Néstor Núñez
El petróleo establece cada día precios récords. Mientras, los argumentos y explicaciones van y vienen, ya sean sinceros o no, el crudo rompe los techos históricos, y no pocos indican que las cifras seguirán escalando.
Hay infinidad de reflexiones interesantes sobre el tema, y debe subrayarse que la mayoría, las más serias y argumentadas, tienden a concluir que hay mucho de artificial y de artimañas en la subida del crudo.
Para el género de "inversores" referidos, la economía global acciona desde hace varios años como un gran casino, donde se apuesta por uno u otro factor para intentar elevar sustancialmente las ganancias. En un tiempo, el sector prestamista y el inmobiliario fueron prioritarios. La acumulación de deudas planetarias impagables, primero, y la debacle en materia de venta de viviendas en USA, después, indicaron a los especuladores que se requería de otro terreno...y cual mejor que el de las materias primas.
Las bolsas de productos primarios permiten importantes dividendos a cuenta de mover contratos y jugar con factores reales o no que influyen directamente en los importes. Además, la propia debilidad del dólar como moneda universal de cambio hizo que muchos buscaran en el mercadeo artificial de los artículos primarios una protección ante semejante inestabilidad. Y dentro de las materias primas, el crudo ha sido un asidero inmejorable.
Hoy expertos como Michael Kratke, profesor de la universidad de Amsterdam, Holanda, calculan que sesenta por ciento del alza del precio del petróleo proviene de actividades especulativas, y entre 20 y 30 por ciento de la debilidad de la divisa norteamericana.
Los costos de la extracción, ni siquiera en lugares extremos, justifican las actuales subidas, ni tampoco el consumo global.
En Estados Unidos, el mayor gastador del planeta, la demanda ha bajado a partir de la recesión económica y en China, otro gran comprador, los crecimientos de la demanda resultan muy moderados. A la vez, corren noticias de nuevos yacimientos aparecidos en diversos países.
De manera que el escenario mundial concreto no estimularía por si mismo lo que está sucediendo hoy con el precio del crudo. Parece evidente: las manos de los grandes negociantes y las distorsiones que originan para llenar sus arcas, tienen el inequívoco rótulo de culpables.
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