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En un documento sobre las lecciones de la crisis encargado por los mismos miembros del FMI -y que será analizado por el G-20 en su cumbre del 2 de abril en Londres-, la institución entonó el "mea culpa" por no haber detectado el peligro de que el hundimiento de los precios inmobiliarios en Estados Unidos podría destapar una montaña levantada sobre miles de préstamos de mala calidad.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) hizo "mea culpa" por no haber visto la crisis que se avecinaba sobre Estados Unidos y Europa. Aseguró haber estado cegado con lo que pasaba en los países en desarrollo.
Muchos de ellos, como Brasil, que soportaron sus propuestas durante décadas, ya habían alertado sobre el tema, pero hasta ahora la crítica no había sido reconocida oficialmente por el organismo.
Recién esta semana, en un documento sobre las lecciones de la crisis encargado por los mismos miembros del FMI -y que será analizado por el G-20 en su cumbre del 2 de abril en Londres-, la institución entonó el "mea culpa" por no haber detectado el peligro de que el hundimiento de los precios inmobiliarios en Estados Unidos podría destapar una montaña levantada sobre miles de préstamos de mala calidad.
Además, se divulgó hace unos días una sesión de fines de febrero en donde el Consejo Ejecutivo del organismo, compuesto por los 185 países miembros, da cuenta con pesar que una de las fallas graves que permitieron que se gestara la crisis fue la falta de avisos del FMI y de otras fuentes sobre las manzanas podridas ocultas en los sistemas financieros de los países desarrollados.
De aquí en adelante, la gerencia del FMI deberá vigilar "todo tipo de riesgos al sistema (financiero), igual en países avanzados que en los mercados emergentes", dijo el Consejo Ejecutivo en esa reunión.Reza Moghadam, director del departamento de Política y Revisión de la institución, reconoció que estaban "muy enfocados en los riesgos existentes en los mercados emergentes y no tanto en los países avanzados".
Hay que tener en cuenta que los países ricos, que dominan los órganos de decisión del FMI, no siempre han sido muy receptivos a las sugerencias de sus expertos. Estados Unidos, por ejemplo, no ha permitido aún que el organismo analice de forma confidencial la salud de su sistema bancario, aunque se prevé que lo haga el próximo año.
En el caso de la actual crisis, el problema no fue sin embargo que los Gobiernos hicieran oídos sordos a las críticas del FMI, sino que esas críticas jamás fueron emitidas.
Moghadam argumentó que "nadie predijo la crisis de la forma en que se desarrolló". Sin embargo, el mismo informe del FMI reconoce que sí hubo avisos de "riesgos claros y crecientes" en los informes del Banco Internacional de Pagos (BIP), una organización que promueve la cooperación monetaria internacional. Por eso el FMI se lleva la culpa, pues se trata de la institución encargada de vigilar la estabilidad financiera mundial.
Antes de la crisis el FMI, sesgado en la doctrina del libre mercado, tenía "una visión optimista en general", según reconoce en el mismo informe.
Ahora, la consigna que el organismo lleva al G-20 es aumentar la regulación y la promesa de ser el vigilante imparcial que no mira sólo para un lado.
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