domingo, 31 de agosto de 2008

Los señores feudales del siglo XXI

La corrupción de las transnacionales forestales de Brasil está matando las tierras y dejándolas improductivas en vez de entregárselas a los sin tierra y darles un futuro mejor

Silvia Ribeiro

En junio de 2008, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, de Brasil (MST), denunció la existencia de un informe secreto contra ese grupo, elaborado a iniciativa de la Brigada Militar de Río Grande do Sul (cuerpo militar en funciones policiales), con un par de fiscales de alquiler como fachada.

Este documento fue “aprobado” en diciembre 2007 por el Consejo del Ministerio Público de ese estado, a partir del cual esas instituciones deciden trabajar para lograr la “declaración de ilegalidad” y posterior “disolución” del MST, uno de los movimientos sociales más relevantes de América Latina.

El MST se fundó en 1985 en ese mismo estado, y actualmente tiene millones de miembros en todo Brasil. Según Leandro Scalabrim, abogado defensor, “estamos frente a la mayor conspiración cívico-militar desde el fin de la dictadura”.

Detrás de esta conspiración represiva, en pacto con los latifundistas históricos de Río Grande do Sul, militares y el gobierno títere de la gobernadora Yeda Crusius, están las grandes empresas trasnacionales de monocultivos industriales de árboles y cereales, como Stora Enso, Aracruz Celulose, Votorantim, Bunge, Cargill y ADM. Aunque se aprovechan de alianzas con los sectores más rancios y explotadores del estado, estas empresas son ahora las más beneficiadas de la represión a los movimientos sociales. Es público que Stora Enso, Aracruz y Votorantim entregaron cientos de miles de dólares para la campaña de la actual gobernadora, hasta entonces desconocida, ahora acusada de varios actos de corrupción.

Las trasnacionales forestales están ocupando agresivamente las mismas tierras que podrían ser desapropiadas por las autoridades para entregar a los Sin Tierra, según las leyes de reforma agraria, o sea, los grandes latifundios con tierras improductivas. Argumentan que al instalar miles de hectáreas de eucaliptos la tierra está “produciendo”. Pero esos monocultivos, además de ser ganancia sólo para las trasnacionales y producir papel inútil, después de ser talados dos o tres veces en 20 años, dejan la tierra muerta, sin nutrientes, agotada y llena de troncos talados que ya nunca volverán a crecer ni permitirán que ninguna otra cosa crezca. No están haciendo producir la tierra, sino matándola para que nadie más la tenga.

El informe, que iba a ser secreto, tiene las características típicas de las dictaduras militares del continente: es completamente falso. Entre otras falacias, acusa al MST de estar conectado con las FARC de Colombia, de que sus escuelas –que educan a nivel secundario y terciario a miles de hijos de campesinos– son centros de entrenamiento de guerrilleros y de que la lucha por la tierra, que llevan desde hace más de dos décadas y que logró 650 mil familias asentadas en tierras desapropiadas legalmente a enormes latifundios improductivos, no es más que una cobertura para otras actividades. ¡Vaya cobertura!

El MST ha venido sufriendo en los últimos dos años un recrudecimiento violento de los ataques y represión contra las acciones legítimas (y garantizadas por el derecho nacional e internacional de protesta), como movilizaciones, marchas y campamentos, que realiza con el fin de obligar al gobierno a cumplir con la ley de reforma agraria.

Las represiones más violentas que han sufrido se inscriben en la nueva estrategia tomada por la Brigada Militar a partir del informe citado. En ese marco se inició en marzo de 2008 un proceso penal contra varios integrantes del MST, acusados de lo que serían “delitos” según la Ley de Seguridad Nacional, una norma de la dictadura. En julio 2008, el reconocido abogado Nilo Batista presentó en nombre de los acusados un recurso para que se desestimara el proceso legal contra ellos por basarse en una ley caduca. Un juez federal negó el recurso, y la parodia de proceso “legal” ya comenzó.

Esto es gravísimo porque significa luz verde para usar la Ley de Seguridad Nacional de la dictadura no sólo contra el MST, sino contra todas los movimientos y formas de protesta social en Brasil. Si este proceso continúa, Lula se convertirá en otro “gobierno popular” que usa leyes de la dictadura contra los movimientos. Así sucedió en Chile contra los indígenas mapuches, quienes protestan –incluso con huelgas de hambre de 112 días– por la invasión de sus tierras con monocultivos de las empresas Celulosa Arauco y Mininco del Grupo CMPC.

A punta de leyes amañadas y represión gubernamental contra indígenas y campesinos avanzan los desiertos verdes. Si los dejamos, estos nuevos señores feudales nos ilegalizarán a todos.

