “A pesar de los pronósticos sombríos, tengo confianza de que la esperanza vencerá al miedo y que la vida es más fuerte que la muerte”, asegura el teólogo brasilero Leonardo Boff al iniciar esta entrevista exclusiva durante su reciente visita a Suiza. Boff, uno de los padres fundadores de la Teología de la Liberación recibió el 7 de noviembre el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Neuchâtel. Previamente, la misma semana, animó un debate público organizado por las ONG de cooperación solidaria E-CHANGER y Misión de Belém Immensee en la Casa de Solidaridad Romero (RomeroHaus) en Lucerna, donde participaron 200 personas.

Todo el mundo habla hoy de la problemática ecológica que vive el planeta. Usted fue uno de los primeros, ya en los años ochenta, en alertar sobre este tema. ¿Cuál es su análisis de la actual situación medioambiental?

Hay muchos indicadores científicos que apuntan a la irrupción de una tragedia ecológica y humanitaria. Nada esencial ha cambiado desde la redacción de la "Carta de la Tierra" en 2003 que elaboramos un grupo de personalidades del mundo entero. Decíamos en ese maravilloso documento: “Estamos en un momento crítico de la Tierra en el cual la humanidad debe escoger su futuro. Y la elección es ésta: o se promueve una alianza global para cuidar a los otros y la Tierra o arriesgamos nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de la vida”.

“Se consume más de lo que la Tierra soporta”

Una afirmación tajante que no acepta términos medios ¿Cómo se sustenta?

En la confluencia actual de tres crisis estructurales. La crisis debido a la falta de sustentabilidad del planeta Tierra; la crisis social mundial; y la crisis del calentamiento creciente.

¿Puede ejemplificar esa afirmación?

A nivel social, casi la mitad de la humanidad vive hoy por debajo del nivel de miseria. Las cifras son aterradoras. El 20% más rico consume el 82,49 % de todas la riqueza de la Tierra y el 20% más pobre, se tiene que contentar con un minúsculo 1,6%.

En cuanto al calentamiento de la Tierra, la FAO (Organización de la ONU para la Alimentación) ha advertido de que en los próximos años habrá entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos. Las previsiones más dramáticas hablan de un aumento para 2035 de 4°C. Y se especula para final del siglo con un aumento de 7°C. Si esto realmente se produce, ningún tipo de vida hoy conocido podrá sobrevivir. En cuanto a la crisis de sustentabilidad, doy un ejemplo ilustrativo: la humanidad está hoy consumiendo un 30% más de la capacidad de reposición. Es decir un 30% más de lo que la Tierra misma puede reponer.

Sin embargo esta tendencia consumista del planeta no es nueva...

No. Pero lo que es nuevo son los niveles acelerados de ese deterioro. Según estudios de todo crédito, en 1961 precisábamos de la mitad de la Tierra para dar respuesta a las demandas humanas. En 1981 se daba un empate, es decir ya necesitábamos la Tierra entera. En 1995 sobrepasamos en un 10% la capacidad de reposición, aunque todavía era soportable. En 2008, superamos el 30%. La Tierra está dando señales inequívocas de que ya no aguanta más.

“En algunos años se necesitarían dos Tierras”

¿Con perspectivas futuras todavía más preocupantes?

Si se mantiene el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial entre 2-3% por año, como está previsto, en 2050 necesitaríamos dos planetas Tierra para dar respuesta al consumo, lo que es imposible porque contamos con una sola.

¿Eso obliga a comenzar a pensar en otro paradigma de civilización?

En efecto. No podemos producir como venimos haciendo hasta ahora. El actual modelo de producción, el capitalista, parte del falso presupuesto que la tierra es como un gran baúl del cual se pueden sacar recursos indefinidamente para obtener beneficios con la mínima inversión posible en el tiempo más corto. Hoy queda claro que la Tierra es un planeta pequeño, viejo y limitado que no soporta una explotación ilimitada. Tenemos que dirigirnos hacia otra forma de producción y asumir hábitos de consumo distintos. Producir para responder a las necesidades humanas en armonía con la Tierra, respetando sus límites, con un sentido de igualdad y de solidaridad con las generaciones futuras. Ése es el nuevo paradigma de civilización.

Copenhague: la influencia del poder económico

Para volver al hoy y al aquí... En pocas semanas se celebrará en Copenhague la Conferencia sobre el Clima. ¿Hay perspectivas de un acuerdo?

Hay una premisa clave. Debemos hacer todo lo posible para estabilizar el clima evitando que el calentamiento de la tierra sea mayor a 2 ó 3 grados y que la vida pueda continuar. Comprendiendo que ya ese calentamiento implicaría una devastación de la biodiversidad y el holocausto de millones de personas, cuyos territorios no serán más habitables, especialmente en África y en el sudeste asiático. Me preocupa, en ese escenario, la irresponsabilidad de muchos gobiernos, especialmente de los países ricos, que no quieren establecer metas consistentes para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y salvar el clima. ¡Una verdadera ecomiopía!

¿Eso proviene de una falta de voluntad política para llegar a acuerdos?

Sobre todo de un conflicto de intereses. Las grandes empresas, por ejemplo las petroleras, no quieren cambiar porque perderían sus enormes ganancias actuales. Hay que entender la interdependencia del poder político y el económico. El gran poder es el económico. El político es una derivación del económico. Los Estados, en muchos casos, no representan los intereses de los pueblos sino de los grandes actores económicos.

En caso de un fracaso de Copenhague, ¿cuál sería el escenario posterior en lo que concierne a la ya grave situación climática?

A mi entender, si hay una frustración política, eso puede significar un reto enorme para la sociedad civil. Para que se movilice, presione y promueva los cambios que vienen siempre de abajo. Confío en eso: la razón, la prudencia, la sabiduría vendrán de la sociedad civil. Será también, en cuanto al clima, el principal sujeto histórico. Ningún cambio real viene de arriba, sino de abajo.

Y a pesar de lo difícil del presente, tengo la confianza que no se trate de una tragedia que acabará mal sino de una crisis que purifica y que nos permita dar un salto en la dirección de un futuro mejor.

¿Con un programa común para salvar la Tierra?

Impulsando una bio-civilización que deberá promover cuatro ejes esenciales. El uso sustentable, responsable y solidario de los limitados recursos y servicios de la naturaleza. El control democrático de las relaciones sociales, especialmente sobre los mercados y los capitales especulativos. Un ethos mínimo mundial que debe nacer del intercambio multicultural, enfatizando en la compasión, la cooperación y la responsabilidad universal. Y la espiritualidad, como dimensión antropológica y no como un monopolio de las religiones. Debe desarrollarse como expresión de una conciencia que se siente parte de un Todo mayor, que percibe una Energía poderosa y que representa el sentido supremo de todo.

Vida de compromiso

Leonardo Boff nació en Concordia, Estado brasilero de Santa Catarina.

En diciembre del 2008 cumplió 70 años (nació el 14 de diciembre de 1938).

