viernes, 25 de abril de 2008

Primer capítulo del último libro de Galeano

Capítulo con el cual da inicio al libro del mismo título

Espejos

Eduardo Galeano

La Jornada

Después de cuatro años de haber publicado Bocas del tiempo , Eduardo Galeano regresa en grande al mundo editorial con Espejos: una historia casi universal , cuyo lanzamiento por el sello Siglo XXI fue el martes 15 de abril, de manera simultánea en Argentina, España y México, tres de los puntos más importantes, editorialmente hablando, del mundo de habla hispana. La historia de la humanidad desde sus primeros años hasta nuestros días, contada a partir de hechos poco conocidos, en voz de quienes no usan coronas ni figuran en los foros de Davos esplenden en las páginas de este libro, del cual hemos presentado a nuestros lectores un par de fragmentos, seleccionados por el propio autor. Con autorización de la editorial, ahora publicamos el capítulo con el cual da inicio este inventario general del mundo, contado por un escritor capaz de enlazar lo cotidiano, lo poderoso y la denuncia con lo más sencillo, el humor y la más exquisita ironía

Los espejos están llenos de gente.

Los invisibles nos ven.

Los olvidados nos recuerdan.

Cuando nos vemos, los vemos.

Cuando nos vamos, ¿se van?

De deseo somos

La vida, sin nombre, sin memoria, estaba sola. Tenía manos, pero no tenía a quién tocar. Tenía boca, pero no tenía con quién hablar. La vida era una, y siendo una era ninguna.

Entonces el deseo disparó su arco. Y la flecha del deseo partió la vida al medio, y la vida fue dos.

Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse, y tocarse también.

Caminos de alta fiesta


¿Adán y Eva eran negros?

En África empezó el viaje humano en el mundo. Desde allí emprendieron nuestros abuelos la conquista del planeta. Los diversos caminos fundaron los diversos destinos, y el sol se ocupó del reparto de los olores.

Ahora las mujeres y los hombres, arcoiris de la tierra, tenemos más colores que el arcoiris del cielo; pero somos todos africanos emigrados. Hasta los blancos blanquísimos vienen del África.

Quizá nos negamos a recordar nuestro origen común porque el racismo produce amnesia, o porque nos resulta imposible creer que en aquellos tiempos remotos el mundo entero era nuestro reino, inmenso mapa sin fronteras, y nuestras piernas eran el único pasaporte exigido.

El metelíos

Estaban separados el cielo y la tierra, el bien y el mal, el nacimiento y la muerte. El día y la noche no se confundían y la mujer era mujer y el hombre, hombre.

Pero Exû, el bandido errante, se divertía, y se divierte todavía, armando prohibidos revoltijos.

Sus diabluras borran las fronteras y juntan lo que los dioses habían separado. Por su obra y gracia, el sol se vuelve negro y la noche arde, y de los poros de los hombres brotan mujeres y las mujeres transpiran hombres. Quien muere nace, quien nace muere, y en todo lo creado o por crear se mezclan el revés y el derecho, hasta que ya no se sabe quién es el mandante ni quién el mandado, ni dónde está el arriba, ni dónde el abajo.

Más tarde que temprano, el orden divino restablece sus jerar-quías y sus geografías, y pone cada cosa en su lugar y a cada cual en lo suyo; pero más temprano que tarde reaparece la locura.

Entonces los dioses lamentan que el mundo sea tan ingobernable.

Cavernas

Las estalactitas cuelgan del techo. Las estalagmitas crecen desde el suelo.

Todas son frágiles cristales, nacidos de la transpiración de la roca, en lo hondo de las cavernas que el agua y el tiempo han excavado en las montañas.

Las estalactitas y las estalagmitas llevan miles de años buscándose en la oscuridad, gota tras gota, unas bajando, otras subiendo.

Algunas demorarán un millón de años en tocarse.

Apuro, no tienen.

Fundación del Fuego

En la escuela me enseñaron que en el tiempo de las cavernas descubrimos el fuego frotando piedras o ramas.

Desde entonces, lo vengo intentando. Nunca conseguí arrancar ni una humilde chispita.

Mi fracaso personal no me ha impedido agradecer los favores que el fuego nos hizo. Nos defendió del frío y de las bestias enemigas, nos cocinó la comida, nos alumbró la noche y nos invitó a sentarnos, juntos, a su lado.

Fundación de la belleza

Están allí, pintadas en las paredes y en los techos de las cavernas.

Estas figuras, bisontes, alces, osos, caballos, águilas, mujeres, hombres, no tienen edad. Han nacido hace miles y miles de años, pero nacen de nuevo cada vez que alguien las mira.

¿Cómo pudieron ellos, nuestros remotos abuelos, pintar de tan delicada manera? ¿Cómo pudieron ellos, esos brutos que a mano limpia peleaban contra las bestias, crear figuras tan llenas de gracia? ¿Cómo pudieron ellos dibujar esas líneas volanderas que escapan de la roca y se van al aire? ¿Cómo pudieron ellos...?

¿O eran ellas?

Verdores del Sáhara

En Tassili y otras comarcas del Sáhara, las pinturas rupestres nos ofrecen, desde hace unos seis mil años, estilizadas imágenes de vacas, toros, antílopes, jirafas, rinocerontes, elefantes...

¿Esos animales eran pura imaginación? ¿O bebían arena los habitantes del desierto? ¿Y qué comían? ¿Piedras?

El arte nos cuenta que el desierto no era desierto. Sus lagos parecían mares y sus valles daban de pastar a los animales que tiempo después tuvieron que emigrar al sur, en busca del verdor perdido.

¿Cómo pudimos?

Ser boca o ser bocado, cazador o cazado. Ésa era la cuestión.

Merecíamos desprecio, o a lo sumo lástima. En la intemperie enemiga, nadie nos respetaba y nadie nos temía. La noche y la selva nos daban terror. Éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cachorros inútiles, adultos pocacosa, sin garras, ni grandes colmillos, ni patas veloces. Ni olfato largo.

Nuestra historia primera se nos pierde en la neblina. Según parece, estábamos dedicados no más que a partir piedras y a repartir garrotazos.

Pero uno bien puede preguntarse: ¿No habremos sido capaces de sobrevivir, cuando sobrevivir era imposible, porque supimos defendernos juntos y compartir la comida? Esta humanidad de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, ¿habría durado algo más que un ratito en el mundo?

Edades

Nos ocurre antes de nacer. En nuestros cuerpos, que empiezan a cobrar forma, aparece algo parecido a las branquias y también una especie de rabo. Poco duran esos apéndices, que asoman y caen.

Esas efímeras apariciones, ¿nos cuentan que alguna vez fuimos peces y alguna vez fuimos monos? ¿Peces lanzados a la conquista de la tierra seca? ¿Monos que abandonaron la selva o fueron por ella abandonados?

Y el miedo que sentimos en la infancia, miedo de todo, miedo de nada, ¿nos cuenta que alguna vez tuvimos miedo de ser comidos? El terror a la oscuridad y la angustia de la soledad, ¿nos recuerdan aquel antiguo desamparo?

Ya mayorcitos, los miedosos metemos miedo. El cazado se ha hecho cazador, el bocado es boca. Los monstruos que ayer nos acosaban son, hoy, nuestros prisioneros. Habitan nuestros zoológicos y decoran nuestras banderas y nuestros himnos.

jueves, 24 de abril de 2008

Justa Rebelión

por Juan Pablo Cárdenas S

La Constitución que nos rige es ilegítima desde su origen. Fue concebida a puertas cerradas y refrendada en una consulta sin las mínimas garantías ciudadanas. Así fue reconocido, entonces, por quienes hoy nos gobiernan y después de tantos años no han convocado a una asamblea constituyente para darnos una carta fundamental realmente avalada por la soberanía popular.

Si bien la Constitución de 1980 ha sido modificada, las reformas fueron aprobadas por el Congreso Nacional cuyos integrantes no representan genuinamente a los chilenos. El sistema electoral del cual resultan los diputados y senadores es excluyente y antidemocrático, como lo reconocen muchos de los propios integrantes de ambas ramas legislativas. Quienes votan en nuestro país son apenas la mitad de los mayores de edad y los votos “validamente emitidos”, según la Ley heredada de la Dictadura , no cuentan los votos nulos y en blanco

Se asume que las libertades de expresión y de prensa son un soporte fundamental de la democracia. Sin embargo, en Chile no se garantiza la diversidad informativa, y las leyes y quienes las perpetúan se hacen cómplices de la más pavorosa concentración mediática, que resulta en la uniformidad y vulgarización de la televisión, el imperio de un duopolio en la prensa y una creciente extranjerización de nuestras radios. El Internet es privilegio, todavía, de unos pocos. Incluso la Transición se encargó de asesinar a aquellos diarios y revistas que lograron desafiar a la Dictadura y alcanzaron los más altos índices de circulación de nuestra historia.

Como también se sabe, la organización social languidece. Menos de un 10 por ciento de los trabajadores está sindicalizado y los pocos referentes que existen son manipulados por los partidos. Para colmo, sus dirigentes se eternizan en sus cargos, como es el caso de la CUT. Las organizaciones estudiantiles son débiles, sus manifestaciones son infiltradas y severamente reprimidas por las fuerzas policiales. Las organizaciones patronales, sin embargo, se manifiestan con arrogancia y practican descaradamente el lobby en la defensa de sus intereses.

Los jueces con elegidos por los otros dos poderes del Estado y el financiamiento de su actividad depende de las mismas instancias. La creciente corrupción política tiene pocas probabilidades de ser frenada o extinguida, justamente por la presión que ejercen los involucrados en los tribunales, como por la ausencia de un periodismo fuerte que pueda cumplir con su tarea de vigilar a la autoridad y denunciar sus despropósitos. Las instituciones no funcionan adecuadamente digitadas por operadores políticos que preparan montajes, como el del Hospital de Curepto; estafas, como las de Ferrocarriles y malversaciones, como las que han asaltado, incluso, los recursos para generar empleo a los más pobres y desesperanzados.

El Tribunal Constitucional es integrado por personas que pueden ser muy destacados profesionalmente pero que, finalmente, derivan del cuoteo político. Sus atribuciones fueron definidas por la ideología de la democracia vigilada y algunos de sus miembros han declarado explícitamente que, sobre la ley y el interés público, ellos privilegian sus convicciones filosóficas y religiosas. Su resolución sobre la píldora del día después para nada tuvo en cuenta la opinión del país, especialmente de las mujeres. Si los obispos católicos y otros han legitimado su resolución es porque ésta coincide con sus posiciones. En caso contrario, el integrismo religioso habría indicado desconocer su sentencia, consecuente con el viejo principio de que las leyes de Dios (es decir, de la jerarquía eclesiástica) no pueden vulnerar las leyes de los hombres.

Quienes actualmente nos gobiernan han completado el mismo tiempo en el poder que Pinochet. Tiempo suficiente para acabar con la interdicción ciudadana, distribuir más equitativamente los beneficios de nuestra economía y recuperar tantas libertades conculcadas. De nuevo vamos a enfrentar procesos electorales dominados por el dinero, con un número muy acotado de ciudadanos y en el que se repiten los mismos y añosos candidatos.

Se hace más que justo, entonces, el derecho de los chilenos a movilizarse y desconocer la legitimidad de nuestras pretendidas instituciones democráticas. Rebelión que nuestra historia ha vivido y legitimado muchas veces, cuando los que tienen el poder sólo se sirven a sí mismos. Nuestros héroes, libertadores y mártires son reconocidos justamente porque ejercieron el derecho a desconocer las leyes y las instituciones opresivas.