* Investigadora del Grupo ETC
Silvia Ribeiro *
Enlace a www.mst.org.br

La economia de los ricos y la de los pobres

Los trabajadores y pobladores chilenos cada día son más pobres, todos los días ven como suben los alimentos, la luz, el agua, el gas y los medicamentos. Cada día ven que su salario alcanza para comprar menos cosas para cubrir las necesidades básicas de sus familias.

Celso Calfullán
Correo Semanal

El alza del salario mínimo no fue más que un chiste de mal gusto para los asalariados: apenas un 10,5%, mientras los alimentos básicos han subido muy por encima de esa cifra. El pan ha subido un 37%, la carne un 25% y los alimentos en general han subido un 20% en el ultimo año, el arroz, el maíz y el trigo han subido a más del doble, lo mismo y peor han sido las alzas en las cuentas de luz, agua y gas.

De acuerdo al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los precios de los alimentos han subido un 68% desde enero de 2006 a marzo de 2008. Esta situación inevitablemente esta afectando a Chile, donde los pobres podrían aumentar en más de un 5%, por supuesto todo de acuerdo a cifras oficiales, que como sabemos son muy poco confiables en este país, inevitablemente esto también repercutirá en toda la región y en todos los países de América Latina inevitablemente aumentara la pobreza.

En el caso de Chile, debemos agregar que Santiago es la quinta ciudad más cara de América Latina, una de las razones de que Santiago haya subido 10 posiciones entre las ciudades más caras, se debe precisamente al alza de los alimentos.

Las noticias económicas nos cuentan que la mayoría de las empresas que cotizan en el IPSA (Índice de Precios Selectivo de Acciones) elevó sus ganancias en el primer semestre de 2008, o sea, mientras los trabajadores vemos como cada día disminuyen nuestros salarios y nos hacemos más pobres, los empresarios aumentan sus ganancias y en el peor de los casos, ganan un poco menos que el año anterior.

Catorce de las empresas IPSA ganaron más de 100 millones de dólares cada una, en los primeros seis meses de este año. Estas informaciones nos cuentan que los principales "ganadores" hasta ahora son las empresas eléctricas y era que no, una de las cuentas que más nos han subido entre los servicios básicos son precisamente las eléctricas. Edelnor triplicó sus ganancias y el holding Enersis elevo sus utilidades en un 137%, una parte importante de los salarios de los trabajadores han ido a dar a estas enormes ganancias empresariales.

Pero no sólo las empresas que se transan en la Bolsa , presentan estas enormes utilidades. Las ganancias de la banca simplemente son fabulosas, por supuesto estas son muy buenas noticias para los dueños de los bancos, pero no para los trabajadores bancarios que reciben sueldos miserables, como quedo demostrado en la última huelga de los trabajadores del banco Santander.

Las noticias también nos informan que en Chile existe un bajo nivel de felicidad, aparecemos décimos en el ranking de felicidad, si se comparan los resultados con el resto de Latinoamérica, cosa que contrasta, según los analistas, con las cifras de desarrollo que tiene este país.

Chile esta primero en el ingreso de la región, de acuerdo a esas cifras el ingreso per cápita de los chilenos es de 14.400 dólares (unos 7 millones doscientos mil pesos), cifra que contrasta con la realidad de un 80% de los trabajadores chilenos, que con suerte recibe un salario promedio de doscientos mil pesos por mes (más o menos 400 dólares). Estos salarios miserables son los que obligan a los trabajadores a vivir endeudados con las grandes tiendas comerciales, las farmacias y los supermercados, debido a que el salario que ganan no les alcanza para cubrir los gastos básicos que cada familia requiere.

A los bajos salarios, debemos sumarle, largas jornadas de trabajo, represión empresarial, enfermedades laborales y una larga lista de atropellos, conociendo lo anterior es muy fácil saber por que los chilenos somos tan infelices.

¿Quién se queda con la riqueza que producimos todos los chilenos?

Lo que esta claro es que alguien se queda con una parte importante de ese ingreso per cápita que supuestamente tiene cada chileno, no por nada Chile tiene una de las peores distribuciones del ingreso del planeta.

Lo que esta claro es que el 20% más rico de la población se apropia del 60% de los ingresos del país, este pequeño porcentaje de personajes se queda con la mayor parte de una riqueza que producimos todos los trabajadores chilenos, en otras palabras se apropian de la mayor parte de una torta que debiera ser de todos.

¿Que debemos hacer los trabajadores para cambiar las cosas?