Para esa ocasión se publicó en Suiza el libro: “Leonardo Boff: abogado de los pobres”, en homenaje a su trabajo pastoral y de acompañamiento de los movimientos populares y sociales de Latinoamérica. Y en reconocimiento a su producción literaria. Ha escrito hasta el momento 82 libros, muchos de ellos traducidos a decenas de lenguas.

En los años setenta, fue uno de los “padres” fundadores de la Teología de la Liberación. Lo que le valió una primera sanción del Vaticano en 1985. Ante una nueva amenaza de sanción Boff renunció a sus actividades sacerdotales en 1992 y se autoproclamó al estado laico.

Además del Doctorado Honoris Causa que recibe en noviembre de este año de la Universidad de Neuchâtel, obtuvo igual título honorífico, entre otras, de las universidades de Lund (Suecia); Londres (Gran Bretaña); Turín (Italia) y San Leopoldo (Brasil).

En diciembre del 2001 recibió el Premio Nobel Alternativo de la Paz por sus aportes a la lucha por la defensa del clima y su compromiso social.

En la actualidad continúa sus aportes teológicos, con un particular acento en la temática ecológica. Es asesor del Movimiento de los Trabajadores rurales sin Tierra (MST) y de las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) de Brasil.

Sergio Ferrari. Colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria.

Guerra, paz y el Nobel de Obama

Noam Chomsky

Las esperanzas y perspectivas para la paz no estaban bien fundadas ni de lejos. La tarea consiste en afinarlas. Presumiblemente fuera ése el intento de la comisión del Premio Nobel de la Paz al elegir al presidente Barack Obama. El premio “parecía una suerte de plegaria e impulso de la comisión del Nobel a un liderazgo estadounidense más consensuado”, tal y como escribieron Steven Erlanger y Cerril Gay Stolberg en The New York Times. La naturaleza de la transición Bush-Obama radica directamente en la probabilidad de que las plegarias y los ánimos puedan implicar algún progreso.

Las preocupaciones de la comisión del Nobel eran válidas. Escogían la retórica de Obama en punto a la reducción del armamento nuclear. Precisamente ahora las pretensiones nucleares de Irán dominan los titulares. Las advertencias son que Irán puede estar ocultando algo a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (IAEA) y violando la Resolución 1887 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada el mes pasado y jaleada como una victoria de los esfuerzos de Obama por contener a Irán. Significativamente, el debate sigue sobre si la reciente decisión de Obama de reconfigurar los sistemas de defensa de misiles en Europa es una capitulación ante los rusos o un pragmático paso adelante en la defensa de Occidente ante un ataque nuclear iraní.

El silencio es a menudo más elocuente que el más atronador de los clamores, de modo que atendamos a aquello que permanece implícito.

En pleno furor sobre la doblez iraní, la IAEA aprobó una resolución en que exhortaba a Israel a suscribir el Tratado de no proliferación nuclear (NPT) y abrir sus instalaciones nucleares a su inspección. Los Estados Unidos y Europa intentaron bloquear la resolución, pero ésta salió adelante de todos modos. Los medios de comunicación obviaron en la práctica el acontecimiento. Los Estados Unidos aseguraron a Israel su apoyo al rechazo de la resolución, reiterando un acuerdo secreto que ha permitido a Israel mantener su arsenal nuclear a resguardo de las inspecciones internacionales, según funcionarios habituados a esos arreglos. De nuevo los medios de comunicación permanecieron en silencio.

Los funcionarios indios saludaron la Resolución 1887 de la ONU con el anuncio de que la India “puede construir ahora armas nucleares del mismo poder destructivo que los arsenales con mayor poder nuclear del mundo”, según informó Financial Times. Tanto la India como Pakistán están aumentando sus programas de armamento nuclear. Han estado por dos veces cerca de la guerra nuclear, y los problemas que a punto han estado de encender la catástrofe permanecen vivos en gran medida.

Obama saludó la Resolución 1887 de modo distinto. El día antes de que se le concediera el premio Nobel por su compromiso con el estímulo de la paz, el Pentágono anunciaba que estaba acelerando la distribución de las más letales armas no nucleares en su arsenal: 13 toneladas de bombas para bombarderos sigilosos B-2 y B-52, diseñadas para destruir búnkeres ocultos en profundidades y protegidos por 10.000 libras de hormigón. No es ningún secreto que esos cazadores de búnkeres podrían emplearse contra Irán. Los planes por tales “destructores de artillería masiva” empezaron en los años de Bush, pero languidecieron hasta que Obama hizo un llamamiento a desarrollarlos más rápidamente cuando llegó al poder.

Unánimemente aprobada, la Resolución 1887 exhorta a poner fin a las amenazas de fuerza y a la firma por todos los países del NPT, como hiciera Irán hace años. Quienes no lo han firmado son la India, Israel y Pakistán y todos ellos han desarrollado armas nucleares con la ayuda de los EEUU, violando el NPT. A diferencia de los Estados Unidos, Israel y la India (que ocupa brutalmente Cachemira), Irán no ha invadido a ningún otro país desde hace centenares de años. La amenaza de Irán es minúscula. Si tuviera armas nucleares y sistemas de transporte para utilizarlos, el país sería desintegrado. El analista estratégico Leonard Weiss apunta que creer que Irán vaya a utilizar armamento nuclear para atacar a Israel o a cualquier otro “es tanto como asumir que los líderes iraníes están locos” y que están deseando ser reducidos a “polvo radioactivo”, y añade que los submarinos portamisiles de Israel son “prácticamente impermeables a los ataques militares preventivos”, por no hablar del inmenso arsenal estadounidense.

En sus maniobras navales de julio, Israel envió sus submarinos Dolphin, capaces de transportar misiles nucleares al mar rojo a través del Canal de Suez, a veces acompañados de buques de guerra, a una posición desde donde podrían atacar a Irán, ya que tienen el “derecho de soberanía” para hacerlo, según el vicepresidente de los EEUU, Joe Biden.

No es la primera vez que se cubre con un velo de silencio lo que aparecería en titulares de portada en sociedades que valoraran su libertad y se preocuparan por el destino del mundo. El régimen iraní es duro y represivo y persona humana alguna quiere que Irán o cualquier otro disponga de armamento nuclear. Pero un mínimo de honestidad no haría daño al tratar estos problemas. Al Premio Nobel de la Paz, huelga decirlo, no le interesa sólo la reducción de la amenaza de una guerra nuclear terminal, sino más bien la guerra en general y la preparación para ésta. En lo tocante a esto, la selección de Obama produce sorpresa, no menor en Irán, rodeado de ejércitos de ocupación estadounidenses.