El pan nuestro de cada día

por Luis Casado

¿Te gustó la crisis de los créditos hipotecarios basura? ¡Te va a encantar la crisis del pan nuestro de cada día! Y no es que la otra haya terminado: hoy por hoy los bancos siguen escondiendo la pelota mientras que las aseguradoras de créditos amenazan quebrar, como AMBAC que declara pérdidas de 3 mil cien millones de dólares y ve con pavor que el curso de su acción tiende a cero. Pasa que la “volatilidad de los mercados” se propaga a otras esferas y, como dicen los especuladores:

"toda crisis genera nuevas oportunidades de negocio”. Esta vez le toca a los productos alimenticios, a los cereales. Vous êtes priés d’attacher vos ceintures, ça va secouer!

Oliendo un indesmentible aroma a lucro fácil, los fondos de inversión entraron a saco en los mercados agrícolas provocando una amplificación de la volatilidad propia a este sector que de suyo debe arreglárselas con las imprevisibles veleidades del clima. Resultado: los precios del trigo, del arroz y de la soya se van a las nubes y los especuladores llegan como las moscas a la mierda.

La ONIGC, un organismo público francés que sigue la evolución de los mercados agrícolas, estima que los cereales están siendo utilizados como valores refugio, como ocurre con el petróleo, el oro, y otras materias primas. En Chicago, dice el diario parisino “Le Monde”, se constatan fluctuaciones de hasta 100 U$ en el precio de la tonelada de trigo en una misma sesión, o sea una variación de 20% del precio cotizado en el día.

En Chicago la mayor parte de los contratos a futuro no se traducen por ninguna entrega, porque a los especuladores la mercancía les tiene sin cuidado: lo que les interesa es el lucro que se puede obtener comprando y vendiendo, vendiendo y comprando.

Ahora bien, solo un 17,2% de la producción de trigo mundial es exportada, 12,5% de la de maíz, y 7% de la de arroz, lo que explica, según la ONIGC, que un ligero desequilibrio genere variaciones de precio enormes.

Para prevenir la escasez en su mercado interno muchos países comienzan a limitar sus exportaciones, otros a constituir stocks estratégicos, en fin, que todo esto alimenta una especulación desenfrenada.

“Las materias primas agrícolas se banalizan como objetos de mercado”, explica el Sr. Fabien Bova, director de la ONIGC. Algunos especuladores no se limitan a operar en los mercados de futuros sino que además compran tierras en Africa, América del Sur, Uzbekiztan o Kazakhtan.

En el ámbito mundial el consumo de cereales aumenta más rápido que su producción y las reservas están en un nivel mínimo. La FAO estima que para garantizar la alimentación mundial es necesario disponer de al menos dos meses de reservas. Ese nivel ya no existe.

"Si se le permite a los fondos de pensiones invertir en la alimentación… ¿a donde vamos a parar?”, se pregunta Philippe Pinta, presidente de la Asociación general de productores de trigo de Francia. Buena pregunta en efecto. Hay quién sugiere la prohibición de la especulación sobre las materias primas alimenticias, lo que equivale a prohibir la pobreza o a aprobar una ley que detenga la luna. Otros sugieren la creación de mecanismos de regulación.

Por otra parte, las prácticas especulativas de los mencionados fondos hacen temer que un día decidan irse con sus inversiones a otro sitio, generando una brutal baja de los precios de los cereales, disuadiendo de ese modo a los agricultores de sembrar cereales, agravando finalmente la crisis alimenticia.

Parece curioso: mientras más avanza el planeta en el camino hacia la liberalización total de los mercados, más necesaria y urgente se hace la regulación rigurosa de los mercados.

Después de la quiebra generalizada de los mercados financieros en los EEUU, el gobierno federal se decidió a otorgarle más poderes a la FED para regular los mercados financieros.

Puede que una hambruna generalizada, y las consiguientes consecuencias sobre la estabilidad política y social de buena parte del planeta, convenza a quienes manejan la manija de regular los mercados agrícolas.

Aunque como ya sabemos... “toda crisis genera nuevas oportunidades de negocio”.

Juan Gelman, La muerte se ha vuelto anónima


Discurso en la entrega del Premio Cervantes

La muerte se ha vuelto anónima y hay algo peor: hoy mismo centenares de miles de seres humanos son privados de la muerte propia. Así se da en Irak.

Juan Gelman

Majestades, Señor Presidente del Gobierno, Señor Ministro de Cultura, Señor Rector de la Universidad de Alcalá de Henares, autoridades estatales, autonómicas, locales y académicas, amigas, amigos, señoras y señores:

Deseo, ante todo, expresar mi agradecimiento al jurado del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, a la alta investidura que lo patrocina y a las instituciones que hacen posible esta honrosísima distinción, la más preciada de la lengua, que hoy se me otorga. Mi gratitud es profunda y desborda lo meramente personal. En el año 2006 se galardonó con este Premio al gran poeta español Antonio Gamoneda y en el 2007 lo recibe también un poeta, esta vez de Iberoamérica. Se premia a la poesía entonces, "que es como una doncella tierna y de poca edad y en todo extremo hermosa" para don Quijote, doncella que, dice Cervantes en "Viaje del Parnaso",

"puede pintar en la mitad del día

la noche, y en la noche más escura

el alba bella que las perlas cría...

Es de ingenio tan vivo y admirable

que a veces toca en puntos que suspenden,

por tener no se qué de inescrutable".

A la poesía hoy se premia, como fuera premiada ayer y aun antes en este histórico Paraninfo donde voces muy altas resuenan todavía. Y es algo verdaderamente admirable en estos "Dürftiger Zeite", estos tiempos mezquinos, estos tiempos de penuria, como los calificaba Hölderin preguntándose "Wozu Dichter", para qué poetas. ¿Qué hubiera dicho hoy, en un mundo en el que cada tres segundos y medio un niño menor de 5 años muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza? Me pregunto cuántos habrán fallecido desde que comencé a decir estas palabras. Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte.

Safo habló del bello huerto en el que "un agua fresca rumorea entre las ramas de los manzanos, todo el lugar sombreado por las rosas y del ramaje tembloroso el sueño descendía", Mallarmé conoció la desnudez de los sueños dispersos, Santa Teresa recogía las imágenes y los fantasmas de los objetos que mueven apetitos, San Juan bebió el vino de amor que sólo una copa sirve, Cavalcanti vio a la mujer que hacía temblar de claridad el aire, Hildegarda de Bingen lloró las suaves lágrimas de la compunción, y tanta belleza cargada de másvida causa el temblor de todo el ser. ¿No será la palabra poética el sueño de otro sueño?

Santa Teresa y San Juan de la Cruz tuvieron para mí un significado muy particular en el exilio al que me condenó la dictadura militar argentina. Su lectura desde otro lugar me reunió con lo que yo mismo sentía, es decir, la presencia ausente de lo amado, Dios para ellos, el país del que fui expulsado para mí. Y cuánta compañía de imposible me brindaron. Ese es un destino "que no es sino morir muchas veces", comprobaba Teresa de Avila. Y yo moría muchas veces y más con cada noticia de un amigo o compañero asesinado o desaparecido que agrandaba la pérdida de lo amado. La dictadura militar argentina desapareció a 30.000 personas y cabe señalar que la palabra "desaparecido" es una sola, pero encierra cuatro conceptos: el secuestro de ciudadanas y ciudadanos inermes, su tortura, su asesinato y la desaparición de sus restos en el fuego, en el mar o en suelo ignoto. El Quijote me abría entonces manantiales de consuelo.

Lo leí por primera vez en mi adolescencia y con placer extremo después de cruzar, no sin esfuerzo, la barrera de las imposiciones escolares. Me acuciaba una pregunta: ¿cómo habrá sido el hombre, don Miguel? Conocía su vida de pobreza y sufrimiento, sus cárceles, su cautiverio en Argel, su Lepanto, los intentos fallidos de mejorar su suerte. Pero él, ¿quién era? Releía el autorretrato que trazó en el prólogo de las Novelas Ejemplares: "Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada", que nada me decía, salvo la mención de sus "alegres ojos". Comprendí entonces que él era en su escritura. Me interno en ella y aún hoy creo a veces escuchar sus carcajadas cuando acostaba al Caballero de la Triste Figura en el papel. Sólo quien, desde el dolor, ha escrito con verdadero goce puede dar a sus lectores un gozo semejante. Cómico es el rostro de la tragedia cuando se mira a sí misma.

Declaro que, en verdad. quise recorrer ante ustedes, con ustedes, los trabajos de Persiles y Sigismunda, o la locura quebradiza del licenciado Vidriera, o compartir la nueva admiración y la nueva maravilla del coloquio de los perros, o el combate verdaderamente ejemplar entre los poetas malos y los buenos que tiene lugar en "Viaje del Parnaso" y en el que cualquier buen poeta podía caer herido por un pésimo soneto bien arrojado. Pero tal como la lámpara alimentada a querosén que los campesinos de mi país encienden a la noche y alrededor de la cual se sientan a cenar, cuando hay, y luego a leer, cuando hay y cuando hay ganas, y a la que mosquitos y otros seres alados acuden ciegos de luz y la calor los mata, así yo, encandilado por don Alonso Quijano, no puedo sustraerme a su fulgor.

Muchas plumas hondas y brillantes han explorado los rincones del gran libro. Por eso, parafraseando al autor, declaro sin ironía alguna que, con seguridad, este discurso carece de invención, es menguado de estilo, pobre de conceptos, falto de toda erudición y doctrina. Sólo hablo como lector devoto de Cervantes, pero quién puede describir los territorios del asombro. Con mucha suerte y perspicacia, es posible apenas sentarse a la sombra de lo que siempre calla.

Cervantes se instala en un supuesto pasado de nobleza e hidalguía para criticar las injusticias de su época, que son las mismas de hoy: la pobreza, la opresión, la corrupción arriba y la impotencia abajo, la imposibilidad de mejorar los tiempos de penuria que Hölderlin nombró. Se burla de ese intento de cambio y se burla de esa burla porque sabe que jamás será posible terminar con la utopía, recortar la capacidad de sueño y de deseo de los seres humanos. Cervantes inventó la primera novela moderna, que contiene y es madre de todas las novedades posteriores, de Kafka a Joyce. Y cuando en pleno siglo XX Michel Foucault encuentra en Raymond Roussel las características de la novela moderna, éstas: "el espacio, el vacío, la muerte, la transgresión, la distancia, el delirio, el doble, la locura, el simulacro, la fractura del sujeto", uno se pregunta ¿qué? ¿No existe todo eso, y más, en la escritura de Cervantes?

Su modernidad no se limita a un singular universo literario. La más humana es un espejo en el que podemos aún mirarnos sin deformaciones en este siglo XXI. Dice Don Quijote: "Bien hayan aquellos benditos siglos que carecieron de la espantable furia de aquestos endemoniados instrumentos de la artillería a cuyo inventor tengo para mí que en el infierno se le está dando el premio de su diabólica invención, con la cual dio causa que un infame y cobarde brazo quite la vida a un valeroso caballero, y que sin saber cómo o por dónde, en la mitad del coraje y brío que enciende y anima a los valientes pechos, llega una desmandada bala (disparada de quien quizá huyó y se espantó del resplandor que hizo el fuego al disparar la maldita máquina) y corta y acaba en un instante los pensamientos y la vida de quien la merecía gozar luengos siglos".