Los trabajadores no tenemos más opción que luchar por nuestros derechos y exigir lo que nos corresponde de esa riqueza que todos producimos, debemos reclamar el pedazo de la torta que nos corresponde, que hasta ahora otros se la están comiendo por nosotros.

No podemos seguir aceptando que continúen recortando nuestros ingresos. Debemos pedir que aumenten nuestros salarios de acuerdo a como sube el costo de la vida en el país.

Si los capitalistas son incapaces de hacer funcionar esta sociedad y la única alternativa que ofrecen es seguir aumentando nuestra explotación, es que ya cumplieron su rol histórico y llego la hora de ponerle fin a un sistema que sólo funciona para un pequeño grupo de privilegiados y cambiarlo por una sociedad más justa y solidaria, que se planifique pensando en satisfacer las necesidades de la mayoría de la población y no sólo para el 20 o 10% más rico.

Correo Semanal

sábado, 30 de agosto de 2008

El socialismo del siglo XXI: notas para su discusión

El propósito de esta ponencia es aportar algunos elementos para la discusión sobre el socialismo del siglo veintiuno. El tema, no por casualidad, está siendo objeto de una intensa y creciente discusión. Si hacemos una rápida consulta al Google y miramos el número de páginas existentes, a finales de Julio de 2008 sobre el "Socialismo del siglo XXI" veremos que aparecen listadas aproximadamente más de 1.200.000 páginas que responden a dicho título.

Atilio Borón
Defensadelahumanidad.cult.cu

Dado el volumen de la bibliografía existente nos limitaremos a examinar algunas ideas que nos parecen centrales y que quisiéramos dejar como aporte para un futuro trabajo de elaboración colectiva. No tienen pretensión alguna de exhaustividad sino que, por el contrario, deben ser comprendidas como una parcial contribución a un debate en curso tendiente a lograr una definición cada vez más precisa del horizonte socialista de las luchas emancipatorias de nuestra época.

Abordaremos esta reflexión a partir de una distinción tripartita entre:

1. Los valores y principios medulares, que deben vertebrar un proyecto que se reclame como genuinamente socialista.

2. El programa de ese proyecto, es decir, el tránsito desde el universo de los valores a la agenda concreta de la construcción del socialismo y las políticas públicas requeridas para su implementación.

3. Finalmente, el tema del "sujeto histórico" (o los sujetos) de ese proyecto, y sus características distintivas.

Valores

Se trata de un tema clave, porque un proyecto socialista no puede manifestar la menor ambigüedad axiológica en relación a su crítica intransigente y radical a la sociedad burguesa. A la luz de las experiencias que tuvieron lugar durante la fase "keynesiana" del capitalismo no se puede alimentar la menor ilusión acerca de la capacidad de lograr reformas profundas y sobre todo duraderas en la estructura de este tipo de sociedad. La involución que sufrió a consecuencia de la contrarrevolución neoliberal a partir de los años 1980s demuestra, más allá de toda duda, que los avances que se habían producido en los años de la posguerra -y que dieran lugar a múltiples teorizaciones sobre "el fin de las ideologías", el agotamiento de la lucha de clases, las virtudes de la irrestricta movilidad social ascendente, el triunfo de la democracia liberal, etcétera- estuvieron muy lejos de ser irreversibles.

Esta reversión ha confirmado, una vez más, la extraordinaria resiliencia del capitalismo y su capacidad para retornar a la "normalidad" de su funcionamiento explotador, expoliador y opresivo una vez que se disipan las coyunturas amenazantes que, en los años de la posguerra, le obligaron a hacer pasajeras concesiones a las clases subalternas. Componente estratégico de esa coyuntura fue la amenazante presencia de la Unión Soviética. Y es que a pesar de su doctrina oficial de la "coexistencia pacífica", justamente criticada por el Che en numerosas intervenciones orales y escritas, la sola existencia del ejemplo soviético y posteriormente de la revolución china obligó a las burguesías metropolitanas a aceptar reivindicaciones que antes de 1917 hubieran sido respondidas apelando a los servicios de la gendarmería.

Dicho lo anterior es preciso subrayar que un socialismo renovado de cara al siglo veintiuno no puede quedar reducido a la construcción de una nueva fórmula económica, por más resueltamente anti-capitalista que ésta sea. El Che tenía toda la razón cuando dijo que "el socialismo como fórmula de redistribución de bienes materiales no me interesa." De lo que se trata es de la creación de un hombre y una mujer nuevos, de una nueva cultura y un nuevo tipo de sociedad, caracterizado por la abolición de toda forma de opresión y explotación, el primado de la solidaridad, el fin de la separación entre gobernantes y gobernados y la reconciliación del hombre con la naturaleza.