En las fronteras de Afganistán y Pakistán, Obama ha intensificado la guerra de Bush y es probable que prosiga ese camino, quizás con dureza. Obama ha dejado claro que los Estados Unidos proyectan a largo plazo un despliegue mayor en la región. Lo indica suficientemente esa enorme ciudad dentro de la ciudad llamada la embajada de Bagdad, distinta de cualquier otra embajada del mundo. Obama ha anunciado la construcción de macroembajadas en Islamabad y Kabul y consulados enormes en Peshawar y en todas partes.

Informes independientes sobre presupuestos y controles de seguridad para el ejecutivo sostienen que la demanda de la “administración de 538.000 millones de dólares para el Departamento de Defensa en el año fiscal 2010 y su acreditada intención de mantener un nivel alto de financiación en los próximos años colocan al presidente en el camino de gastar más en defensa, en dólares reales, que cualquier otro presidente en un solo mandato desde la Segunda Guerra Mundial”. “Y no se contabilizan los 130.000 millones adicionales que la administración ha solicitado para financiar las guerras de Iraq y Afganistán durante el próximo año, lo que supondrá un gasto militar previsto para los próximos años aun mayor.”

La comisión del Premio Nobel de la Paz bien podría haber elegido opciones verdaderamente dignas, entre las que destaca la excepcional activista afgana Malalai Joya. Esta valiente mujer sobrevivió a los rusos y después a los islamistas radicales, cuya brutalidad fue tan extrema que la población dio la bienvenida a los talibanes. Joya ha resistido también a los talibanes y ahora al retorno de los señores de la guerra bajo el gobierno de Karzai. Durante todo este tiempo, Joya ha trabajado concienzudamente por los derechos humanos, especialmente por los de las mujeres; ha sido elegida al parlamento y posteriormente expulsada por seguir denunciando las atrocidades de los señores de la guerra. Actualmente vive bajo gran protección, pero prosigue el combate, de palabra y de hecho. Mediante acciones así, repetidas en todas partes lo mejor que podamos, las expectativas de paz se acercan lentamente a las esperanzas.

Noam Chomsky, el intelectual vivo más citado y figura emblemática de la resistencia antiimperialista mundial, es profesor emérito de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachussets en Cambridge y autor del libro Imperial Ambitions: Conversations on the Post-9/11 World.

Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Escribano

Fuente: http://www.inthesetimes.com/article/5134/war_peace_and_obamas_nobel/

miércoles, 12 de agosto de 2009

China, contra todos los huracanes

Hedelberto López Blanch
Rebelión

Pese a los grandes terremotos económicos que han estremecido al mundo desde que los primeros estertores comenzaron a percibirse en Estados Unidos, China ha logrado evadir la mayoría de las dificultades y se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático crecerá 8,5 % este año.

Los datos, divulgados por el Banco de Comunicaciones de Beijing, aseguran que el aumento será de 9 % en el tercer trimestre y 9,8 % en el cuarto, lo cual convertirá a la nación asíatica en una de las pocas del orbe en alcanzar su meta económica, por lo cual atraerá mayores inversiones y elevará su consumo doméstico.

Los renglones que tendrán un fuerte impulso serán los bienes inmuebles, la construcción de infraestructura y el sector industrial.

De las 27 provincias, municipalidades y regiones autónomas del gigante asiático, 13 tuvieron crecimientos superiores a 10 % en los primeros seis meses del año, para superar las previsiones de los analistas, según señaló un artículo del diario Shanghai Securities News.

Un vocero del Centro de Información Estatal explicó que ese resultado se debe a los variados programas de estímulos económicos puestos en marcha por el gobierno, como la expansión de la inversión y el aumento de los préstamos, que han impulsado la inversión nacional y la producción industrial, además de frenar el desempleo y permitir grandes ganancias a las empresas.

El paquete de estímulos gubernamentales, entregados en septiembre último por los bancos, se situó en 585 000 millones de dólares y se ha utilizado también en obras de infraestructura, en la red de seguridad social, atención sanitaria y proyectos rurales de desarrollo para ir paliando los desniveles entre el campo y la ciudad.

Para reforzar los buenos augurios de la economía, datos suministrados en un informe de la corporación China Internacional Capital y publicados por el Shanghai Securities New, señalan que en la primera mitad del año los bancos prestaron la cifra récord de 7,37 billones de yuanes (alrededor de 1,3 billones de dólares).

La corporación indicó que la cantidad podría llegar a los 10 billones de yuanes, el doble de lo previsto por las autoridades para todo el año 2009.

En el éxito de estos resultados ha tenido que ver en forma directa, el control estatal sobre los bancos, los cuales cuentan con grandes volúmenes de dinero que le han permitido entregar amplios préstamos, a la par de ser depositarios de los ahorros de empleados y empresas.

Hace cerca de dos años, cuando la crisis comenzó a apretar a Estados Unidos y a la Unión Europea, que les obligó a reducir sus importaciones desde China, la nación asiática cuidó el control sobre el desempleo y mantuvo los salarios a quienes no perdieron sus plazas.

Los recortes de plantillas motivaron que muchos trabajadores de las ciudades industriales costeras se reubicaran en los proyectos de infraestructuras; regresaran a laborar en los campos, o fueran recapacitados para realizar otras tareas, lo que hizo posible que el desempleo en las fábricas se sitúe actualmente en solo 4,2 %.

Otras cifran apoyan su reactivación. Por ejemplo, la producción industrial aumentó más de 10 % en junio y ha sido asimilada en gran parte por la demanda interna. Esto se debió a que los ingresos monetarios en la zona urbana crecieron 11,2 % por persona y en la rural 8,1 %, en comparación con 2008.

Por otra parte, ese país cuenta con las mayores reservas de divisas del mundo, 2,13 billones de dólares, que representan el doble de las de Japón, el segundo país en esa lista. Solo en los últimos 12 meses, las reservas de Beijing subieron 17,8 %.

Estos lauros ocurren cuando informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) auguran que el PIB mundial se reducirá este año 1,3 %, mientras que el Banco Mundial es más pesimista al afirmar que la disminución será 3 %, sin incluir al gigante asiático y a la India.

Ante estos elementos, los analistas aseguran que no esta lejos el día en que China sobrepase a Japón y se convierta en la segunda economía mundial, después de Estados Unidos.

A finales del pasado año, según datos del FMI, Japón tenía un PIB de 4 867 billones de dólares, seguido por China que contaba con 3 942 billones.

Para este año, los pronósticos de la institución financiera internacional, publicados antes del recrudecimiento de la crisis mundial, señalaban que la cifra se reduciría a 597 000 millones pues el primero llegaría a 5 027 billones y el segundo a 4 430 billones.

Japón ha visto disminuir sus exportaciones a poco menos de la mitad, grandes empresas han quebrado o disminuido drásticamente el número de empleados y se estima que su PIB para este año será cero o menor.

Con la estabilidad demostrada por China, que desde 2001 su PIB ha crecido como promedio 11,8 %, todo indica que más temprano que tarde, el gigante asiático desplazará a Japón al segundo escaño.

martes, 11 de agosto de 2009

Cómo el capitalismo se salva a sí mismo durante las crisis

Manuel Freytas
IAR Noticias, Rebelion

De una forma brutal (y todavía sin resistencia social) el sistema capitalista (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso recesivo económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia), por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social ("ajustes"), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral.