Desde el lugar de presunto caballero andante quejoso de que las armas de fuego hayan sustituido a las espadas, y que una bala lejana torne inútil el combate cuerpo a cuerpo, Don Quijote destaca un hecho que ha modificado por completo la concepción de la muerte en Occidente: es la aparición de la muerte a distancia, cada vez más segura para el que mata, cada vez más terrible para el que muere. Pasaron al olvido las ceremonias públicas y organizadas que presidía el mismo agonizante en su lecho: la despedida de los familiares, los amigos, los vecinos, el dictado del testamento ante los deudos. La muerte hospitalizada llega hoy con un cortejo de silencios y mentiras. Y qué decir de los 200.000 civiles de Hiroshima que el coronel Paul Tobbets aniquiló desde la altura apretando un simple botón. Piloteaba un aparato que bautizó con el nombre de su madre, arrojó la bomba atómica y después durmió tranquilo todas las noches, dijo. Pocos conocen el nombre de las víctimas cuya vida el coronel había segado. La muerte se ha vuelto anónima y hay algo peor: hoy mismo centenares de miles de seres humanos son privados de la muerte propia. Así se da en Irak.

Creo, sin embargo, como el historiador y filósofo Juan Carlos Rodríguez, que el Quijote es una gran novela de amor. Del amor imposible. En el amor se da lo que no se tiene y se recibe lo que no se da y ahí está la presencia del ser amado nunca visto, el amor a un mundo más humano nunca visto y torpemente entrevisto, el amor a una mujer que no es y a una justicia para todos que no es. Son amores diferentes pero se juntan en un haz de fuego. ¿Y acaso no quisimos hacer quijotadas en alguna ocasión, ayudar a los flacos y menesterosos? ¿Luchando contra molinos de aspas de acero, que ya no de madera? ¿Despanzurrando odres de vino en vez de enfrentar a los dueños del dolor ajeno? ¿"En este valle de lágrimas, en este mal mundo que tenemos -dice Sancho-, donde apenas se halla cosa que esté sin mezcla de maldad, embuste y bellaquería"?

He celebrado hace dos años, con ocasión de la entrega del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, mi llegada a una España que no acepta las aventuras bélicas y que rompe clausuras sociales que hieren la intimidad de las personas. Hoy celebro nuevamente a una España empeñada en rescatar su memoria histórica, único camino para construir una conciencia cívica sólida que abra las puertas al futuro. Ya no vivimos en la Grecia del siglo V antes de Cristo en que los ciudadanos eran obligados a olvidar por decreto. Esa clase de olvido es imposible. Bien lo sabemos en nuestro Cono Sur.

Para San Agustín, la memoria es un santuario vasto, sin límite, en el que se llama a los recuerdos que a uno se le antojan. Pero hay recuerdos que no necesitan ser llamados y siempre están ahí y muestran su rostro sin descanso. Es el rostro de los seres amados que las dictaduras militares desaparecieron. Pesan en el interior de cada familiar, de cada amigo, de cada compañero de trabajo, alimentan preguntas incesantes: ¿cómo murieron? ¿Quiénes lo mataron? ¿Por qué? ¿Dónde están sus restos para recuperarlos y darles un lugar de homenaje y de memoria? ¿Dónde está la verdad, su verdad? La nuestra es la verdad del sufrimiento. La de los asesinos, la cobardía del silencio. Así prolongan la impunidad de sus crímenes y la convierten en impunidad dos veces.

Enterrar a sus muertos es una ley no escrita, dice Antígona, una ley fija siempre, inmutable, que no es una ley de hoy sino una ley eterna que nadie sabe cuándo comenzó a regir. "¡Iba yo a pisotear esas leyes venerables, impuestas por los dioses, ante la antojadiza voluntad de un hombre, fuera el que fuera!", exclama. Así habla de y con los familiares de desaparecidos bajo las dictaduras militares que devastaron nuestros países. Y los hombres no han logrado aún lo que Medea pedía: curar el infortunio con el canto.

Hay quienes vilipendian este esfuerzo de memoria. Dicen que no hay que remover el pasado, que no hay que tener ojos en la nuca, que hay que mirar hacia adelante y no encarnizarse en reabrir viejas heridas. Están perfectamente equivocados. Las heridas aún no están cerradas. Laten en el subsuelo de la sociedad como un cáncer sin sosiego. Su único tratamiento es la verdad. Y luego, la justicia. Sólo así es posible el olvido verdadero. La memoria es memoria si es presente y así como Don Quijote limpiaba sus armas, hay que limpiar el pasado para que entre en su pasado. Y sospecho que no pocos de quienes preconizan la destitución del pasado en general, en realidad quieren la destitución de su pasado en particular.

Pero volviendo a algunos párrafos atrás: hay tanto que decir de Cervantes, de este hombre tan fuera del uso de los otros. De sus neologismos, por ejemplo. Salvo él, nadie vio a una persona caminar asnalmente. O llevar en la cabeza un baciyelmo. O bachillear. Don Quijote aprueba la creación de palabras nuevas, porque "esto es enriquecer la lengua, sobre quien tienen poder el vulgo y el uso". Hace unos años ciertos poetas lanzaron una advertencia en tono casi legislativo: no hay que lastimar al lenguaje, como si éste fuera río coagulado, como si los pueblos no vinieran "lastimándolo" desde que empezaron a nombrar. Cuando Lope dice "siempre mañana y nunca mañanamos" agranda el lenguaje y muestra que el castellano vive, porque sólo no cambian las lenguas que están muertas. La lengua expande el lenguaje para hablar mejor consigo misma.

Esas invenciones laten en las entrañas de la lengua y traen balbuceos y brisas de la infancia como memoria de la palabra que de afuera vino, tocó al infante en su cuna y le abrió una herida que nunca ha de cerrar. Esas palabras nuevas, ¿no son acaso una victoria contra los límites del lenguaje? ¿Acaso el aire no nos sigue hablando? ¿Y el mar, la lluvia, no tienen muchas voces? ¿Cuántas palabras aún desconocidas guardan en sus silencios? Hay millones de espacios sin nombrar y la poesía trabaja y nombra lo que no tiene nombre todavía.

Esto exige que el poeta despeje en sí caminos que no recorrió antes, que desbroce las malezas de su subjetividad, que no escuche el estrépito de la palabra impuesta, que explore los mil rostros que la vivencia abre en la imaginación, que encuentre la expresión que les dé rostro en la escritura. El internarse en sí mismo del poeta es un atrevimiento que lo expone a la intemperie. Aunque bien decía Rilke: "[...] lo que finalmente nos resguarda/es nuestra desprotección". Ese atrevimiento conduce al poeta a un más adentro de sí que lo trasciende como ser. Es un trascender hacia sí mismo que se dirige a la verdad del corazón y a la verdad del mundo. Marina Tsvetaeva, la gran poeta rusa aniquilada por el estalinismo, recordó alguna vez que el poeta no vive para escribir. Escribe para vivir.

martes, 22 de abril de 2008

La Naturaleza no es Muda


Eduardo Galeano: La Naturaleza no es muda

En el Día de la Tierra, y cuando el planeta entero reclama una tregua a la depredación, a la extinción de los recursos naturales, este texto de Eduardo Galeano publicado ayer en el periódico uruguayo Brecha.

La naturaleza no es muda

El mundo pinta naturalezas muertas, sucumben los bosques naturales, se derriten los polos, el aire se hace irrespirable y el agua intomable, se plastifican las flores y la comida, y el cielo y la tierra se vuelven locos de remate.

Y mientras todo esto ocurre, un país latinoamericano, Ecuador, está discutiendo una nueva Constitución. Y en esa Constitución se abre la posibilidad de reconocer, por primera vez en la historia universal, los derechos de la naturaleza.

La naturaleza tiene mucho que decir, y ya va siendo hora de que nosotros, sus hijos, no sigamos haciéndonos los sordos. Y quizás hasta Dios escuche la llamada que suena desde este país andino, y agregue el undécimo mandamiento que se le había olvidado en las instrucciones que nos dio desde el monte Sinaí: “Amarás a la naturaleza, de la que formas parte”.

Un objeto que quiere ser sujeto

Durante miles de años, casi toda la gente tuvo el derecho de no tener derechos.

En los hechos, no son pocos los que siguen sin derechos, pero al menos se reconoce, ahora, el derecho de tenerlos; y eso es bastante más que un gesto de caridad de los amos del mundo para consuelo de sus siervos.

¿Y la naturaleza? En cierto modo, se podría decir, los derechos humanos abarcan a la naturaleza, porque ella no es una tarjeta postal para ser mirada desde afuera; pero bien sabe la naturaleza que hasta las mejores leyes humanas la tratan como objeto de propiedad, y nunca como sujeto de derecho.

Reducida a mera fuente de recursos naturales y buenos negocios, ella puede ser legalmente malherida, y hasta exterminada, sin que se escuchen sus quejas y sin que las normas jurídicas impidan la impunidad de sus criminales. A lo sumo, en el mejor de los casos, son las víctimas humanas quienes pueden exigir una indemnización más o menos simbólica, y eso siempre después de que el daño se ha hecho, pero las leyes no evitan ni detienen los atentados contra la tierra, el agua o el aire.

Suena raro, ¿no? Esto de que la naturaleza tenga derechos… Una locura. ¡Como si la naturaleza fuera persona! En cambio, suena de lo más normal que las grandes empresas de Estados Unidos disfruten de derechos humanos. En 1886, la Suprema Corte de Estados Unidos, modelo de la justicia universal, extendió los derechos humanos a las corporaciones privadas. La ley les reconoció los mismos derechos que a las personas, derecho a la vida, a la libre expresión, a la privacidad y a todo lo demás, como si las empresas respiraran. Más de 120 años han pasado y así sigue siendo. A nadie le llama la atención.

Gritos y susurros

Nada tiene de raro, ni de anormal, el proyecto que quiere incorporar los derechos de la naturaleza a la nueva Constitución de Ecuador.

Este país ha sufrido numerosas devastaciones a lo largo de su historia. Por citar un solo ejemplo, durante más de un cuarto de siglo, hasta 1992, la empresa petrolera Texaco vomitó impunemente 18 mil millones de galones de veneno sobre tierras, ríos y gentes. Una vez cumplida esta obra de beneficencia en la Amazonia ecuatoriana, la empresa nacida en Texas celebró matrimonio con la Standard Oil. Para entonces, la Standard Oil de Rockefeller había pasado a llamarse Chevron y estaba dirigida por Condoleezza Rice. Después un oleoducto trasladó a Condoleezza hasta la Casa Blanca, mientras la familia Chevron-Texaco continuaba contaminando el mundo.

Pero las heridas abiertas en el cuerpo de Ecuador por la Texaco y otras empresas no son la única fuente de inspiración de esta gran novedad jurídica que se intenta llevar adelante. Además, y no es lo de menos, la reivindicación de la naturaleza forma parte de un proceso de recuperación de las más antiguas tradiciones de Ecuador y de América toda. Se propone que el Estado reconozca y garantice el derecho a mantener y regenerar los ciclos vitales naturales, y no es por casualidad que la Asamblea Constituyente ha empezado por identificar sus objetivos de renacimiento nacional con el ideal de vida del sumak kausai. Eso significa, en lengua quichua, vida armoniosa: armonía entre nosotros y armonía con la naturaleza, que nos engendra, nos alimenta y nos abriga y que tiene vida propia, y valores propios, más allá de nosotros.

Esas tradiciones siguen milagrosamente vivas, a pesar de la pesada herencia del racismo que en Ecuador, como en toda América, continúa mutilando la realidad y la memoria. Y no son sólo el patrimonio de su numerosa población indígena, que supo perpetuarlas a lo largo de cinco siglos de prohibición y desprecio. Pertenecen a todo el país, y al mundo entero, estas voces del pasado que ayudan a adivinar otro futuro aposible.