Proyecto

El apartado anterior analizó, brevemente, la problemática de los valores y destacó la incuestionable superioridad ética del socialismo en relación al capitalismo, tema que no debe olvidarse pese a que muy a menudo se lo deja de lado. Veamos ahora el proyecto y un caso especial: "la planificación central" de la economía, que en el pasado fue interpretada como consustancial con el socialismo y que hoy aparece claramente como producto de una época no existiendo razones irrebatibles para que sea mantenida en el futuro.

Si en el marco del desplome del estado zarista, la Primera Guerra Mundial y la salvaje agresión perpetrada en contra de la joven república soviética la socialización de la economía fue asimilada con la total estatización de las actividades económicas, en la actualidad esa receta no sólo es inadecuada sino, además, contraproducente para la consolidación de un proyecto socialista en las condiciones actuales de la economía mundial.

Si el modelo de la estatización total de la economía fue una necesidad impuesta por determinadas circunstancias esto no significa que deba ser la única alternativa de un proyecto socialista. Y esta conclusión es válida aún si se tiene en cuenta que en su tiempo ese modelo fue altamente exitoso porque hizo posible un formidable desarrollo de las fuerzas productivas y convirtió al país más atrasado de Europa de comienzos del siglo veinte en una gran potencia industrial y militar. Sin embargo, sus logros en una fase de industrialización extensiva no fueron suficientes para responder eficazmente los nuevos desafíos planteados por la tercera revolución industrial, con el desarrollo de la microelectrónica, las telecomunicaciones, la informática y todas las aplicaciones industriales derivadas de estos adelantos científicos y, gradualmente fue perdiendo terreno ante sus rivales capitalistas hasta llegar a su inglorioso derrumbe final, cuando todo el edificio político construido por la primera revolución proletaria de la historia, un acontecimiento extraordinario en la vida de las naciones, se desplomó sin un solo disparo, y ante la increíble indiferencia de la población.

El tema de la magnitud e implicaciones de estos grandes cambios económicos mereció una aguda observación del Comandante Fidel Castro en su discurso del 17 de Noviembre del 2005 en la Universidad de La Habana conmemorando el sexagésimo aniversario de su ingreso a esa casa de estudios. Dijo en esa oportunidad que "somos idiotas si creemos, por ejemplo, que la economía -y que me perdonen las decenas de miles de economistas que hay en el país- es una ciencia exacta y eterna, y que existió desde la época de Adán y Eva. Se pierde todo el sentido dialéctico cuando alguien cree que esa misma economía de hoy es igual a la de hace 50 años, o hace 100 años, o hace 150 años, o es igual a la época de Lenin, o a la época de Carlos Marx. A mil leguas de mi pensamiento el revisionismo, rindo verdadero culto a Marx, a Engels y a Lenin."

Fidel tiene razón: la economía de hoy no es la de hace cincuenta años atrás. No lo son ni el paradigma productivo, ni las modalidades de circulación de las mercancías, ni las características del sistema financiero ni el entrelazamiento mundial del capital y el de éste con los estados de los capitalismos metropolitanos. Por lo tanto, las políticas económicas del socialismo deben necesariamente partir del reconocimiento de esas nuevas realidades. Y, al mismo tiempo, tener la humildad y la sensatez necesarias como para desconfiar de fórmulas librescas, pret a porter, que se presentan como válidas para todo tiempo y lugar para la construcción del socialismo. En esa misma plática a los universitarios Fidel decía que "uno de nuestros mayores errores al principio, y muchas veces a lo largo de la Revolución, fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo." Lección esta importantísima, no sólo por provenir de quien proviene sino porque desafía la tendencia pertinaz en la izquierda de reducir la construcción del socialismo a la aplicación de una receta, un modelo, una fórmula.

Sujetos

Claramente, en plural. No existe un único sujeto -y mucho menos un único sujeto preconstituido- de la transformación socialista. Si en el capitalismo del siglo diecinueve y comienzos del veinte podía postularse la centralidad excluyente del proletariado industrial, los datos del capitalismo contemporáneo y la historia de las luchas de clases sobre todo en la periferia del sistema demuestran el creciente protagonismo adquirido por masas populares que en el pasado eran tenidas como incapaces de colaborar en la instauración de un proyecto socialista.