En este proceso de "sobreexplotación capitalista" (que retrocede las conquistas sociales y sindicales a estadios inferiores) se explica el mantenimiento de la rentabilidad empresarial (ganancias capitalistas) mientras la economía mundial se desploma por efectos de la crisis recesiva global.

La crisis hipotecaria en EEUU, primero, la irradiación de la crisis a los mercados financieros globales, después, la baja de exportaciones e importaciones con caída del consumo y despidos laborales, luego, terminaron de configurar un proceso económico-recesivo que amenaza con arrasar los cimientos del modelo de explotación capitalista vigente a escala global.

Desde que estallara el colapso bancario y bursátil en septiembre de 2008, el sistema nunca pudo recuperarse, y finalmente la crisis de la "economía de papel" terminó impactando en la "economía real", primero en las metrópolis imperiales de EEUU y Europa, extendiéndose luego por toda la periferia "subdesarrollada" y "emergente" de Asia, África y América Latina.

No obstante las "señales optimistas" que lanzan Obama y las autoridades europeas, los propios datos oficiales prevén que, con los mercados de crédito paralizados, en los próximos meses más empresas ingresen en un proceso de bancarrota y anuncien nuevos despidos (sumados a los ya existentes), y los consumidores se ajusten aún más el cinturón, a medida que la ausencia de crédito afecta su capacidad de endeudamiento.

Pero la llamada "crisis" tiene claramente dos lecturas paralelas: Por un lado, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.

Mientras el proceso inflacionario-recesivo desatado desde las economías centrales (EEUU y Europa) ya genera hambre, pobreza y devaluación acentuada del poder adquisitivo de las mayorías a escala planetaria, un selecto grupo de mega-empresas y multimillonarios multiplican a escala sideral sus activos empresariales y sus fortunas personales.

Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsa en todas sus variables, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.

Está claro entonces que lo que es "crisis" para unos (los despedidos y los sectores más desprotegidos de la sociedad), resulta "burbuja ganancial" para otros (el capitalismo financiero que desató la crisis con la economía del apalancamiento especulativo).

Los que se benefician con la crisis

El actual proceso económico recesivo prueba nuevamente que durante las crisis los consorcios directrices del sistema capitalista descargan ( y trasladan) sus "pérdidas" al conjunto de la sociedad mientras concentran ganancias privadas dentro de un nuevo ciclo económico.

Desde el desenlace de la crisis financiera, septiembre de 2008, el sistema capitalista central (EEUU-potencias del euro) ensayó tres formas combinadas para "trasladar" la crisis al conjunto de la sociedad:

A) El capitalismo financiero, con el argumento de la "catástrofe económica" utiliza dinero público (de toda la sociedad) para salvar al capitalismo privado y generar un nuevo ciclo financiero de rentabilidad del capital. En este proceso, el peso del costo lo llevan los sectores sociales menos "diversificados" que pagan impuestos a través de sus ingresos y salarios.

B) El capitalismo industrial o comercial, con el argumento de la "catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, y "sobreexplotación" de la fuerza que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.

C) Los Estados capitalistas bajan "costo social" por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.

Se trata, en suma, de una "socialización de las pérdidas" para subsidiar un "nuevo ciclo de ganancias privadas" con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista".

De esta manera, el sistema capitalista (por medio de los Estados y las empresas) descarga el peso de la crisis sobre el sector más débil de la sociedad: Los pobres y los sectores más desprotegidos (que siguen sumando población sobrante) y los asalariados (la fuerza laboral masiva) que sirven como variable de ajuste para la preservación de la rentabilidad capitalista durante la crisis recesiva.

Como contrapartida de los "ajustes salvajes" (con módulo experimental en California) que se avecinan, el Estado USA (con dinero de los impuestos pagados por toda la sociedad) ya utilizó US$ 4 billones destinados al rescate de las entidades y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva.

En octubre de 2008, mediante los fondos estatales de "rescate financiero" lanzados por Bush (hoy continuados por Obama), los Estados imperiales USA-UE reciclaron una nueva "burbuja" ganancial no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino que ponen compulsivamente los recursos públicos al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente crisis de la economía real que marcha por vía paralela.

Los gigantescos paquetes de estímulo lanzados por los gobiernos han ido a parar a los mercados financieros creando una "burbuja" especulativa que está haciendo subir las bolsas desde hace tres meses, mientras el resto de la economía, principalmente en EEUU y Europa, se desploma.

Los que pagan la crisis

La primer ley histórica del capitalismo es la preservación de la rentabilidad (base de la concentración de riqueza en pocas manos), aún durante las crisis.

De manera tal que, cuando estallan las crisis de "sobreproducción" (por recesión y achicamiento de demanda) el sistema aplica su clásica fórmula para preservar la rentabilidad vendiendo y produciendo menos: Achicamiento de costos.

En esa receta de "achicar costos" sobresalen claramente, en primera línea, los laborales (de las empresas) y los sociales (del Estado) para compensar la falta de ventas y de recaudación fiscal.

En consecuencia (y como ya está probado históricamente): Las empresas mantienen sus rentabilidades, sube la recesión, sube la desocupación, cae el consumo, y se expande la pobreza y la exclusión social.

De acuerdo a la OIT, en 2009 unas 50 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus trabajos debido a la crisis económica. Multiplicado por una "familia tipo" (cuatro personas por despedido) esto implica que alrededor de 200 millones de personas serían afectadas por la desocupación en el curso de este año.

Hay una estimación -alimentada por números oficiales- que expresa que la presente crisis recesiva global va a arrojar (como consecuencia de los despidos y del achicamiento del consumo) a más de 1000 millones de personas a la pobreza y a la marginalidad.

Los analistas y periodistas del sistema se preocupan por las pérdidas empresariales y por los efectos de la crisis en los países centrales, obviando que la crisis más aguda del consumo y de la desocupación, tanto en EEUU como en Europa, la sufren los empleados y obreros de baja calificación que están conformando un peligroso bolsón masivo de protestas y conflictos sociales.

Las masas asalariadas (la fuerza laboral mayoritaria) y los sectores más desposeídos de la sociedad (los pobres estructurales) pagan el grueso de la crisis capitalista por medio de los ajustes sociales, despidos, suspensiones, reducción de salarios, supresión de beneficios sociales, abolición de indemnización por despidos, reducción de aportes patronales, etc.

En este escenario, hay un "costo laboral" y un "costo social" de la crisis capitalista que pagan los asalariados y las mayorías más desposeídas.

Refiriéndose al "costo laboral", señala Jorge Altamira: "La resultante (de la crisis) ha sido una fenomenal intensificación del trabajo del personal que siguió ocupado. Otro aspecto es la reducción directa de los salarios, o la reducción de la jornada laboral acompañada por una reducción mayor de los sueldos".