Desde que la espada y la cruz desembarcaron en tierras americanas, la conquista europea castigó la adoración de la naturaleza, que era pecado de idolatría, con penas de azote, horca o fuego. La comunión entre la naturaleza y la gente, costumbre pagana, fue abolida en nombre de Dios y después en nombre de la civilización. En toda América, y en el mundo, seguimos pagando las consecuencias de ese divorcio obligatorio”.

Naomi Klein: "El Neoliberalismo no es democrático"


En su nuevo libro, Naomi Klein postula que el capitalismo avanza aprovechando las crisis como oportunidades de negocios

Martes 22 de abril de 2008 | Publicado en La Nación, Buenos Aires

Cuenta Naomi Klein que fue ver la invasión norteamericana a Irak desde la Argentina, en 2002, lo que disparó en ella la idea de su último libro, La doctrina del shock , una renovada crítica al neoliberalismo que une Estados Unidos con Chile, Sudáfrica con Irak y Argentina con Polonia y Rusia. Allí denuncia que el libre mercado ha basado su desarrollo en utilizar los desastres naturales y las crisis de todo tipo para hacer avanzar su impulso privatizador.

"Ver el modo en que los argentinos interpretaban la guerra fue una nueva perspectiva. Entendí la violencia con que el neoliberalismo había sido impuesto en el Cono Sur como su primer laboratorio", dice ahora Klein, periodista y activa militante del anticapitalismo, recién llegada a la Argentina, donde tendrá una semana atareada: además de sus presentaciones en la Feria del Libro -estará el viernes, a las 19.30-, viene a filmar material para un documental basado en su último trabajo.

En el libro, un volumen de 600 páginas (editado por Paidós) que le llevó cuatro años de trabajo, Klein, nacida en Canadá, retoma el tono de denuncia y revelación que hizo de su primer libro, No logo , un best seller traducido a 28 idiomas. Describe aquí cómo el huracán Katrina, los atentados del 11 de Septiembre, la invasión a Irak, crisis políticas y económicas en Rusia, China y Polonia, y las dictaduras del Cono Sur fueron aprovechadas para aplicar la doctrina neoliberal.

"Este libro es un análisis latinoamericano del neoliberalismo", dice Klein a LA NACION, y asegura que aspira a que el texto "dé a la gente algunas herramientas" para poder anticipar las tácticas del capitalismo, hoy más cuestionado, pero aún triunfante.

-¿Hasta qué punto el "capitalismo del desastre" que usted describe es nuevo?

-El uso del desastre para impulsar el capitalismo es un truco bastante antiguo. Uno de sus ecos históricos está en la época colonial, por ejemplo en los relatos de los primeros colonos de América del Norte, que veían las plagas que mataban a los nativos como un trabajo de Dios para limpiar la tierra. Lo nuevo es que los desastres mismos hoy son la frontera para la privatización. El desastre se usa para hacer avanzar la agenda capitalista, pero además hay conciencia de que cada desastre es una oportunidad de negocios para reemplazar al Estado.

-¿Cómo influyó en su análisis el haber vivido en América latina?

-Nunca habría escrito este libro si no hubiera vivido en la Argentina en este período clave del comienzo de la guerra en Irak. Ver el modo en que mis amigos argentinos interpretaban la guerra, que era totalmente distinto del modo en que estaba siendo interpretada en Europa y los Estados Unidos, fue una nueva perspectiva. Entendí la violencia con que el neoliberalismo había sido impuesto en el Cono Sur como su primer laboratorio. Este libro es un análisis latinoamericano del neoliberalismo. Sus ideas son profundamente conocidas y comprendidas en América latina y lo han sido por décadas. El modo en que la historia ha sido contada es que el neoliberalismo tuvo un nacimiento sangriento en América latina y luego creció y se volvió más democrático y respetuoso de los derechos humanos. Pero lo que se ve en Rusia, en Polonia, en China, es que allí había conciencia de estar imitando el modelo latinoamericano.

-¿Qué tiene de particular la "reconstrucción popular" como respuesta al neoliberalismo que usted ve en América latina?

-Dado que el neoliberalismo llegó a América latina primero, el rechazo también empezó aquí antes. La reconstrucción popular está aquí más avanzada, además, porque hay una comprensión profunda de que el neoliberalismo nunca fue un proceso democrático. En ninguna otra parte del mundo hay un rechazo del consenso neoliberal tan claramente articulado, aunque podemos discutir si ese rechazo ideológico se traduce luego en políticas concretas.

-Muchas formas de democracia directa que se desarrollaron luego de la crisis de 2001, como las fábricas recuperadas, que usted conoce, parecen haberse debilitado.

-No estoy segura de que sea así. En la Argentina, el gobierno rechaza la retórica y cierta realidad del neoliberalismo, pero no apoya de manera correspondiente la democracia directa y los mecanismos cooperativistas. Si se mira lo que pasa en Bolivia y Venezuela, se ve que si el Estado lo toma como un modelo económico alternativo, puede crecer muy rápido y ser parte sustancial de la economía. Pero esto no sucede sin apoyo del Estado.

-Justamente, mucha gente piensa aquí que, más allá de un cambio de discurso, la misma dirigencia política se prolonga.

-Lo que se ve aquí es una diferencia muy clara con lo que pasa en Bolivia o Ecuador, donde hay nuevas fuerzas políticas que responden a movimientos sociales. En la Argentina, en muchos aspectos se mantiene una relación de fuerzas tradicional y ésa es justamente la razón de que no haya más apoyo de los Kirchner a modelos como los de las fábricas recuperadas, porque desafían el modelo clientelista. Si la gente dice que no quiere depender de la asistencia del Estado, es una demanda política peligrosa. De todos modos, es mejor que la era Menem.

-¿Es optimista cuando mira el panorama mundial?

-Hay razones para la esperanza, pero también para la precaución. Las resistencias que estamos viendo pueden ser amenazadas por el neoliberalismo. Es peligroso cuando se oye a la izquierda celebrar demasiado la crisis de los mercados. El mundo que queremos tiene que ser creado, no sucederá si lo dejamos a las fuerzas del laissez faire . Soy optimista cuando miro a los Estados Unidos, donde el desastre neoliberal se ha vuelto evidente para los norteamericanos. Pero al mismo tiempo hay una derecha nacionalista muy poderosa que está tratando de apropiarse de ese desencanto. Es increíble la aceptación que ha ganado el discurso racista en los últimos años.

-¿Qué impacto querría que tuviera el libro?

-Este libro intenta preparar a la gente para el próximo shock, porque lo que vimos después del 11 de Septiembre es que estamos a merced de líderes que nos manipulan y pueden destruir nuestras libertades civiles y nuestra democracia, y vender nuestros países a corporaciones. Espero que este libro dé a la gente algunas herramientas para poder anticipar estas tácticas.

- ¿Se preguntó alguna vez si el capitalismo es tan poderoso que puede resistir críticas como la suya?

-Claro que puede hacerlo. Lo único que amenaza al neoliberalismo es un rechazo masivo. Los libros sólo pueden proveer algo de munición intelectual para los movimientos sociales. Eso trato de hacer.

Por Raquel San Martín
De la Redacción de LA NACION

Hospitales Potemkin

Por Rafael Luís Gumucio Rivas

lunes, 21 de abril de 2008

Dudo que muchos chilenos conozcan el pueblo Curepto: si no fuera por el celo fundacional de los funcionarios del Ministerio de Salud, esta pequeña comarca seguiría teniendo la existencia cancina de los villorrios campesinos de la zona central de Chile y sus enfermos tendrían que viajar a Talca en busca de la cura a sus enfermedades tal como lo hacían, en el siglo XVIII, los habitantes de las aldeas de Crimea, después de la visita de Catalina II.

Nada grave, pues los pobres saben esperar y exigen muy poco a sus gobernantes. Por desgracia, los periodistas - que hoy tienen celulares capaces de obtener fotografías sorpresivas y poderosas cámaras de video – fisgoneando descubrieron en este olvidado pueblo que la inauguración del hoy famoso hospital se había llevado a cabo con camas y enfermos arrendados, lo que equivale a una escena perfecta similar a la de las famosas aldeas Potemkim. El hospital de Curepto es similar a una torta de frutilla y, según algunos mal pensados, ni siquiera caben las camas.

Nada peor que los testimonios fotográficos. Por ejemplo, a mi me encantaría quemar las horribles fotos tamaño carné, en que uno aparece con cara de sonso candidato a reo y sólo le faltaría tocar el piano. La fotografía en que aparecen la Presidenta, rodeada de un séquito de ufanos, alegres e ingenuos funcionarios, examinando a una mujer embarazada es un cuadro gráfico que debe avergonzar a quienes han sido inmortalizados en él. ¡Cómo no se va a poder dictar un Decreto que ordene su quema!

El incidente podría haber sido un fait divers, una anécdota digna de ser contada a los nietos, si no hubiera mediado el afán de los medios de comunicación de la derecha política por descubrir hasta en los quintos infiernos acontecimientos que perjudicaran al gobierno de la presidenta Michelle Bachelet; periodistas, ministros y políticos se han convertido en defensores de los habitantes de Curepto: Francisco Vidal sostiene que a la Presidenta no se le miente, que “esto no tiene nombre” y así van desfilando las acusaciones y peticiones de disculpas. Michelle Bachelet actúa con premura y destituye al encargado de Salud del Maule y al Intendente de la Región; por su parte, los diputados aprueban una comisión investigadora que, como se supone quedará en nada, igual que las anteriores.

Es posible que el hospital de Curepto sea ahora reinaugurado con camas y petacas, agregando tecnología de punta en el más breve plazo. Es seguro que los cureptinos serán tratados con una enorme cortesía por parte de los funcionarios de la salud – tratamiento que debiera existir en todos los hospitales y centros de salud en Chile – no habrá lista de espera, mucho menos colas que, siúticamente se llaman filas, les aplicarán inyecciones con manos de ángel y las operaciones se harán con rayos láser; el hospital de Curepto será la jauja de Potemkin.

Jamás pensé que Curepto fuera el centro de los análisis e investigaciones que sesudos cuentistas políticos, formados en universidades norteamericanas, y que escritores de la calidad de Jorge Edwards le dedicara una página entera en el diario La Segunda; no ha faltado el investigador de Libertad y Desarrollo que, ante el desastre, proponga privatizar la salud pública, algo así como que todos los chilenos pertenezcan a las carísimas y abusadoras Isapres. No se me ocurre cómo se pagaría cuando la media del salario chileno, que corresponde al 75% de los ciudadanos, es de $250.000, salvo que el Estado les cubriera el precio de las Isapres. Cómo no va a ser fantástico que todos pudiéramos ser tratados de nuestras dolencias en la Clínica de la U. Católica, La Alemana o Las Condes, entonces el gasto en salud no debiera ser de 300 dólares per capita, sino más de 5.000 dólares. ¿Se dan cuenta qué podría pasar si la derecha , por azar, llegara a gobernar?

Desafortunadamente, el caso del hospital de Curepto tiene un precedente histórico de categoría que, incluso, ha formado parte de un genial relato de Jorge Luís Borges. Me refiero a las famosas aldeas Potemkim: Gregorio Potemkim fue el ministro predilecto de la sensual Catalina II; la buena emperatriz, preocupada por la miserable existencia de los campesinos de Crimea, entregó a su ministro parte del presupuesto para que mejoraran sus viviendas; Potemkim se guardó el dinero, como buen funcionario zarista. Nunca ha sido barato ser amante de una reina o de una emperatriz, así le pasó a Mazarino con María de Médicis, a Manual Godoy con María Luisa y a Disraeli con la reina Victoria de Inglaterra.