Campesinos, indígenas, sectores marginales urbanos eran, en el mejor de los casos, acompañantes en un discreto segundo plano de la presencia estelar de la clase obrera. La historia latinoamericana, desde la Revolución Cubana hasta aquí, ha demostrado que, al menos en los capitalismos periféricos el exclusivismo protagónico del proletariado industrial no fue confirmado por los hechos. Baste recordar la caracterización del "pueblo" hecha por Fidel Castro en La Historia me Absolverá, o el papel de esas masas populares urbanas y rurales en los levantamientos que tuvieron lugar en Bolivia y Ecuador (que se tradujeron posteriormente en las victorias electorales de Evo Morales y Rafael Correa), o el heroísmo de esas masas en la derrota del golpe de estado de Abril del 2002 en contra de la Revolución Bolivariana para apreciar, en toda su magnitud, la multiplicación de los sujetos de la resistencia y oposición al capitalismo.

Para finalizar, no podríamos dejar de examinar esta problemática sin cuestionar la falsa oposición que suele plantearse entre partidos y movimientos sociales. Lamentablemente, en los últimos tiempos esta oposición radical se arraigó muy profundamente en el imaginario de numerosos actores sociales y políticos de América Latina y el Caribe. La consecuencia fue que mientras los partidos políticos de izquierda fueron todos ellos satanizados y considerados sin hacer distingo alguno -y por lo tanto cometiendo una enorme injusticia con algunos que lucharon ejemplarmente contra las dictaduras que asolaron a nuestros países en los años setentas y ochentas- como aparatos burocratizados, desmovilizadores y claudicantes, los movimientos sociales fueron exaltados como excelsas organizaciones inmunes a las deformaciones burocráticas, las ambiguedades, los personalismos y las mezquindades que según esta poco feliz interpretación caracterizarían a los partidos de izquierda de la región. Demás está decir que esta simplificación no resiste el menor análisis y que cualquiera mínimamente informado sobre la realidad sociopolítica de nuestros países sabe que los vicios que se achacan, muchas veces con justa razón, a los partidos también afectan, en mayor o menor medida, a los movimientos sociales. Sus proclamas a favor de la horizontalidad y el "basismo" no siempre encuentran una traducción real en la vida concreta de los mismos y no pocas veces son un discurso divorciado de los hechos. Y las "nuevas formas de hacer política" con que los movimientos sociales muchas veces se presentan en la escena pública para diferenciarse de la vieja politiquería partidaria suelen más pronto que tarde dar lugar a la resurrección de odiosas prácticas que se creían exclusivas de los partidos.
En otras palabras: partidos y movimientos representan dos modos de articular los intereses del campo popular, modos que no son contradictorios sino complementarios entre otras cosas porque juegan en distintos escenarios: los partidos en el marco de las instituciones políticas y los movimientos en el seno de la sociedad civil. Si estos demostraron poseer una potencial capacidad para establecer una conexión más estrecha con su propia base y representar de manera más inmediata sus intereses, adolecen en cambio de una enorme dificultad a la hora de sintetizar la multiplicidad de particularismos que ellos encarnan en una fórmula política y en una estrategia unificada que pueda enfrentar con éxito la estrategia unificada de la burguesía. Tanto los partidos como los movimientos parecen ignorar que ésta jamás apuesta todas sus cartas en un solo escenario sino que continuamente combina tácticas y estrategias que utilizan tanto los canales institucionales (las elecciones y todas las instituciones políticas del estado) como los canales extra-institucionales: la calle, las movilizaciones, la propaganda política, los medios de comunicación de masas, los sabotajes, lock-outs patronales, fuga de capitales, huelga de inversiones, chantajes sobre los gobernantes, etcétera. En una palabra, la burguesía no se enfrenta con los falsos problemas que suelen paralizar al campo popular, esterilizado y desmovilizado en improductivas discusiones acerca de si movimientos sí o movimientos no, o partidos sí o partidos no. Profunda conocedora del poder y sus secretos, la burguesía utiliza todas las armas disponibles en su arsenal haciendo caso omiso de sus características, mientras sus opositores se desangran dirimiendo primacías entre unas y otras y quedando por eso mismo a merced de sus enemigos de clase.

Enlace a texto en Rebelión

viernes, 29 de agosto de 2008

El Banco Mundial descubre, de golpe, 400 millones más de pobres

El Banco Mundial acaba de reconocer errores importantes en sus cálculos sobre la situación mundial de la pobreza y anuncia qe hay 400 millones más de pobres en el mundo

Damien Millet y Eric Toussaint
CADTM

Traducido por Caty R.


El Banco Mundial acaba de reconocer errores importantes en sus cálculos sobre la situación mundial de la pobreza. En efecto, mientras que «las estimaciones de la pobreza establecidas por el Banco Mundial han mejorado gracias a datos más fiables sobre el coste de la vida», el resultado constituye por sí mismo un violento cuestionamiento de las estadísticas elaboradas por esta institución, que atraviesa una gravísima crisis de legitimidad desde hace varios años: de un golpe, el Banco Mundial acaba de descubrir que «400 millones de personas más de las que se pensaba, viven en la pobreza». ¡Es más de la mitad de la población del África subsahariana!