"La cifra oficial de desempleo en EEUU -añade Altamira- es de 9,5% de la población activa, unos veinte millones de trabajadores, pero cuando se añade a las personas que han dejado de buscar trabajo, a las que están obligadas a trabajar menos (6%) y a la población carcelaria -el porcentaje se eleva a los veinte puntos, o sea a cuarenta millones de desempleados".

"Otro elemento fundamental es el recorte en los aportes patronales a la cobertura de salud, que forma parte del llamado "costo laboral", el número de personas sin protección médica ha crecido en forma impresionante", concluye.

Pero, al "costo laboral" que señala Altamira, hay que agregar el "costo social" que pagan los asalariados y pobres s.3a través de las quitas impositivas al salario y a los impuestos que gravan el consumo de alimentos y productos esenciales para la supervivencia.

Las masa más desprotegida y los asalariados "cautivos" pagan la crisis de dos maneras:

1) A través de las cargas fiscales a los salarios (que se le descuentan compulsivamente de su sueldo),

2) a través de los impuestos al consumo (que paga en el momento que compra alimentos o productos gravados para el consumidor).

En este contexto, la masa asalariada (mayoritaria y peor paga) y los pobres, son los mayores perjudicados por la utilización fraudulenta (estafa con el Estado capitalista) de fondos de impuestos públicos para salvar a empresas privadas, ya que no cuentan con los recursos (ahorros y medios capitalistas de supervivencia) de las clases altas o medias altas.

En este cuadro, los ocupados pagan la crisis con su salario y con lo que consumen, mientras que los desocupados y marginados sociales lo hacen a través de los pocos productos que puedan puedan adquirir para su supervivencia inmediata.

lunes, 10 de agosto de 2009

EEUU "ajusta" a los pobres y Goldman Sach gana USA 100 millones diarios

Manuel Freytas
IAR Noticias, Rebelion

Las noticias van por vía paralela (y no se tocan entre sí): Por un lado, Goldman Sach, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis. Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsa en todas sus variables, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.

Las dos noticias generalmente se sitúan en las antípodas: Por un lado, los datos oficiales y privados indican que las principales variables de la economía estadounidense siguen debilitadas y sin atisbo inmediato de recuperación, y por otro, y desde hace más de tres meses, los grandes pulpos financieros y las bolsas no dejan de acumular ganancias.

De acuerdo con el último informe de la Reserva Federal (Fed), del 31 de julio pasado, aunque el ritmo de descenso económico parece haberse "desacelerado", el mercado laboral continúa debilitándose, los mercados financieros permanecen bajo tensión y las condiciones crediticias siguen siendo inferiores a lo normal.

La tasa de desempleo -según un documento de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER)- se está acercando al pico registrado en la recesión de 1981-82 y la magnitud de la pérdida de trabajos es la peor desde la recesión de 1948-49.

La tasa de desempleo -según el documento- se está acercando al pico registrado en la recesión de 1981-82 y la magnitud de la pérdida de trabajos es la peor desde la recesión de 1948-49.

La caída en el Producto Interno Bruto es la más profunda desde la crisis de 1957-58 y los estadounidenses no han visto sus ahorros personales evaporarse tanto desde la Gran Depresión.

En este escenario de "crisis estructural", no obstante, las bolsas mundiales con Wall Street a la cabeza (y con el dinero estatal de los fondos de rescate), registran ganancias siderales, y los grandes bancos y entidades financieras (los súper pulpos de la especulación financiera que han sobrevivido como los "ganadores" de la crisis) cosechan dividendos multimillonarios.

Así, mientras en el Estado de California la crisis recesiva con desempleo masivo ya obligó a realizar un "ajuste salvaje" que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados, otra información consigna que la mayoría de los grandes bancos estadounidenses ( Morgan Stanley, Bank of América, Goldman Sach, JPMorgan Chase, etc) han cosechado ganancias siderales pese a la crisis económica recesiva que derrumba a la economía real.

Todas estas instituciones madres del sionismo financiero USA, reportaron ingresos exorbitantes en el segundo trimestre, y se configuraron como las "grandes ganadoras" entre los que hacen negocios con la crisis recesiva en la primera potencia imperial.

Por supuesto que, entre ambas noticias (la crisis estructural y la burbuja bursátil), no se consigna (como detalle) que una porción significativa de los ingresos bancarios del segundo trimestre provienen de la especulación financiera con el petróleo y las materias primas en los "mercados a futuro" que vuelve a impactar como suba en el precio de los alimentos y de la energía mundial.

Un caso emblemático es el del gigante financiero Goldman Sach, uno de los mayores beneficiados con los fondos públicos de los "rescates financieros", que anunció ganancias récord en el segundo trimestre del año.

Según informó Goldman Sachs, el jueves 5 de agosto, los operadores de la entidad ganaron más de US$ 100 millones (69,42 millones de euros) de ingresos durante cada uno de los cuarenta y seis días del segundo trimestre, registrando pérdidas en tan sólo dos jornadas, lo que -según el Financial Times- pone de manifiesto la "solidez de sus operaciones".

El mes pasado, Goldman dio a conocer los resultados del segundo trimestre, con unos beneficios de US$ 2.700 millones y unos ingresos récord de US$ 6.800 millones de operaciones derivadas de renta fija, materias primas y divisas, y tipos de interés (léase negocios con la especulación financiera en los mercados de las materias y el petróleo).

Los conocidos como ingresos FICC se incrementaron frente al anterior récord de US$ 6.600 millones del primer trimestre. Expertos de Goldam Sach atribuyen estos resultados, presentados ante la Comisión del Mercado de Valores de EEUU (SEC), a un boom en las operaciones de renta fija y renta variable (léase especulación finaciera).

Los resultados del segundo trimestre de Goldman también reflejan que la entidad ha seguido ganando elevadas comisiones por sus operaciones (de especulación financiera), en parte por la menor competencia a la que se enfrenta, apunta el Financial Times.

En opinión de Brad Hintz, analista de Sanford Bernstein citado por el Financial, las condiciones favorables se mantendrán. "Los mercados tienen más liquidez y el volumen de las operaciones va en aumento, dos noticias positivas para las grandes operadoras de bonos de Wall Street,” explica Hintz en su último informe.

Y mientras Goldman Sach vive la "alegría" ganancial con la burbuja especulativa ¿Como le va a la economía real de EEUU?

"La economía de EEUU sigue en situación precaria, con uno de cada seis trabajadores en paro o subempleado. Aun así, Goldman Sachs acaba de anunciar beneficios trimestrales históricos, y se prepara para repartir enormes primas, comparables a las que pagaba antes de la crisis", señala el premio Nóbel de economía Paul Krugman en un artículo titulado: La alegría de Goldman Sachs.

