El PIB caerá el 1,6%, la tasa de paro rozará el 16% y el déficit público será del 5,8% - El número de desempleados rondará los cuatro millones
CLAUDI PÉREZ - El País - España
Una generación entera de españoles no sabe lo que es la crisis. Ha crecido con la economía avanzando a toda velocidad, acumulando excesos en el sector inmobiliario, en el consumo privado, en el recurso a la deuda. Esa era se acabó: España se enfrenta a la peor recesión en medio siglo. El año que acaba de empezar será el peor de la historia económica reciente; el peor desde que existen datos fiables. El Gobierno presentó ayer los números que por fin revelan la cruda realidad: el producto interior bruto (PIB) caerá el 1,6% en 2009, el paro rozará los cuatro millones de personas y el déficit público se acercará al 6% del PIB, según el Ejecutivo. Todo eso en un contexto internacional de pesadilla, que difumina cualquier horizonte de mejora.
Dylan Thomas no reapareció ayer en la conferencia de prensa posterior al Consejo de Ministros: el habitual "lo mejor está por llegar" del presidente Zapatero -una frase prestada del poeta estadounidense- ha desaparecido definitivamente del discurso del Gobierno. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega calificó 2009 con un atemperado "no va a ser fácil". Pero el vicepresidente y ministro de Economía, Pedro Solbes, fue mucho más duro y admitió por primera vez el descalabro al que se enfrenta la economía española. "El panorama es complicado, muy difícil. Vamos a vivir momentos muy duros en 2009", vaticinó.
Tras más de 15 años de expansión ininterrumpida, las previsiones del Ejecutivo demuestran que España va atravesando líneas rojas a toda velocidad, en una secuencia funesta que mezcla una crisis global con una crisis doméstica que se adivina profunda, duradera y cada vez más preocupante. Frente a las previsiones anteriores, muy criticadas por la oposición, los expertos y las casas de análisis independientes, el nuevo escenario macroeconómico del Gobierno presenta cambios que el propio Solbes definió como "drásticos". La caída del PIB (1,6%) supone casi tres puntos de retroceso respecto al año pasado, y recoge un consumo privado deprimido y un hundimiento de la inversión (véase cuadro).
La recesión reserva un lugar destacado para el que tal vez sea su perfil más amargo: la crisis destruirá más de 600.000 empleos en media anual, y la tasa de paro escalará hasta el 15,9%, aunque en algún momento podría ser incluso superior. Pese a que el desplome del PIB es mayor que el alcanzado en 1993, al menos el paro difícilmente alcanzará tasas de desempleo como las de entonces. Solbes descartó con firmeza que España pueda sobrepasar los cuatro millones de parados. La mayoría de los expertos le contradicen.
"El Gobierno no se resigna", espetó el titular de Hacienda tras un diagnóstico que deja las constantes vitales de la economía bajo mínimos. El Ejecutivo baraja un escenario en el que la crisis toque fondo al final del primer semestre. "Empezaremos a remontar en la segunda mitad del año y en 2010 ya habrá un crecimiento positivo, que pasará a ser vigoroso en 2011", aventuró. Esa luz al final del túnel se basa en un par de argumentos objetivos: la inflación permitirá a España ganar competitividad, y la brusca caída del Euríbor aligerará la travesía del desierto a las familias y las empresas. Solbes agregó que los planes anticrisis permiten vislumbrar también una salida, así como el obligado cambio en el patrón de crecimiento, con una mayor aportación del sector exterior.
Pero eso está por ver. "El escenario de recuperación para España se complica porque aún no hemos visto el subsuelo de la crisis bancaria: hasta esta misma semana ha habido nacionalizaciones de bancos en EE UU y Europa", rebatió Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales. "Además, el final del túnel dependerá de la naturaleza de los planes de estímulo aprobados en todo el mundo: sin una recuperación global es difícil pensar en una recuperación española", dijo Ontiveros.
Los expertos consultados aplaudían ayer lo que Alfredo Pastor, economista del IESE, resumía como "un ejercicio de realismo: el primer reconocimiento serio de la crisis por parte del Gobierno". "Ésta es la cruda realidad, el Gobierno ha encendido todas las luces rojas y contribuye así a devolver la confianza a la gente en su futura gestión. Sin diagnosticar bien un problema es imposible solucionarlo", afirmó Pastor. Aun así, los analistas coinciden en que las previsiones posteriores a 2009, que anticipan la recuperación, "están sesgadas", dijo a Reuters José Luis Martínez, estratega de Citigroup. "Lo lógico es que el ajuste de la economía española se prolongue por más de un año", agregó.
El Ejecutivo ha puesto en marcha un plan de estímulo de unos 90.000 millones de euros en varios años -lo que elevará el déficit público por encima del listón europeo del 3% del PIB al menos hasta 2011- para hacer frente a un cóctel demoledor. La confianza de los consumidores está en mínimos. El reventón de la vivienda es sensacional y amenaza con prolongarse varios años. La industria sufre de lo lindo. El paro sube a toda velocidad. El déficit exterior sigue siendo excesivo. Con esos mimbres, pensar ahora en salir del pozo "es hacerse ilusiones", concluía ayer Dominic Bryant, economista de BNP Paribas en Londres. Aunque, como suele repetir Solbes, "ninguna crisis dura eternamente".
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