Esto refleja, sobre todo, la falta de fiabilidad de las estadísticas publicadas por el Banco Mundial, estadísticas que sirven, fundamentalmente, para avalar las políticas neoliberales impuestas por todo el mundo por sus propios expertos. Según su comunicado (1): «1.400 millones de personas que viven en los países en desarrollo (1 de cada 4), subsistían con menos de 1,25 dólares diarios en 2005», mientras que las estimaciones anteriores giraban en torno a mil millones de personas. Sin embargo, el Banco Mundial no deja de alegrarse, ya que lo que cuenta para él no es el número de pobres, sino la proporción de personas pobres. ¿Por qué? Porque con la demografía mundial galopante, esta cifra permite más fácilmente hacerse ilusiones: si, por ejemplo, el número de personas pobres se estanca, la proporción de pobres se reducirá automáticamente con el paso de los años.

Por esta razón el llamado «objetivo del milenio» consiste en reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, la proporción de la población cuya renta es inferior a un dólar al día. Pero con los enormes errores del Banco Mundial en sus cálculos sobre la pobreza, toda la estructura de las políticas internacionales actuales contra la pobreza se derrumba. Las políticas de ajuste estructural (reducción de los presupuestos sociales, recuperación de los costes en los sectores de sanidad y educación, agricultura orientada a la exportación y reducción de los cultivos alimentarios, abandono de la soberanía alimentaria, etc.), impuestas por el FMI y el Banco Mundial desde principios de los años ochenta, han deteriorado las condiciones de vida de cientos de millones de personas en el mundo.

A este respecto, no faltan críticas al Banco Mundial, puesto que Thomas Pogge, profesor de la Universidad de Columbia, escribía recientemente: «Los sistemas de cálculo del Banco Mundial son extremadamente dudosos. Hay razones pensar que con un sistema más creíble se observaría una tendencia más negativa y una pobreza mucho más extendida. […] Mientras el sistema actual del Banco Mundial y los datos que se basan en él conserven su monopolio en las organizaciones internacionales y en la investigación universitaria sobre la pobreza, no se podrá abordar este problema realmente en serio» (2).

El Banco Mundial ha demostrado su fracaso, tanto en el terreno estadístico como en el político. Más que nunca, hay que fijar un triple objetivo: el abandono de la doctrina del ajuste estructural, la abolición del Banco Mundial, y su sustitución en el marco de una nueva estructura institucional internacional.

(1)Ver http://go.worldbank.org/MLVZFZTMS0

(2) «Un dollar par jour. ¿Que savons-nous de la pauvreté dans le monde?», www.cadtm.org/spip.php?article3282

Damien Millet, es el portavoz del CADTM Francia (Comité para la anulación de la deuda del tercer mundo, www.cadtm.org, y autor del libro L’Afrique sans dette, CADTM/Syllepse, 2005.

Eric Toussaint, es el Presidente del CADTM Bélgica, y autor de la obra Banque du Sud et nouvelle crise internationale, CADTM/Syllepse, 2008.

Enlace a Rebelión

jueves, 28 de agosto de 2008

Complicada madeja en diferendo occidental con Rusia

Sin señales aparentes de distensión, el diferendo occidental con Rusia respecto a los casos de Osetia del Sur y Abjasia, entró hoy en un capítulo más complejo al plantearse posibles sanciones a Moscú. De acuerdo con el canciller francés, Bernard Kouchner, quien habló en nombre de la presidencia semestral de la Unión Europea (UE) que ejerce su país, el bloque comunitario considera aplicar medidas coercitivas contra Rusia.

Kouchner adelantó así algunas de las expectativas de la Cumbre de la UE convocada para el próximo lunes en Bruselas, en relación con la crisis en Georgia, acentuada por el reconocimiento de Moscú a la independencia de Osetia del Sur y Abjasia.

Sin embargo, el jefe de la diplomacia de París admitió que se trata de un asunto muy delicado. “Esto se arreglará mediante la negociación, aunque hará falta tiempo, no nos hagamos ilusiones”, acotó.

Sus declaraciones tuvieron lugar esta mañana durante la XVI Conferencia de Embajadores de Francia que sesiona aquí, en la cual el propio jefe de Estado, Nicolás Sarkozy, se pronunció por “rebajar tensiones” en el tema de Georgia, Rusia y las regiones separatistas.

