Stella Calloni
Buenos Aires.- La cita fue en Rosario, provincia de Santa Fe, donde la emoción ganó las calles en este mes de actividades políticas y culturales dedicadas a conmemorar 80 años del nacimiento de Ernesto Che Guevara, e inaugurar el primer monumento del guerrillero en su ciudad natal. La estatua de bronce, esculpida por Andres Zerneri, fue instalada en donde estuvo la estación central de esta ciudad. “La vuelta al mundo en 80 años: el Che volvió a casa”, decía un enorme cartel a la entrada de la ciudad, donde nació el 14 de junio de 1928.
En un acto multitudinario, su hija Aleida Guevara, acompañada por sus hermanos Camilo y Ernesto, habló a los asistentes al acto conmemorativo, que llegaron desde diversos puntos del país.
La emoción era intensa y el momento único. A lo largo de este mes hubo gran cantidad de actividades, pero desde el día 13 Rosario es la ciudad del Che. Cada hora durante estos tres días hasta el próximo domingo habrá exposiciones, conferencias, películas, videos y festivales.
Es el homenaje fundamentalmente de miles de jóvenes de todo el país que llegaron aquí. Comisiones de distintos sectores junto a la Multisectorial de Solidaridad con Cuba y otras organizaciones trabajaron para que éste fuera uno de los momentos inolvidables y con el objetivo de que los jóvenes fueran los protagonistas.
Este singular homenaje debió vencer muchos obstáculos por el conflicto entre patrones agrícolas y el gobierno de Cristina Fernández. Pese a ello, acudieron jóvenes provenientes de todo el país.
La marcha hacia el monumento al Che fue, como se había pedido, heterogénea, llena de color, alegría, esperanza y con el mismo espíritu rebelde, como era uno de los tantos llamados a la participación colectiva y plural. También se llamó a deponer divisionismos como otra forma de homenajear al guerrillero, asesinado –herido y prisionero– en Bolivia en 1967.
Desde las primeras horas de hoy empezaron a llegar desde Buenos Aires, otras ciudades y zonas rurales cientos de caravanas de autos, microbuses, camiones, bicicletas y motos. Nadie quería faltar a esta cita de enorme simbolismo.
En la estatua se ve de uniforme al Che con las mangas de la camisa arremangadas y la expresión de su rostro inspirada en la famosa fotografía del cubano Alberto Korda, la imagen más conocida y popular en todo el mundo.
La figura imponente que logró plasmar el escultor trabajando sin descanso desde agosto de 2006, alentado por la mágica acción que se desplegó con el aporte de 15 mil personas que donaron 75 mil llaves y otros objetos de bronce, está erguida sobre una especie de roca del mismo material.
Antes de viajar por río a Rosario, la escultura fue paseada por varias calles de Buenos Aires, donde cientos de personas le rindieron homenaje en un día muy especial. Hubo lágrimas, aplausos, cánticos y lluvia de flores y papeles.
La estatua viajó en un barco arenero, como seguramente le hubiera gustado a Guevara, y en Rosario esperaban miles de jóvenes y vecinos que la acompañaron por las calles desde el puerto.
“Zerneri cumplió el sueño de que todos los que pudieran participaran de esta obra; en realidad parecíamos abejas en un colmenar cada día y seguían llegando llaves y cartas emocionantes de todo el mundo. Zerneri quiso que la obra tuviera ese sentido de hermandad y solidaridad”, dijo un joven que trabajó con el escultor.
En julio de 2006 hubo otro momento de fuerte emoción para la memoria del Che, cuando los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez, que estaban en Córdoba con ocasión de una cumbre regional, decidieron visitar la casa donde vivió el mítico guerrillero en Alta Gracia, población de unos 45 mil habitantes ubicada a 35 kilómetros de la capital cordobesa.
Fue un día de intensas emociones para los visitantes que recorrieron los cuartos y lugares donde el Che comenzó a trazar sus sueños de salir al mundo, como para los vecinos y quienes llegaron a compartir un momento único en la historia. Un día como hoy.
La agencia cubana Prensa Latina reportó que en La Higuera, poblado boliviano donde fue capturado y asesinado Guevara el 8 de octubre de 1967, se recordó al Che con una sencilla ceremonia en que participó el embajador cubano en La Paz, Rafael Dausá.
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