Un buen día a Catalina se le ocurrió ir a visitar sus territorios en Crimea. Potemkim, desesperado, contrató a actores que reemplazaran a los campesinos: construyó casas y palacios más bellos que los San Petersburgo. La emperatriz estaba feliz, incluso quiso hacer de Crimea la capital de su imperio. Por cierto, nuestra Presidenta no tiene nada que ver con Catalina, pues es seria, casta y responsable y jamás se le hubiera ocurrido, como Catalina, tener entre sus amores a Francisco Miranda, el verdadero padre de la Gran Colombia, a quien Potemkim le tenía una soberana envidia.

Nada más agradable que ser funcionario del Estado: es pan duro, pero seguro, pues el empleado sabe que los 15 de cada mes recibirá, en su cuenta corriente, el justo pago a los servicios prestados al Estado. Honorato de Balzac fue feliz el corto período que sirvió como empleado público y empezó a pasarlo mal cuando se independizó viéndose obligado a escribir un folletín diario para llevar el pan a su mesa. El conjunto de estas obras formaron La comedia humana.

Dostoievski odiaba a los funcionarios zaristas. Usted puede encontrar sus peores retratos en Crimen y castigo, El doble y El Idiota. San Petersburgo era la ciudad de los funcionarios pretenciosos, arribistas, estafadores y defraudadores del Estado. Dickens trabajó muy poco tiempo y se consideró tan explotado que escribió sus terribles novelas sobre la miseria, en la Inglaterra de la sociedad industrial. Carlos Marx no tuvo nunca jefe y, a lo mejor, si hubiera un feliz empleado público, no hubiera escrito El Capital; su yerno, el martiniqués Paul Lafarge escribió, nada menos que un elogio al ocio - a lo mejor, alguna vez fue trabajó para el Estado-

En el Chile plutocrático ser empleado era un oficio de siúticos; a veces, los caballeros arruinados se veían obligados a aceptar un cargo público. Como confiesa el historiador Francisco Antonio Encina, consistía en ir a cobrar el sueldo una vez al mes. Parece que Francisco Bilbao hacía lo mismo, como funcionario de Estadística. Por mi parte, mis mejores recuerdos los conservo cuando fui empleado público – y me muero de ganas de volver a serlo-.

Creo en la época contemporánea los partidos políticos son agrupaciones de funcionarios, lo que no es ninguna novedad, pues han sido analizados, ampliamente, por Weber y Michels. Los partidos están presos en la jaula de hierro de la burocracia, razón por la cual en la administración pública se les llama oficiales, que van graduados como el ejército: del uno al dieciséis; este último es el junior. Recuerdo que en las ceremonias oficiales de la embajada de Chile en Canadá nos ubicaban según nuestro grado: el último – el conscripto – era el agregado cultural. Cuando los partidos permanecen mucho tiempo en el poder los cargos burocráticos predominan en sus Congresos y la composición de directivas se hace según la graduación en la administración pública, salvo el caso de los cargos que emanan de la soberanía popular que, en Chile, son tan burocráticos como los otros, pues también poseen inamovilidad administrativa. Hay otros, como los gerentes de empresas estatales que son muy poderosos económicamente y que tienen capacidad de dar empleos a los camaradas que están cesantes. Los Hay de todo: Codelco, Ferrocarriles, Banco del Estado, Enap e INDAP. Hoy, Ferrocarriles no es muy buen negocio, pues se alzaron con camas y petacas.

Es prácticamente imposible ser militante activo de un partido y no contar con un puesto fiscal, salvo que pertenezca a una tendencia un poco rebelde y sea calificado por el presidente como díscolo. Esto de los asesores no es nada nuevo; Eduardo Frei Montalva los tuvo a raudales; hoy tienen la denominación de operadores políticos, algo así como personas que conquistan a los ciudadanos para votar por sus jefes, desde puestos fiscales; no dominan los temas propios de la institución a la que pertenecen, sin embargo, dedican día y noche a defender el partido y el gobierno; nada se les puede reprochar, si se considera que grandes pensadores se han limitado a ir a cobrar sus sueldos en sus respectivas oficinas. Lo único malo es que no se conoce ninguna obra importante de los famosos operadores políticos, por el contrario, muchos de ellos han sido cuestionados y, algunos, en los tribunales de justicia.

La Concertación pacto con la dictadura en el sentido de mantener inamovibles a los antiguos empleados del tirano Pinochet, por consiguiente, tuvo que recurrir a contratos anuales, a mano alzada, pagados con boletas de servicio; este procedimiento no respeta mucho el Código del Trabajo, pero mientras no haya un cambio radical en la administración pública, tendremos que convivir con este sistema, tan como se hace con la autoritaria Constitución del 80. Lamentablemente, este sistema se ha prestado para abusos, como los descubiertos en Gendarmería y en el Registro Civil, entre otros casos. A lo mejor es una exageración decir, como el Contralor actual que “la administración pública es un despelote”, pero no anda muy lejos.

El ministro Edmundo Pérez Yoma, creo yo, pretende ser una especie de jefe de gobierno en pleno presidencialismo: apenas asumió el cargo dijo que iba a hacer política, a reformar radicalmente el Estado, para no sufrir el destino de sus predecesores, Andrés Zaldívar y Belisario Velasco y del suyo propio durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, en que terminó encerrado en el Ministerio de Defensa, presidiendo la entrega del mando de Augusto Pinochet. Para reformar la administración del Estado se requiere el apoyo de la derecha, lo que sería contradictorio con las “declaraciones de guerra” de Francisco Vidal. No creo que Pérez Yoma sea un Bismark – que fue capaz de construir el Estado alemán en base a la poderosa educación primaria, que levó al triunfo germano contra Francia- en Chile tenemos un pésimo sistema educacional y, por consiguientes, malos hábitos administrativos.

Rafael Luís Gumucio Rivas

domingo, 20 de abril de 2008

¿Cambios en Cuba?

¿Se abandona o progresa el socialismo en Cuba?

por Salim Lamrani*

La prensa comercial han presentado la abolición de ciertas restricciones al consumo en Cuba como el signo de un cambio de sistema económico, del socialismo hacia el liberalismo, a consecuencia del retiro de Fidel Castro de la jefatura de la nación. En realidad, observa el investigador Salim Lamrani, estas restricciones han sido eliminadas porque se convirtieron inútiles. Cuba ha encontrado nuevos socios económicos para dinamizar su economía a pesar del bloqueo de EEUU. Estas reformas no significan una ruptura política, estas reformas —que fue objeto de largos debates nacionales— muestran la voluntad de los Cubanos de llegar al desarrollo conservando su sistema económico.

La prensa occidental ha sido prolija con respecto a los cambios ocurridos en Cuba después de la elección de Raúl Castro como presidente de la República y celebró una eventual liberalización de la economía de la isla (1). Pero esta realidad se trató, como siempre cuando se habla de Cuba, de manera superficial y errónea. Bien sea con respecto a la adquisición de aparatos eléctricos, a los hoteles o a los celulares, las restricciones que estaban vigentes hasta hace poco tenían explicaciones racionales, pero las multinacionales de la información no las han abordado. En realidad, se lanzó un intenso debate a principios del año 2008, poco antes de la decisión de Fidel Castro de no presentarse a la reelección, con el objetivo de mejorar el socialismo cubano. Dicho debate implicó al conjunto de la población y generó 1,3 millones de propuestas.

Los aparatos eléctricos

Los medios anunciaron a bombo y platillo que los cubanos ya eran libres para adquirir aparatos eléctricos y electrodomésticos, dando a entender que antes estaban completamente prohibidos a la venta (2). Ahora bien, la realidad es sensiblemente diferente. La venta de estos artículos jamás ha estado prohibida en Cuba, aparte de algunos productos informáticos y otros de gran consumo energético tales como las cocinas eléctricas o los microondas, en una época en que la producción energética de Cuba era insuficiente para cubrir las necesidades de la población.

En efecto, durante el período especial que empezó en 1991, después de la desintegración del bloque soviético, Cuba se quedó sola frente al mercado internacional y tuvo que hacer frente a la desaparición de más del 80% de su comercio exterior y, además, al recrudecimiento de la implacable agresión económica por parte de Estados Unidos. En este contexto sumamente difícil, la isla del Caribe fue golpeada por fuertes penurias, particularmente en cuanto a la energía, lo que ocasionaba largos apagones. En esa época las autoridades limitaron la venta de aparatos eléctricos devoradores de energía. Esas restricciones estaban totalmente justificadas. En efecto, hubiera sido irresponsable proceder de otro modo pues el sistema energético, fuertemente subvencionado, hubiera colapsado.

Gracias al ingenio de los cubanos, a los esfuerzos apoyados por la población y a las nuevas relaciones comerciales con países como Venezuela y China, Cuba dispone de una economía más fuerte y logró resolver su problema energético. Gracias a la «Revolución energética» lanzada en 2006, que consistió en remplazar los bombillos y los antiguos aparatos electrodomésticos como los televisores, refrigeradores, ventiladores y otros aparatos eléctricos, por productos más modernos y de menor consumo, millones de cubanos se han beneficiado de toda una gama de productos electrodomésticos nuevos con precios subvencionados por el Estado, o sea, por debajo del precio del mercado.

Ahora los ahorros de energía realizados permiten hacer frente a la demanda de la población, lo que explica la eliminación progresiva de las restricciones en cuanto a la adquisición de nuevos aparatos electrodomésticos, ordenadores y otros, como videos. Así, los cubanos tiene acceso a una selección más amplia de bienes de consumo. Por lo tanto, las limitaciones se explicaban sólo por un factor de orden económico, es decir una carencia de producción energética. La prensa occidental no se ha molestado en abordar estos elementos en el tratamiento del tema.

Los medios se apresuraron a subrayar, con razón, que muchos cubanos no podrían tener acceso a los artículos en venta al precio del mercado debido a su elevado coste con respecto al salario relativamente modesto vigente en Cuba. No obstante, esta realidad concierne a una inmensa parte de la población mundial, que vive en la pobreza, y cuyas principales preocupaciones no son adquirir un lector de Dvd o un microondas, sino comer tres veces al día y tener acceso a la salud y a la educación, angustias inexistentes en Cuba.

Así, según el último informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre la inseguridad alimentaria en el mundo, 854 millones de personas en todo el planeta, entre ellos 9 millones en los países industriales, sufren desnutrición (3). En el continente americano sólo tres países ya han alcanzado los objetivos de la Cumbre Mundial de la Alimentación 2015: Cuba, Guyana y Perú (4). Según la UNESCO, actualmente, un adulto de cada cinco en el mundo no está alfabetizado, o sea 774 millones de personas, y 74 millones de niños carecen de escuelas (5). Según la UNICEF, cada día más de 26.000 niños menores de cinco años mueren de hambre o enfermedades curables, o sea 9,7 millones cada año (6). Ningún cubano forma parte de estas listas.

Las multinacionales de la información siempre eluden el planteamiento de la realidad cubana con relación a la problemática latinoamericana y del Tercer Mundo pues es edificante y conduce inevitablemente a las comparaciones.

Los celulares

El acceso al celular también se ha ampliado en Cuba por diversas razones (7). La primera es de orden económico y la segunda de orden tecnológico. El acceso al celular se ha masificado por todo el mundo occidental en los años 90.

En esa época, Cuba tenía otras prioridades diferentes a la de proporcionar acceso al teléfono celular a la población. Los retos concernían entonces la alimentación, el transporte y la vivienda. El problema alimentario actualmente está resuelto en Cuba. En lo que se refiere al transporte se está solucionando, especialmente gracias a la importación de numerosos autobuses chinos. En cuanto a la vivienda, se trata sin lugar a dudas de la principal dificultad a la que se enfrenta la población.