En la misma línea de su ministro del Exterior, Sarkozy subrayó que París no es partidario de cortar los nexos con Moscú y en tal sentido expuso que habló la víspera por separado con sus homólogos Dmitri Medvedev (Rusia) y Mijail Saakasvili (Georgia).

El inquilino del Palacio del Elíseo comentó que en sus conversaciones pidió tanto a Medvedev como a Saakasvili que se apliquen plenamente los seis puntos del acuerdo de alto al fuego en esa zona, alcanzado con la mediación francesa.

Sin embargo, tanto Sarkozy como Kouchner habían acusado ayer a Rusia de querer cambiar el mapa de Europa con el reconocimiento de Osetia del Sur y Abjasia, a lo cual Medvedev respondió que si se desea evitar una guerra fría, la UE deberá mostrar buena voluntad.

Fausto Triana

La verdadera deuda externa

Discurso del cacique mexicano Guaípuro Cuauhtémoc ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, el 8 de febrero de 2002.

"Aquí pues, yo, Guaípuro Cuauhtémoc, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años. He venido a encontrar a los que se la encontraron hace ya quinientos años. Aquí pues, nos encontramos todos: sabemos lo que somos y es bastante. Nunca tendremos otra cosa. El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron.
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé venderme.
El hermano usurero europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin -pedirles consentimiento.

Yo los voy descubriendo.

También yo puedo reclamar pagos, también puedo reclamar intereses. Consta en el archivo de Indias, papel sobre papel recibo sobre recibo, firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y el 1660 llegaron a San Lúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata que provenían de América.

¿Saqueo? ... ¡No lo creyera yo!... Porque es pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento.

¿Expoliación? ... ¡Guárdeme el cielo de figurarme que los europeos, igual que Caín, matan y después niegan la sangre del hermano!

¿Genocidio? ... ¡Eso sería dar crédito a calumniadores como Fray Bartolomé de Las Casas, que calificaron el encuentro de "destrucción de Las Indias", o a ultras como el doctor Arturo Píetri quien afirma, que el arranque del capitalismo y de la actual civilización europea se debió a la inundación de metales preciosos arrancados por ustedes, mis hermanos europeos, a mis también hermanos de América!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa. Lo contrario sería presuponer crímenes de guerra, lo que daría derecho, no sólo a exigir devolución inmediata, sino indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Guaípuro Cuauhtémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis para mis hermanos europeos. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un plan "Marshalltezuma" para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, defensores del álgebra, la arquitectura, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización...

Por eso, una vez pasado el Quinto Centenario del Préstamo, podemos preguntarnos: ¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o, por lo menos, productivo de los recursos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoaméricano Internacional?

Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, Waterloo, Armadas Invencibles, Terceros Reíchs y otras formas de exterminio mutuo, para acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN como Panamá (pero sin canal).

En lo financiero han sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital e intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman, conforme a la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar y nos obliga a reclamarles, por su propio bien, el pago de capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos estos siglos.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de un 20 por ciento y hasta un 30 por ciento anual que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo, nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10 por ciento anual acumulado durante los últimos 300 años.

Sobre esta base, aplicando la europea y usurera fórmula del interés compuesto, informamos a los descubridores que sólo nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, ambas elevadas a la potencia de trescientos. Es decir, un número para cuya expresión total serían necesarias más de trescientas cifras y que supera ampliamente el peso total de la tierra.

¡Muy pesadas son estas moles de oro y de plata! ¿Cuánto pesarían calculadas en sangre?

Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los Indo Americanos.

Pero sí exigimos la inmediata firma de una carta de Intenciones que discipline a los Pueblos deudores del viejo continente; y los obligue a cumplir sus compromisos mediante una pronta privatización o reconversión de Europa que les permita entregárnosla entera como primer pago de una deuda histórica.

Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota que les impide cumplir con sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con que mataron al poeta.

Pero no podrán, porque esa bala es el corazón de Europa.
Guaípuro Cuauhtémoc."
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Cuando el cacique indio Guaípuro Cuauhtémoc dio su conferencia ante la reunión de Jefes de Estado de la Comunidad Europea, no sabía que estaba exponiendo una tesis de Derecho Internacional para determinar la VERDADERA DEUDA EXTERNA. Ahora sólo resta que algún gobierno latinoamericano tenga el valor suficiente para hacer el reclamo ante los Tribunales Internacionales.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Rusia reconoce independencia de Abjazia y Osetia



En lo que está derivando ya en la más grave escalada de tensión con Estados Unidos y sus aliados desde la desaparición de la Unión Soviética, Rusia reconoció este martes de modo oficial la independencia de Osetia del Sur y Abjazia, enclaves separatistas en el Cáucaso, con lo cual la integridad territorial de Georgia quedó en entredicho.