Para Krugman las elevadas ganancias de Goldman Sach demuestran en primer lugar que "los malos hábitos de Wall Street (sobre todo, el sistema de compensación que contribuyó a generar la crisis financiera) no han desaparecido. Segundo, demuestra que, al rescatar el sistema financiero sin reformarlo, Washington no ha hecho nada para protegernos de una nueva crisis y, además, ha hecho que sea más probable que se vuelva a producir".

"Las enormes primas que Goldman pronto repartirá -apunta el economista- ponen de manifiesto que las empresas de altos vuelos del sector financiero siguen funcionando según el sistema de que si sale cara ellas ganan y si sale cruz otros pierden".

Refiriéndose al sector donde Goldman gana dinero, señala Krugman: "Durante la generación anterior (desde la liberalización de la banca de los años de Reagan), la economía estadounidense ha estado financiarizada. La importancia del negocio de mover el dinero, de rebanar, trocear y reenvasar activos financieros, ha subido vertiginosamente en comparación con la de la producción real de cosas útiles. Eso que se ha dado en llamar oficialmente sector de "seguros, contratos de mercancías e inversiones" ha crecido muy deprisa, desde sólo un 0,3% del PIB a finales de los años setenta hasta el 1,7% en 2007.

Hay que destacar, en ese sentido, que, según analistas especializados de Wall Street, un 60% del precio del petróleo crudo y de las materias primas alimentarias tiene como causal a la especulación en futuros no regulada, de fondos precisamente autodenominados "especulativos", bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.

En este tercer frente del negocio agro-energético financiero (productor directo de la hambruna y la inflación mundial) se encuentran en primera línea Goldman Sach y Morgan Stanley, súper-gigantes de la especulación financiera en alta escala del capitalismo trasnacional sionista con asiento en Wall Street.

En este escenario, los precios no se fijan sólo por la demanda del consumo, sino básicamente por las necesidades comerciales y la demanda especulativa en los mercados financieros agro-energéticos.

De este accionar monopólico y de la acción especulativa en los principales mercados de materias primas, entre cuyas herramientas financieras se encuentra el ICE [Intercontinental Exchange] de Londres y las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago, provienen principalmente las ganancias siderales del mega-consorcio financiero Goldman Sach.

En consecuencia, controlados por las corporaciones trasnacionales, y despojados de su condición de "bien social", el petróleo y los alimentos se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación financiera, convirtiéndose en la causa principal de las hambrunas y conflictos sociales que ya empiezan a desarrollarse por todo el planeta, y que ya despunta una crisis social en Europa y en la primera potencia imperial.

Forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio USA se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense.

Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el "libre mercado" (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto social de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.

El mismo Imperio que ya puso US$ 4 billones de los fondos del Estado (que hoy impulsan las ganacias siderales de los pulpos financieros como Goldman Sach) al servicio del salvataje de los bancos y empresas privadas quebradas por la crisis, en California, el primer Estado de la Unión ,ya empezó a reducir los gastos destinados a los sectores más pobres y desprotegidos de la población.

En resumen, las noticias van por vía paralela:

Por un lado, Goldman Sach y los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad) puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.

Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsan en todas sus variables, los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" y una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.

viernes, 7 de agosto de 2009

Mexicanos comen menos por la crisis

Alberto Nájar
BBC Mundo


Desde hace varios meses Emerenciana Martínez dejó de comer un día a la semana porque el dinero no le alcanza para comprar todos sus alimentos.

No es la única que lo hace, pues la mayoría de sus vecinos del barrio Alfareros en Chimalhuacán, un municipio marginado al oriente de la capital mexicana, quitó la carne de res de su dieta cotidiana.

"Aquí no hay persona que no tenga hambre, ves a los niños cada vez más flacos", dijo Martínez en conversación con BBC Mundo.

Es una nueva cara de la crisis económica en México, donde cifras oficiales revelaron que por lo menos 2,6 millones de familias dejaron de comer un día a la semana por falta de recursos.

Esta cifra representa el 9,9% del total de hogares mexicanos.

Analistas advirtieron el riesgo de que aumente la desnutrición y las enfermedades degenerativas por esta causa.

"Es un síntoma de que cada vez hay más sectores de la población que caen en la pobreza", le dijo a BBC Mundo Julio Boltvinik, investigador del Colegio de México.

Actualmente el 47% de la población, unos 50,6 millones de personas, se considera viven en situación de pobreza patrimonial, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Secretaría de Desarrollo Social.
Menos comida

Según la más reciente encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 6,5 millones de hogares mexicanos cambiaron su dieta por la crisis económica.

Los datos del Módulo de Acceso a Alimentación del sondeo indicaron que el 24,5% de los entrevistados reconoció que come menos de lo que esperaba.

Los más afectados son los niños. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares, el 31% de los menores de edad tuvieron una dieta con poca variedad en los alimentos.

Además, en por lo menos un millón de hogares los niños se van a la cama con el estómago vacío, reveló el sondeo.

Un dato adicional es que las familias mexicanas compran cada vez menos carne de res o verduras, y las sustituyen con alimentos ricos en calorías y pocos nutrientes.

Riesgo de obesidad

Esto significa que la calidad de la dieta de los mexicanos se ha deteriorado en los últimos años, y que incidirá en el aumento de la obesidad en la población, dijeron los analistas.

"Son datos dramáticos, le dan una nueva cara a la imagen de la pobreza. Es algo que ya sabíamos pero que no se había podido medir", dijo Boltvinik.

Esta es la primera vez que el gobierno mexicano mide la cantidad de alimentos que consumen los habitantes del país.

La situación podría agravarse ante el anuncio de las autoridades de que a partir de 2010 aumentará el precio de la gasolina y la energía eléctrica.

domingo, 2 de agosto de 2009

California en emergencia: El polvorín que puede hacer estallar a EEUU

Manuel Freytas
IAR Noticias, Rebelion

La crisis recesiva con desempleo masivo que ya se expande por la mayoría de las regiones de la primera potencia imperial, azota con dureza extrema a California, el mayor Estado de la Unión, equivalente a la séptima economía mundial que ya afronta un cuadro potencial de huelgas y protestas sociales. En este escenario, California (por la importancia estratégica de su economía) conforma un primer módulo experimental de "ajuste salvaje" que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados y con los números de sus economías en rojo.

Lo que parecía impensable hasta ahora, ya está sucediendo: Los "ajustes salvajes", que históricamente fueron exportados por el FMI (el gendarme financiero global) a los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina, llegaron, como una extraña paradoja de la historia, a la primera potencia imperial.

Mientras la administración de Obama y las usinas financieras USA derraman todo tipo de teorías y de pronósticos "esperanzadores" sobre una hipotética y "pronta recuperación", los números reales indican que (y mientras florece la especulación financiera en Wall Street) la primera economía imperial ha ingresado en un colapso generalizado de todas sus variables.

Curiosamente, y forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense.

Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el "libre mercado" (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto social de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.