En este caso tampoco se trata de una especificidad cubana. La realidad es la misma en cualquier ciudad del primer mundo, como París, con una diferencia: en Cuba se trata de una carencia de viviendas debida a las sanciones económicas estadounidenses que impiden la construcción de 100.000 viviendas adicionales al año, mientras que los parisinos tienen que hacer frente a una absurda aberración. En efecto, más de 100.000 viviendas, propiedad de las clases acomodadas, están vacías en París mientras 100.000 familias están buscando un techo. A pesar de que existe una ley de requisa las autoridades nunca la aplican. En Cuba, los ciudadanos jamás aceptarían semejante escándalo (8).

En Francia, según el Ministerio de la Vivienda, 1,6 millones de personas viven en viviendas sin ducha o sin baño. Más de un millón de franceses están alojados en «situación de superpoblación acentuada», 550.000 personas viven en pensiones, entre ellas 50.000 niños, 146.000 en caravanas y 86.000 son «sin techo» y viven en la calle (9). Sin embargo, cerca de dos millones de viviendas están vacías en Francia, de ellas 136.554 en París. Otra aberración: sólo 32.000 viviendas en París pagan el impuesto sobre la vivienda vacía mientras que más de 136.000 tendrían que pagarlo. Pero las autoridades prefieren cerrar los ojos (10).

Volviendo al celular, el segundo obstáculo era de orden tecnológico (todavía es el caso para el acceso a Internet pues Washington impide que Cuba se conecte al cable de fibra óptica del Estrecho de Florida que le pertenece). Cuba dispone de una conexión satélite limitada que, además, es extremadamente costosa. Es la razón por la que el acceso al teléfono celular había sido restringido. Con la mejoría de la situación económica, la oferta se ha ampliado a toda la población, aunque las tarifas sigan siendo muy elevadas. En este caso también, aunque el celular está ampliamente difundido en Occidente, sigue siendo un lujo para muchos habitantes del planeta.

El acceso a los hoteles

En cuanto a los hoteles, los medios también dieron prueba de parcialidad. Hasta el 1 de abril de 2008, el acceso a los hoteles de lujo estaba no prohibido, como afirmó la prensa occidental, sino limitado. Aquí, la explicación es de orden social y económico.

En los años 90, el resurgimiento de un fenómeno que fue erradicado cuando triunfó la Revolución en 1959 preocupaba mucho a las autoridades: la prostitución. Para intentar encauzar este problema que surgió de las dificultades a las que tuvieron que hacer frente los cubanos, el gobierno de La Habana decidió limitar el acceso de la población a las infraestructuras turísticas. Gracias a la labor de los trabajadores sociales y a la mejora de la situación económica, este fenómeno social, si no ha desaparecido todavía, ha sido atenuado sustancialmente.

La segunda explicación es de orden económico. En efecto, con el desarrollo vertiginoso del turismo a partir de los años 90, la capacidad hotelera cubana se ha revelado insuficiente para acoger a la vez a los extranjeros y a los cubanos. Las autoridades privilegiaron la acogida de los extranjeros, sobre todo en temporada alta, partiendo de un razonamiento económico. Un turista cuyas demandas de veraneo no se pudieran satisfacer gastaría su dinero fuera del país, lo que generaría un lucro cesante significativo para la economía del país. En cambio, la pequeña categoría de cubanos que tiene los recursos necesarios para pagarse un hotel de lujo gastaría su dinero en otros sectores pero éste se quedaría en el país.

La prensa occidental también se detuvo en las tarifas relativamente prohibitivas para el cubano medio. Según Associated Press, son muy pocos los cubanos que pueden pagarse una habitación que cuesta 173 dólares por noche en el hotel «Ambos Mundos» (cuatro estrellas) de la Habana Vieja, uno de los establecimientos turísticos más prestigiosos de la capital, que era el preferido de Ernest Hemingway (11). Tiene razón. Pero se olvida, otra vez, de subrayar que el acceso a una habitación de hotel de renombre es un lujo para todos los habitantes del Tercer Mundo y para una amplia categoría de ciudadanos que viven en países desarrollados. A título de comparación, ¿cuántos franceses, por ejemplo, pueden pagarse una habitación de 730 euros (la más barata) en el Ritz (cinco estrellas) de París? (12)

¿Liberalización económica?

¿Acaso conducen estas reformas hacia cierta liberalización de la economía cubana? (13). Sería un error pensarlo. Hay que recordar que en los años 80 los cubanos tenían acceso con abundancia a los bienes de consumo. Se trata simplemente de la supresión de restricciones que ya no tienen razón de ser. Otras deberían seguir rápidamente. Así, el gobierno decidió alquilar tierras ociosas a pequeños productores privados con el fin de aumentar la producción agrícola, en el momento en que los precios de las materias primas han alcanzado cumbres (14).

Los verdaderos cambios en Cuba ocurrieron en 1959 y la isla se halla en evolución constante desde esa fecha. Allí la crítica es constante y basta con leer la prensa nacional para convencerse de ello, particularmente los diarios Juventud Rebelde y Trabajadores cuyo tono es sumamente incisivo y sin concesiones. Hay una voluntad política innegable, entre los altos dirigentes, de suscitar el debate. La propia hija de Raúl Castro, Mariela Castro, sexóloga que defiende los derechos de las minorías gay y lesbiana, abogó en favor del «socialismo, pero con menos prohibiciones» (15). Pero los medios fingen no percibir esta realidad. Contrariamente a lo que pretenden –y esperan– las multinacionales de la información, Washington y la Unión Europea, los cubanos no volverán a una economía de mercado, sino que continuarán esforzándose en la construcción de un socialismo moderno, más justo y más racional.

Notas

(1) Will Weissert, «Raul’s Reforms May Strengthen Communism», 2 de abril de 2008.

(2) Will Weissert, «Castro Reforms: Dvd’s, Farms for Cubans», The Associated Press, 2 de abril de 2008.

(3) Organisation des Nations unies pour l’alimentation et l’agriculture, L’état de l’insécurité alimentaire dans le monde 2006 (Rome : FAO, 2006), p. 8.

(4) Ibid., p. 17.

(5) Institut de statistique de l’UNESCO, «Alphabétisme», 9 de abril de 2007. http://www.uis.unesco.org/ev.php?URL_ID=6401&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201 (sitio consultado el 15 de abril de 2008).

(6) UNICEF, La situation des enfants dans le monde 2008. La survie de l’enfant (New York, décembre 2007), p. 1.

(7) The Associated Press, «Cuban Restrictions Eased By Raul Castro», 2 de abril de 2008, Will Weissert, «Cubanos hacen largas filas para comprar celulares», The Associated Press/El Nuevo Herald, 15 de abril de 2008.

(8) Droit au Logement, «Le logement en chiffres: exclusions et inégalités», 2002. http://www.globenet.org/dal/index.php3?page=SOMMSITUCHIF (sitio consultado el 15 de abril de 2008).

(9) Ministère du Logement, de l’Equipement et des Transports, Questionnaire de la Commission de la Production et des Echanges. Projet de LFI pour 2001 & INSEE, enquête 2001 sur la population «fréquentant les services d’hébergement et les distributions de repas chauds», in Droit au Logement, op. cit.

(10) Droit au Logement, op. cit.

(11) Will Weissert, «Thanks Raul: Cubans Can Stay in Hotels», The Associated Press, 1 de abril de 2008.

(12) Hôtel Ritz Paris, «Tarifs».

http://www.ritzparis.com/jump_to.asp?id_target=1250&id_lang=1 (sitio consultado el 15 de abril de 2008).

(13) Reuters, «Les téléphones portables désormais autorisés à Cuba», 14 de abril de 2008.

(14) The Associated Press, «Cuba Lends private Farmers Unused Land», 1 de abril de 2008; Andrea Rodriguez & Will Weissert, «Communiste Cuban Solution: Private Farms», 5 de abril de 2008.

(15) Alessandra Coppola, «Socialismo, ma con meno proibizioni», Corriere della Sera, 27 de marzo de 2008.

Salim Lamrani

Salim Lamrani es profesor, escritor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba ediciones Pantin: Le Temps des Cerises, Francia 2005, Cuba face à l’Empire (Cuba contra el Imperio) ediciones Timéli, Suiza, 2006 y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006).


Revisado por Caty R. quien pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate.

domingo, 6 de abril de 2008

Conocer el pasado para comprender el presente

Los servicios secretos estadounidenses implicados entre la China y el Tibet

por Comandante Fidel Castro*

Las imágenes de CNN acerca del Tibet son simplistas: de un lado nos muestra a los Chinos como los malos de la película porque son comunistas, del otro, a los Tibetanos porque son budistas. Pero el comandante Fidel Castro nos alerta que todo esto no es más que pura propaganda. La historia de esa región nos enseña las verdaderas viejas causas y pugnas chino-norteamericanas: la adhesión del Tibet al Kuomintang para luchar contra Mao, y la guerrilla budista bajo dirección de la CIA.

Desde La Habana (Cuba)

Primera parte

La victoria china

Sin algunos conocimientos históricos elementales no se comprendería el tema que abordo.

En Europa habían oído hablar de China. Marco Polo, en el otoño de 1298, contó cosas maravillosas del singular país al que llamó Catay.

Colón, navegante inteligente y audaz, estaba informado de los conocimientos que poseían los griegos sobre la redondez de la Tierra.

Sus propias observaciones lo hacían coincidir con aquellas teorías. Ideó el plan de llegar al Lejano Oriente navegando hacia el oeste desde Europa. Calculó con excesivo optimismo la distancia, varias veces mayor. Sin imaginarlo, se le atraviesa en su ruta, entre el Océano Atlántico y el Pacífico, este continente. Magallanes realizaría el viaje concebido por él, aunque murió antes de llegar a Europa. Con el valor de las especias recogidas se pudo pagar la expedición iniciada con varias embarcaciones, de las cuales sólo una regresó, como preámbulo de futuras colosales ganancias.

Desde entonces, el mundo comenzó a cambiar con pasos acelerados.

Viejas formas de explotación volvieron a repetirse, desde la esclavitud hasta la servidumbre feudal; antiguas y nuevas creencias religiosas se extendieron por el planeta.

De esa fusión de culturas y hechos, acompañada por los avances de la técnica y los descubrimientos de la ciencia, nació el mundo actual, que no podría comprenderse sin un mínimo de antecedentes reales.

El comercio internacional, con sus ventajas y sus inconvenientes, se imponía por las potencias coloniales, como España, Inglaterra y otras potencias europeas. Estas, especialmente Inglaterra, pronto comenzaron a dominar el suroeste, sur y sureste de Asia, así como Indonesia, Australia y Nueva Zelandia, extendiendo su dominio por la fuerza en todas partes. A los colonizadores les faltaba someter al gigantesco país chino, de milenaria cultura y fabulosos recursos naturales y humanos.

El comercio directo entre Europa y China se inició en el Siglo XVI, después que los portugueses establecieron el enclave comercial de Goa en India y el de Macao al sur de China.

El dominio español de Filipinas facilitó el intercambio acelerado con el gran país asiático. La dinastía Qing, que gobernaba China, intentó limitar todo lo posible este tipo de operación comercial no favorable con el exterior. Lo permitieron solo por el puerto de Cantón, ahora Guangzhou.

Gran Bretaña y España tenían grandes déficits por la baja demanda del enorme país asiático, relacionados con mercancías inglesas producidas en la metrópoli, o productos españoles procedentes del Nuevo Mundo no esenciales para China.

Ambas habían comenzado a venderle opio.

El comercio del opio en gran escala era dominado inicialmente por los holandeses desde Jakarta, Indonesia. Los ingleses observaron las ganancias que se aproximaban al 400 por ciento. Sus exportaciones de opio, que en 1730 fueron de 15 toneladas, se elevaron a 75 en 1773, embarcado en cajas de 70 kilogramos cada una; con él compraban porcelana, seda, condimentos y té chino.