El mismo Imperio que puso US$ 4 billones de los fondos del Estado (impuestos pagados por toda la sociedad) al servicio del salvataje de los bancos y empresas privadas quebradas por la crisis, hoy, en California como primer módulo experimental, se apresta a reducir los gastos destinados a los sectores más pobres y desprotegidos de la población estadounidense.

Insensible a los resultantes sociales de la crisis, la actual administración proyecta "reducir" el gasto del Estado en programas y planes vitales para la supervivencia de las mayorías que sufren con mayor crudeza el impacto del colapso económico.

En este escenario, California, con un nivel de desocupación récord para todo el país, se configura como el primer laboratorio experimental de un "ajuste salvaje" al más puro estilo de los aplicados en las periferias subdesarrolladas de Asia, África y América Latina.

El Congreso californiano aprobó el viernes, después de casi 20 horas de votación, un plan presupuestario que incluye recortes drásticos en programas sociales, diseñado para combatir un déficit calculado en más de US$ 26.000 millones en los próximos dos años.

Los problemas del rojo fiscal de California, que detenta un desempleo del 11,6% (récord para EEUU), se profundizaron este año por los efectos de la recesión que golpea a Estados Unidos, dejando al borde de la quiebra al primer Estado de la Unión que por sí solo equivale a la séptima economía del mundo.

La importancia estratégica de California dentro de la primera economía imperial, radica en que es el mayor Estado del país por población (38 millones de habitantes) y por PBI (1,84 billones de dólares que supone el 13,3% de todo EEUU, según datos de 2008). Si fuera un país independiente estaría entre las siete primeras potencias del mundo.

California (una región de México robada y anexada en 1848 por el naciente Imperio USA) cuenta con una población de 38 millones de habitantes y ocupa una superficie de 410.000 km², y se consolida como el estado más poblado de EEUU y el tercero con mayor extensión (después de Alaska y Texas).

Del total de la población de California, el 42,8% son blancos no hispanos, 35,9% son hispanos o latinos de cualquier raza, el 12,3% son asiáticos, y el 6,2% son negros o afroamericanos.

Este detalle adquiere relevancia especial, a la luz de otro dato: Más de 4 millones de californianos viven por debajo del nivel de pobreza.

Datos presentados por California Budget Project (CBP), una organización no lucrativa especializada en análisis para formulación de políticas, muestran que la cifra de californianos cuyos ingresos están por debajo del nivel de pobreza federal, subió cerca de 4.6 millones en 2007 (12.7 por ciento de la población).

Otros datos oficiales del presente revelan que la tendencia a disminuir ingresos y aumentar los índices de pobreza continúan en 2009, y destacan cómo el nivel de desempleo de los últimos 20 meses fue aumentando hasta alcanzar un record respecto de los otros Estados federados.

El director del Bakersfield Homeless Center (Centro para Gente sin Hogar) en California señaló que se registró un aumento de familias sin techo que llegan a golpear sus puertas debido a la crisis económico-recesiva. "El año pasado tuvimos un 34% de incremento en el número de familias sin techo y un 24% de alza de niños en la calle", afirmó.

El paquete de "ajuste salvaje" aprobado el viernes por el Congreso californiano, como lo califica la prensa norteamericana, consta de 31 leyes que impondrán profundos recortes en los gastos estatales y permitirá utilizar dinero de los gobiernos locales para balancear los libros del primer Estado de la Unión.

Un proyección anticipada del drástico recorte del gasto social aprobado prevé despidos y recortes de salarios a los empleados públicos, suspensiones laborales, vacaciones sin paga, planes de retiro anticipado, reducción de fondos para los jubilados, la educación y la salud pública, y recortes en los programas para paliar el hambre y la pobreza, que en California registra la tasa más elevada de EEUU.

Entre los recortes previstos por el "ajuste salvaje" se destacan unos US$ 1.300 millones menos para el programa de salud para las familias pobres, así como unos US$ 124 millones menos para el seguro de salud de más de 900.000 niños de hogares con bajos ingresos.

Los legisladores argumentaron las medidas extremas debido a que el Estado californiano registra un desempleo de dos dígitos que ha reducido la recaudación en concepto de impuestos sobre ingresos personales, la principal fuente de dinero en lo que al sistema impositivo se refiere.

La tasa de desempleo en California fue del 11,6% en junio, un alza del 7,1% frente al mismo período de 2008.

The New York Times señaló el miércoles que en California y otros tantos Estados, "a cada una de cinco personas le gustaría trabajar jornadas completas pero no puede".

La tasa oficial de desempleo en todo EEUU es de 9.5%, pero, según el Times, no incluye a aquellos que se han dado por vencido y han cesado de buscar trabajo y a los que se han visto obligados a reducir sus horas de trabajo.

De acuerdo con este panorama, si a estos desocupados y sub-ocupados se les incluyera en las estadísticas oficiales, la verdadera tasa de desempleo en California, afirma el Times, llegaría al 20.3%.

De acuerdo con el influyente diario neoyorquino, en el Estado de Oregon, la tasa rondaría el 23.5%, en Michigan y Rhode Island, el 21.5%, y en Carolina del Sur, el 20.5%. La cifra en Tennessee sería un poco menos del 20%, igual que en Nevada y otros Estados que "han dependido enormemente de la manufactura y la industria de la vivienda".

Por su parte, el Centro para los Estudios del Mercado de Mano de Obra (Labor Market Studies) en la Universidad Northeastern en Boston pone la tasa actual de desempleo en 18.2%, por encima de las cifras oficiales.

John Williams, de la organización Shadow Government Statistics sitúa la tasa del "desempleo alternativo" en 20.6%. Otros analistas estadounidenses calculan que la cifra de la desocupación real se sitúa en el 18.7%.

De acuerdo con David Rosenberg, ex jefe de economía de EEUU de Merrill Lynch: "Las cifras oficiales relacionadas con los desempleados se han duplicado durante la recesión hasta alcanzar los 14 millones, y si se toma en cuenta toda la flojera que existe en el mercado de mano de obra, las cifras no oficiales llegan a casi 30 millones, lo cual significa otro récord".

En el estado de Texas, que tiene el mayor porcentaje de personas no aseguradas, aproximadamente 866,000 personas perderán la cobertura de seguro médico.

En Florida, más de 3,500 personas a la semana están perdiendo la cobertura médica, en Nueva York, 2.500, en Illinois y Georgia, 1.600, en Nueva Jersey 1.200, y en Michigan, algo más de 1.000 personas a la semana.

En este escenario, California, con un nivel de desocupación récord respecto a todo el país, ya se presenta como un polvorín social a punto de estallar en el escenario global de la crisis recesiva estadounidense.

La organización social Families USA estima que en el período enero, 2008 y diciembre, 2000, 995,000 personas en el estado de California, perderán su seguro médico.

California no pudo escapar al estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU que comenzó en 2006 y, desde el pico más alto hasta marzo de 2009, los precios cayeron un 27,4%, según los informes oficiales, que indican que este descenso es el más pronunciado de todo el país. La debacle de la construcción (tanto residencial como terciaria) llevó a California a la mayor recesión desde la Gran Depresión.