Ilustración / foto: A la izquierda aparece la fotografía de William H. Russell, quien venía de una familia increíblemente millonaria que había hecho fortuna justamente con uno de los comercios más repugnantes del siglo XIX: el tráfico de opio en China y otras regiones de Asia (ver foto derecha, un fumadero de opio en China en esa época). Russell heredó esta empresa, la «Russell and Company», un imperio del tráfico de opio. Russell era un apasionado de las sectas secretas y luego de un aprendizaje en Alemania en 1833 creó a su regreso en los EEUU y en el campus de la universidad de Yale, la sociedad secreta Skull and Bones (la Calavera, en inglés: Cráneo y Hueso, ver emblema arriba con su número secreto 322), la cual ha captado a través de los años a las elites y otras familias ricas del país para crear una cofradía del poder político, ligadas a las grandes fortunas. El presidente George W. Bush es miembro de esta secta secreta. «Russell and Company» es hoy en día el verdadero propietario de esta famosa universidad norteamericana de Yale, fundada en 1701 por religiosos anglo-sajones llegados al «Nuevo Continente».

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El opio y no el oro era la moneda de Europa para adquirir las mercancías chinas.

En la primavera de 1830, ante el desenfrenado abuso del comercio de opio en China, el emperador Daoguang ordenó a Lin Hse Tsu, funcionario imperial, combatir la plaga, y este ordenó la destrucción de 20 mil cajas de opio. Lin Hse Tsu envió carta a la Reina Victoria pidiéndole respeto a las normas internacionales y que no permitiera el comercio con drogas tóxicas.

Las Guerras del Opio fueron la respuesta inglesa. La primera de ellas duró tres años, de 1839 a 1842. La segunda, a la que se sumó Francia, cuatro años, de 1856 a 1860. También se les conoce como las Guerras Anglo-chinas.

El Reino Unido obligó a China a firmar tratados desiguales, por medio de los cuales se comprometía a abrir varios puertos al comercio exterior y a entregarle Hong Kong. Varios países, siguiendo el ejemplo inglés, impusieron términos desiguales de intercambio.

Semejante humillación contribuyó a la rebelión Taiping de 1850 a 1864, la rebelión Bóxer de 1899 a 1901 y, por último, a la caída de la dinastía Qing en 1911, que por diversas causas ―entre ellas la debilidad frente a las potencias extranjeras― se había vuelto sumamente impopular en China.

¿Qué ocurrió con Japón?

Este país, de antigua cultura y muy laborioso, como otros de la región, se resistía a la «civilización occidental»”y durante más de 200 años ―entre otras causas por su caos en la administración interna― se había mantenido herméticamente cerrado al comercio exterior.

En el año 1854, después de un viaje exploratorio anterior con cuatro cañoneras, una fuerza naval de Estados Unidos al mando del Comodoro Matthew Perry, amenazando con bombardear a la población japonesa ―indefensa frente a la moderna tecnología de aquellos buques―, obligó a los shogunes a firmar, en nombre del Emperador, el Tratado de Kanagawa, el 31 de marzo de 1854. Así se inició en Japón el injerto con el comercio capitalista y la tecnología occidentales. Desconocían entonces los europeos la capacidad de los japoneses para desenvolverse en aquel campo.

Tras los yanquis, llegaron los representantes del imperio ruso desde el Extremo Oriente, temiendo que Estados Unidos, a quienes vendieron después Alaska el 18 de octubre de 1867, se les adelantaran en el intercambio comercial con Japón. Gran Bretaña y las demás naciones colonizadoras europeas arribaron rápido a ese país con los mismos fines. Durante la intervención de Estados Unidos en el año 1847, Perry ocupó varias partes de México. El país perdió al final de la guerra más del 50 por ciento de su territorio, precisamente las áreas donde se acumulaban las mayores reservas de petróleo y gas, aunque entonces el oro y el territorio donde expandirse, y no el combustible, eran el objetivo principal de los conquistadores.

La primera guerra chino-japonesa fue declarada oficialmente el 1º de agosto de 1894. Japón entonces deseaba apoderarse de Corea, un Estado tributario y subordinado a China. Con armamento y técnica más desarrollados, derrotó a las fuerzas chinas en varias batallas próximas a las ciudades de Seúl y Pyongyang. Posteriores victorias militares le abrieron el camino hacia territorio chino.

En el mes de noviembre de ese año, tomaron Port Arthur, actual Lüshun. En la desembocadura del río Yalu y en la base naval de Weihaiwei, sorprendida por un ataque terrestre desde la península de Liaodong, la artillería pesada japonesa destruyó la flota del país agredido.

La dinastía tuvo que pedir la paz. El Tratado de Shimonoseki, que puso fin a la guerra, fue firmado en abril de 1895. Se obligaba a China a ceder Taiwán, la península de Liaodong y el archipiélago de las Islas Pescadores a Japón «a perpetuidad»; pagar además una indemnización de guerra de 200 millones de taeles de plata y abrir cuatro puertos al exterior. Rusia, Francia y Alemania, defendiendo sus propios intereses, obligaron a Japón a devolver la Península de Liaodong, pagando en cambio otros 30 millones de taeles de plata.

Antes de mencionar la segunda guerra chino-japonesa, debo incluir otro episodio bélico de doble trascendencia histórica que tuvo lugar entre 1904 y 1905 y no puede omitirse.

Después de su inserción en la civilización armada y las guerras por el reparto del mundo impuestas por Occidente, Japón, que ya había librado la primera guerra contra China antes señalada, desarrolló su poderío naval lo suficiente como para asestar tan duro golpe al imperio ruso, que estuvo a punto de provocar prematuramente la revolución programada por Lenin al crear en Minsk, diez años antes, el Partido que posteriormente desataría la Revolución de Octubre.

El 10 de agosto de 1904, sin previo aviso, Japón atacó y destruyó en Shandong la Flota Rusa del Pacífico. El zar Nicolás II de Rusia, exaltado por el ataque, ordenó movilizar y zarpar, rumbo al Extremo Oriente, la Flota del Báltico. Convoyes de buques carboneros fueron contratados para llevar a tiempo los cargamentos que necesitaba la Flota mientras navegaba hacia su lejano destino. Una de las operaciones de traspaso de carbón se tuvo que realizar en alta mar por presiones diplomáticas.

Los rusos, al entrar en el sur de China, se dirigieron al puerto de Vladivostok, único disponible para las operaciones de la Flota. Para llegar a ese punto había tres rutas: la de Tsushima, su mejor variante; las otras dos requerían navegar al este de Japón, e incrementaban los riesgos y el enorme desgaste de sus naves y tripulantes.

Lo mismo pensó el almirante japonés: para esa variante preparó su plan y situó sus barcos de modo que la Flota japonesa, al dar la vuelta en «U», todas sus naves, en su mayoría cruceros, pasarían a distancia aproximada de 6 mil metros de los buques adversarios, con gran número de acorazados, que estarían al alcance de los cruceros japoneses, dotados de personal rigurosamente entrenado en el empleo de sus cañones.

Como consecuencia de la larga ruta, los acorazados rusos navegaban a sólo 8 nudos frente a los 16 de las naves japonesas. La acción militar se conoce con el nombre de Batalla de Tsushima. Tuvo lugar los días 27 y 28 de mayo de 1905.

Participaron, por el imperio ruso, 11 acorazados y 8 cruceros.

Jefe de la Flota: Almirante Zinovy Rozhdestvensky.

Bajas: 4 380 muertos, 5 917 heridos, 21 barcos hundidos, 7 capturados y 6 inutilizados.

El jefe de la Flota Rusa fue herido por un fragmento de proyectil que le golpeó el cráneo.

Por el imperio japonés participaron: 4 acorazados y 27 cruceros.

Jefe de la Flota: Almirante Heichachiro Togo.

Bajas: 117 muertos, 583 heridos y 3 torpederos hundidos.

La Flota [rusa] del Báltico fue destruida. Napoleón la habría calificado de Austerlitz en el mar. Cualquiera puede imaginarse cuán profunda herida causó el dramático hecho en el tradicional orgullo y patriotismo rusos.



La flota rusa del Báltico del zar Nicolás II fue completamente destruida por el ataque sorpresa de la marina imperial japonesa conducida por el almirante Togo, el 27 y 28 de mayo de 1905 y en el transcurso de la batalla naval al frente de las islas de Tsou-Shima. A la izquierda aparece una fotografía de archivo del acorazado-insignia «Petropavlovsk» y a la derecha una ilustración de la época mostrando el sacrificio del almirante Makarov que naufragó y pereció junto con su flota.
Rusia vivía en esa época la convulsiones de la Revolución y esta derrota aceleró el derrumbe del prestigio del régimen monárquico zarista. Nicolás II declaró en aquella época: Este día ha sido el día más negro de mi vida y de San-Petersburgo.

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Después de la batalla, Japón pasó a ser una temida potencia naval, rivalizando con Gran Bretaña y Alemania y compitiendo con Estados Unidos.

Japón reivindicó el concepto del acorazado como arma principal en los años venideros. Se enfrascaron en la tarea de potenciar la Armada Imperial japonesa. Solicitaron y pagaron a un astillero británico la construcción de un crucero especial, con la intención de reproducirlos después en astilleros japoneses. Más tarde fabricaron acorazados que superaban a sus contemporáneos en blindaje y poder.

No había sobre la Tierra ninguna otra nación que igualase a la ingeniería naval japonesa de los años 1930 en diseño de buques de guerra.

Eso explica la acción temeraria con que un día atacaron a su maestro y rival, Estados Unidos, que a través del Comodoro Perry los inició en el camino de la guerra.

Segunda parte

La victoria China

Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, China se une a los aliados. Para compensarla, le ofrecen que las concesiones alemanas en la provincia de Shandong, le serían devueltas al finalizar la contienda. Tras el Tratado de Versalles, impuesto por el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson a los amigos y a los enemigos, las colonias alemanas son transferidas a Japón, un aliado más poderoso que China.

Esta acción causó la protesta de miles de estudiantes que se congregaron en la Plaza Tiananmen el 4 de mayo de 1919. Allí se inició el primer movimiento nacionalista que triunfó en China. Se denominó «4 de Mayo». La pequeña burguesía y la burguesía nacional lo compartían con los obreros y los campesinos.

La corriente nacionalista había surgido a fines del siglo XIX y principios del XX, y se consolidó con la fundación del Kuomintang, es decir, Partido Nacional del Pueblo, encabezado por el doctor Sun Yat-sen, intelectual y revolucionario progresista que estaba muy influido por la Revolución Socialista de Octubre, con la cual reforzó sus relaciones.

El Partido Comunista de China se funda en un congreso que tuvo lugar entre el 23 de julio y 5 de agosto de 1921. Lenin envió representantes de la Internacional a ese congreso.

El movimiento comunista se dedicó a reunificar China. Entre los fundadores se encontraba el joven Mao Zedong. En los años 1923 y 1924 se conforma el Frente Único Antiimperialista entre el PCCh y el Kuomintang.

En marzo de 1925 muere Sun Yat-sen y Chiang Kai-shek toma el mando, dedicándose a controlar bajo su rígida jefatura el sur de China, en particular la zona de Shanghai.

Chiang no simpatizaba con la doctrina comunista, y en 1927 inició un proceso represivo en gran escala contra los comunistas en las unidades del Ejército Nacional Revolucionario, sindicatos y otras áreas sociales del país, especialmente en Shanghai. También reprimió fuertemente a la izquierda dentro del Kuomintang.

Después de 5 meses de ocupación militar de Manchuria, Japón estableció en 1932 el estado del Manchukuo, lo que constituía una gran amenaza para China. Chiang Kai-Shek lanzó cinco campañas de cerco y aniquilamiento contra los comunistas, que se hicieron fuertes en las bases constituidas al sur del país.

Con los que lograron escapar de la traición de Chiang Kai-shek en 1927, Mao Zedong dirigió en el área montañosa de las provincias de Jiangsu y Fujian el establecimiento, en un amplio territorio, del centro de resistencia armada con un fuerte núcleo de comunistas consecuentes y bien organizados, que se calificó de República Soviética de China.

Enfrentados a las fuerzas nacionalistas muy superiores de Chiang Kai-shek, alrededor de 100 mil combatientes chinos, bajo la dirección de Mao, inician en 1934 la Gran Marcha hacia el noroeste, bordeando el centro, un recorrido de más de 6 mil kilómetros, luchando constantemente a lo largo de la ruta durante más de un año, lo que constituyó una hazaña sin precedentes y convirtió a Mao en el líder indiscutible del Partido y de la Revolución en China.

La aplicación de las ideas de Marx y Lenin a las circunstancias políticas, económicas, naturales, geográficas, sociales y culturales de China, lo consagraron como genial estratega político y militar de la liberación de un país cuyo peso en el mundo actual no puede ser subestimado. La segunda guerra chino-japonesa se inicia el 7 de julio de 1937.

Los japoneses provocaron deliberadamente el incidente que desató la contienda. Un soldado nipón desaparece cuando su ejército realizaba una parada militar en el puente Marco Polo, sobre un río situado a unos 16 kilómetros del oeste de Beijing. Culpan al ejército chino, situado al otro lado del río, de haber secuestrado al soldado, y se provoca un combate de varias horas. Este aparece de nuevo, casi de inmediato.

Era falsa la denuncia, pero el comandante japonés ya había ordenado atacar. Tokio exige condiciones inaceptables para China, presentadas con la habitual arrogancia, y ordena el envío de tres divisiones equipadas con sus mejores armas. En pocas semanas, el Ejército japonés controló el pasillo este-oeste desde el Golfo de Chihli ―hoy Bo Hai― hasta Beijing.

De Beijing se dirige hasta Nanjing, sede del gobierno de Chiang Kai-shek. Llevaron a cabo una de las campañas terroristas más horrendas de las guerras modernas. La ciudad fue arrasada, igual que otras similares; decenas de miles de mujeres fueron violadas y cientos de miles de personas asesinadas brutalmente.

El Partido Comunista de China había priorizado la lucha por la unidad nacional frente al plan japonés, cuyo objetivo era apoderarse del enorme país con sus recursos naturales y someter a más de 500 millones de chinos a despiadada servidumbre. Japón buscaba espacio vital. Su conducta fue una mezcla de capitalismo con racismo: era la versión japonesa del fascismo.

El Frente Unido Antijaponés estaba ya vigente ese propio año 1937. Los nacionalistas estaban también conscientes del peligro. Japón ocupó la mayoría de las ciudades costeras. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, las bajas chinas sumarían millones.

Durante la épica contienda, los comunistas intensificaron su lucha contra los invasores, ocasionándoles sensibles daños.

Estados Unidos prestó ayuda a los comunistas y a los nacionalistas.

Como veía que su entrada en la guerra era inminente, solicitó al gobierno chino autorización para enviar una escuadrilla de voluntarios.

Se creó así la unidad aérea de los Tigres Voladores. Roosevelt envió al capitán Lee Chenault, que estaba retirado y en el desempeño de su tarea este expresaba su admiración por la disciplina, las tácticas y la eficacia de los combatientes comunistas.

Después del ataque a Pearl Harbor, en diciembre de 1941, Estados Unidos entró en la guerra. Sin embargo, en ningún momento Japón pudo mover sus tropas élites de China, que al final de la contienda sumaban un millón de soldados.

Chiang Kai-shek, convertido por la administración Truman ―que en un acto de terror usó las armas nucleares sobre la población civil de Japón― en el hombre fuerte de Estados Unidos, reanuda la guerra civil anticomunista, pero sus desmoralizadas tropas no podían resistir la ola incontenible del Ejército Popular Chino.

Cuando terminó esa guerra, en octubre de 1949, los del Kuomintang, apoyados por Estados Unidos, escaparon hacia Taiwán, donde establecieron un gobierno anticomunista con pleno respaldo yanqui. Chiang Kai-shek utilizó la Flota de Estados Unidos en su viaje hacia Taiwán.

¿Es acaso China un oscuro rincón del mundo?

Antes de que se edificara Troya y circularan por las ciudades-estado de Grecia la Ilíada y la Odisea, creaciones sin duda maravillosas de la inteligencia humana, ya en las amplias márgenes del Río Amarillo se desarrollaba una civilización que abarcaba millones de personas. La cultura china tiene sus raíces en la dinastía Zhou, 2,000 años antes de Cristo.

Su escritura peculiar se basa en varios miles de signos gráficos, que representan por lo general palabras o morfemas del idioma, término de la lingüística moderna poco conocido por el público no familiarizado con el tema. Todos estamos lejos de comprender la misteriosa magia de esa lengua, cuyo aprendizaje desarrolla la inteligencia natural de los niños chinos.

Muchos productos que surgieron de China, como la pólvora, la brújula y otros, eran desconocidos por completo en el Viejo Continente. Si los vientos soplaran en sentido inverso de la ruta seguida por Colón, tal vez los chinos habrían descubierto a Europa.

Desde el año 2000, en Taiwán estaba gobernando un partido cuya política neoliberal y proimperialista era peor todavía que la tradicional del Kuomintang, partidario decidido de quebrar el principio de una sola China, históricamente proclamado por el Partido Comunista de China. Este espinoso asunto podía desatar una guerra de imprevisibles consecuencias, como moderna espada de Damocles sobre las cabezas de más de 1,300 millones de chinos.

La elección el pasado 23 de marzo del candidato del antiguo partido que fue la base política de Chiang Kai-shek constituyó sin duda, en los hechos, una victoria política y moral de China. Aleja del poder en Taiwán a un partido que, habiendo gobernado durante casi ocho años, estaba a punto de dar nuevos y funestos pasos.

Según informan las agencias, fue aplastante su derrota, al obtener solo 4,4 millones de votos de los 17,3 millones de electores con derecho a votar.

El nuevo Presidente tomará posesión el 20 de mayo. «Firmaremos un Tratado de Paz con China», declaró.

Los cables informan que «Ma Ying-jeou es partidario de la creación de un Mercado Común con China, principal socio comercial de la isla.»

La República Popular China se muestra digna y cautelosa sobre el espinoso asunto. El portavoz de la Oficina de Taiwán en el Consejo Estatal de Pekín declaró que la victoria de Ma Ying-jeou prueba que «la independencia no es popular entre los taiwaneses».

En este lacónico mensaje se dice mucho.

En obras elaboradas por prestigiosos investigadores de Estados Unidos, se divulgó lo ocurrido en el territorio chino del Tíbet. El libro La guerra secreta de la CIA en el Tíbet, de Kenneth Conboy ―University Press, de Kansas―, se describe la sucia entraña de la conspiración. William Leary lo define como «un estudio excelente e impresionante sobre una de las operaciones secretas de la CIA más importantes durante la guerra fría».

En el curso de dos siglos, ni un solo país en el mundo había reconocido el Tíbet como nación independiente. Lo consideraban parte integrante de China. En 1950 India lo conceptuaba de esa forma, después del triunfo de la revolución comunista. Inglaterra adoptó la misma conducta. Estados Unidos hasta la Segunda Guerra Mundial lo consideraba parte de China, e incluso presionaba a Inglaterra en ese sentido. Tras la guerra, en cambio, lo vieron como un baluarte religioso contra el comunismo.

Cuando la República Popular China aplicó la reforma agraria en los territorios tibetanos, su élite social no aceptó que sus propiedades e intereses fuesen afectados.

Esto condujo a un levantamiento armado en 1959. La rebelión armada en el Tíbet ―a diferencia de la de Guatemala, Cuba y otros países, donde actuaron con apremio― fue preparada durante años por los servicios secretos de Estados Unidos, según consta en las investigaciones mencionadas anteriormente.



Otro libro ―que es apologético en este caso de la CIA―, Los guerreros de Buda, cuyo autor es Mikel Dunham, cuenta cómo la institución llevó a cientos de tibetanos a Estados Unidos, condujo la rebelión, la equipó, envió paracaídas con armamentos, los formó en la utilización de los mismos, a la vez que se movían a caballo, como lo hacían los guerrilleros árabes.

El prólogo de la obra fue redactado por el Dalai Lama, quien expresa: Aunque tenga el profundo sentimiento de que la lucha de los tibetanos sólo podrá triunfar por un enfoque a largo plazo utilizando medios pacíficos, siempre he admirado a estos combatientes de la libertad por su valor y su determinación inquebrantables.

El Dalai Lama, condecorado con la Medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos, alabó a George W. Bush por sus esfuerzos en favor de la libertad, la democracia y los derechos humanos.

La guerra en Afganistán fue calificada por el Dalai Lama como «una liberación», la guerra de Corea como «semiliberación» y la de Viet Nam como «un fracaso».

Hice apretada síntesis de datos tomados por Internet, del sitio Rebelión especialmente. No incluí, por razones de espacio y tiempo, las páginas de cada libro donde aparecen con precisión las palabras textuales utilizadas.

Hay personas que padecen de chino-fobia, un hábito bastante generalizado en muchos occidentales, acostumbrados, por educación y cultura diferentes, a mirar con desprecio lo que viene de China.

Era yo niño prácticamente, cuando ya se hablaba del «peligro amarillo». La revolución china parecía entonces un imposible; las causas verdaderas del espíritu antichino eran en el fondo racistas.

¿Por qué tanto se empeña el imperialismo en someter a China, de forma directa o indirecta, a un desgaste internacional?

Antaño, es decir, hace 50 años, para negarle las prerrogativas heroicamente ganadas como miembro pleno del Consejo de Seguridad; después, con motivo de los errores que condujeron a las protestas de Tiananmen, donde se endiosaba a la Estatua de la Libertad, símbolo de un imperio que es hoy la negación de todas las libertades.

La legislación de la República Popular China se esmeró en la proclamación y aplicación del respeto al derecho y a la cultura de 55 minorías étnicas.

La República Popular China, a la vez, es sumamente sensible a todo lo que se relaciona con la integridad de su territorio.

La campaña orquestada contra China es como un toque de clarín llamando a degüello para deslucir el merecido éxito del país y su pueblo como anfitriones de los próximos Juegos Olímpicos.

El Gobierno de Cuba emitió una declaración categórica de apoyo a China respecto a la campaña contra ella vinculada al Tíbet. Fue correcta esa posición. China respeta el derecho de los ciudadanos a creer o no creer.

Hay, en ese país, grupos de creyentes musulmanes, cristianos católicos y no católicos y de otras creencias, y decenas de minorías étnicas, cuyos derechos están garantizados en su Constitución. En nuestro Partido Comunista, la religión no es obstáculo para ser militante.

Respeto el derecho a creer del Dalai-Lama, pero no estoy obligado a creer en el Dalai-Lama.

Tengo muchas razones para creer en la victoria china.

Comandante Fidel Castro

Ex-Presidente de la Républica de Cuba.

Este artículo escrito por el Comandante Fidel Castro Ruz apareció bajo el título: «La Victoria China» Parte 1 el 30 de marzo y Parte 2 el 31 de marzo de 2008 respectivamente en el diario electrónico El Economista de Cuba desde La Habana, Cuba.