El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los funcionarios y alienta las huelgas y protestas sociales que ya se ciernen como una amenaza en el primer Estado de la Unión.

El nuevo presupuesto aprobado el viernes proyecta menos gastos en educación, seguridad, prisiones, parques, salud y otros servicios, lo cual genera malestar ciudadano, señala un artículo del diario USA Today.

Según informaba la prensa estadounidense este fin de semana, ciudades y condados del Estado norteamericano más poblado ya presentan crecientes protestas por los recortes sociales previstos para paliar el déficit fiscal que azota con dureza extrema su economía.

De acuerdo con el diario USA Today, las expresiones de rechazo al "ajuste salvaje" ya alcanzan a varios alcaldes que tampoco aprueban la supresión de fondos municipales en aras de lidiar con más de 26 mil millones de dólares de déficit.

Antonio Villaraigosa, alcalde de la Ciudad de los Ángeles, advirtió que su comunidad va a luchar contra los recortes, mientras acompañaba a cientos de policías movilizados para protestar contra los recortes de recursos a la seguridad pública.

Por su parte, el alcalde de Santa Ana, Miguel Pulido, calificó de robo de alto nivel la componenda entre parlamentarios y el gobernador Arnold Schwarzenegger.

El diario La Opinión señala que, ante la magnitud y el alcance de los recortes sociales, se preparan movilizaciones sindicales y concentraciones de organizaciones frente al Congreso de California, ubicado en Sacramento.

Las señales son claras: La crisis financiera ya devino en recesión y amenaza (por efecto de la desocupación masiva) en convertirse en una crisis social de difícil pronóstico en EEUU.

La crisis social (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) se perfila como un emergente de la crisis recesiva- laboral que detonó escalonadamente como consecuencia de la crisis financiera en EEUU.

"El mercado laboral de Estados Unidos tiene un desempeño aún peor que el de la economía en general, lo que causa temores dentro y fuera del gobierno de que el resultado podría ser el de una recuperación sin empleos incluso cuando termine la recesión", señalaba la semana pasada The Wall Street Journal.

Salvar a los ricos y hundir a los pobres

Como contrapartida de los "ajustes salvajes" (con partida experimental en California) que se avecinan, el Estado USA (con dinero de los impuestos pagados por toda la sociedad) ya utilizó US$ 4 billones destinados al rescate de las entidades y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva.

En abril, la Comisión de Supervisión del Congreso de EEUU, encargada de evaluar los progresos del plan de rescate financiero aprobado en octubre de 2008, consignó que el total de las "ayudas", préstamos y garantías proporcionadas hasta la fecha a los bancos y empresas quebradas superaban los US$ 4 billones (unos tres billones de euros).

La Unión Europea (el complemento del Imperio USA) por su parte difundió en abril un informe según el cual desde septiembre de 2008 concretó más de 50 medidas nacionales para estabilizar el sistema financiero por un valor total de US$ 4 billones (unos 3 billones de euros).

A esta suma sideral combinada de US$ 8 billones (aproximadamente un 30% del PBI juntos de EEUU y la Unión Europea) habría que agregar otros US$ 3 billones que -según los especialistas de Wall Street- tendrán que desembolsar en el corto plazo para reforzar la compra de "activos tóxicos" (papeles financieros quebrados) cuya cifra final a precio de mercado podría superar los PBI juntos de EEUU y la Unión Europea.

Algunos especialistas estiman que la restitución de los fondos faltantes para restituir la "normalidad" al sistema financiero privado imperial USA-UE, y la suma a ser empleada para salvar de la quiebra a las empresas del sector industrial y comercial podrían superar los US$ 45 billones.

Para tener una idea de esta cifra, hay que puntualizar que todo el PBI mundial es de aproximadamente US$ 65 billones.

No obstante, y a pesar de que se trata de un desembolso sin precedentes en la historia moderna de fondos públicos para salvar al sistema capitalista privado de la quiebra, los "rescates" USA-UE no han tenido hasta ahora ningún resultado para solucionar la crisis financiera que, como efecto más inmediato, contrae el crédito, desacelera la economía y el consumo, e impacta en la economía real con quiebras generalizadas de empresas y despidos masivos de trabajadores.

Se trata, en suma, de una "socialización de las pérdidas" para subsidiar un "nuevo ciclo de ganancias privadas" con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista.

Pero este empleo de fondos públicos para salvar al capitalismo privado provenientes de los impuestos pagados por toda la sociedad, hasta ahora sólo ha conseguido agravar la crisis paralela que desató en la economía real tanto de EEUU como de Europa, y que ya se expande como un virus por la periferia del mundo emergente o subdesarrollado.

Y la crisis, como ya es histórico en el sistema capitalista, va a caer sobre los hombros de los sectores más vulnerables de la sociedad, tanto de los países centrales como de las naciones emergentes o subdesarrolladas que la van a subsidiar a través de las cargas impositivas de sus salarios y de los productos que consumen.

Mientras los Estados imperiales USA-UE financian con dinero público el rescate de sus sistema de explotación capitalista privado, la crisis impacta fundamentalmente en el eslabón más débil de la sociedad mundial: Los 3 mil millones de pobres (incluidos 963 millones de hambrientos) y 190 millones de desempleados, registrados en situación precaria antes del colapso financiero en las metrópolis imperialistas.

Sin techo en Sacramento

Como ya está sucediendo en California, en los países centrales, y mientras sus Estados "salvan" al capitalismo privado, las grandes víctimas son los sectores más vulnerables de la sociedad, que pagan impuestos a través de sus salarios, y la masa de trabajadores despedidos que van a alimentar la base de la crisis social que se vislumbra en los países más pobres de la periferia europea.

De acuerdo a la OIT, en 2009 unas 50 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus trabajos debido a la crisis económica.

Según informaba el organismo internacional en abril, la crisis ya dejó solamente en EEUU a 3.600.000 trabajadores en la calle, mientras se estima que para fines de 2009 se habrán perdido 50 millones de empleos en el mundo a causa del colapso recesivo global.

Pero este panorama con los resultantes sociales de la crisis, no parece influir en la voluntad de los líderes y gobernantes de las potencias imperiales USA-UE que -en vez de reactivar la producción y el empleo- ya llevan utilizados US$ 8 billones para salvar al sistema financiero sionista que depredó y quebró a la economía mundial con la "burbuja financiera".

Insensibles a los resultantes sociales de la crisis (más pobreza y desempleo a escala masiva que afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad mundial), el sistema capitalista sionista que hegemoniza el control de la dupla imperial USA-UE solo está interesado en "salvarse a sí mismo" indiferente a los estallidos sociales que se avecinan.

Y en este escenario, California ya conforma un primer módulo experimental de lo que le espera a las mayorías desposeídas, tanto de los países centrales como de la periferia subdesarrollada y emergente de Asia, África y América Latina.

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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.