En cadena nacional de radio y televisión, tras reunirse con el primer ministro Vladimir Putin y el resto de los miembros del Consejo de Seguridad de Rusia en la ciudad de Sochi, en la costa del mar Negro, el presidente Dimitri Médvedev anunció que había firmado los respectivos decretos, una decisión –a su juicio– difícil, pero que es “la única posibilidad de salvar la vida de la gente (en Osetia del Sur y Abjazia)”.

Al exponer sus motivos, el mandatario ruso señaló: “El gobierno de Georgia, en violación de la Carta de Naciones Unidas, de los compromisos que asumió al firmar acuerdos internacionales, a contrapelo del sentido común desató un conflicto armado, causando muchas víctimas entre la población civil. Y la misma suerte esperaba a Abjazia”.

Médvedev está convencido de que Tbilisi “intentó realizar una guerra relámpago, que tenía como meta poner a la comunidad mundial ante un hecho consumado” y, además, “escogió la forma más cruel para alcanzar su objetivo: anexar Osetia del Sur al precio de exterminar a su pueblo entero”.

El titular del Kremlin recordó que en 1991 el entonces presidente de Georgia, Zviad Gamsajurdia, ordenó tomar por asalto Sujumi (capital abjazia) y Tsijnvali (capital surosetia), provocando una guerra civil que dejó un saldo de miles de muertos y refugiados hasta que Rusia detuvo la matanza.

“Nuestro país –dijo Médvedev– actuó de mediador y ofreció sus buenos oficios para introducir un contingente de pacificación, como pasos previos a un arreglo político, siempre respetando la integridad territorial de Georgia”.

Según el mandatario ruso, Georgia siguió otro camino al bloquear el proceso de negociación, pasar por alto los acuerdos alcanzados y realizar provocaciones políticas y militares, como atacar a las fuerzas de pacificación.

“Ahora es claro: Tbilisi nunca contempló entre sus planes encontrar una solución pacífica al conflicto. El gobierno georgiano se estuvo preparando metódicamente para la guerra, mientras el respaldo político y material de sus mentores extranjeros sólo incrementó su sensación de impunidad”, afirmó Medvediev.

Para el jefe del Ejecutivo ruso, la madrugada del 8 de agosto anterior el gobierno de Mijail Saakashvili “eligió el genocidio para alcanzar sus propósitos políticos”, con lo cual “acabó, con sus propias manos, con toda esperanza de convivencia de surosetios, abjazios y georgianos en un mismo Estado”.

Puntualizó Médvediev: “Los pueblos de Osetia del Sur y Abjazia, en repetidas ocasiones manifestaron en referendos el deseo de que sus repúblicas sean independientes. Después de todo lo que ocurrió en Tsjinvali, y de lo que se tenía previsto hacer en Abjazia, entendemos que tienen todo el derecho de decidir por sí mismos su futuro”.

Y tras anunciar que, tomando en cuenta “la libre expresión de la voluntad de los pueblos surosetio y abjazio”, firmó los decretos sobre el reconocimiento de la independencia de estas repúblicas separatistas, el titular del Kremlin exhortó a otros países a seguir el ejemplo de Rusia.

Medvediev dio instrucciones a la Cancillería de establecer relaciones diplomáticas con Osetia del Sur y Abjazia, así como de elaborar sendos tratados de amistad y cooperación, que presuponen instalar bases militares de Rusia en esas repúblicas. Mientras, el ejército ruso deberá “garantizar la paz” ahí.

No hay claridad respecto de qué va a pasar con los efectivos rusos desplegados en territorio de Georgia, en la “franja de contención” adicional que impuso Moscú al derrotado Tbilisi. Por ahora, no se han movido, aunque deberían replegarse a Osetia del Sur y Abjazia una vez que se les reconoció como estados independientes.

Tsjinvali y Sujumi recibieron con júbilo la decisión del Kremlin. A riesgo de dar credibilidad a la acusación de Georgia de que Rusia pretende realizar “una anexión abierta de territorios georgianos”, no se descarta que Moscú dé luz verde para que lleven a cabo, en el corto plazo, sendos referendos para formalizar la incorporación de ambas repúblicas a la Federación Rusa, aparte de que Osetia del Sur se una con la república rusa de Osetia del Norte.

En una entrevista al canal de televisión satelital Russia Today, que transmite en inglés y árabe desde Moscú, Medvediev afirmó no estar preocupado por las eventuales sanciones que pudieran aplicar Estados Unidos y sus aliados contra Rusia. “No tenemos miedo a nada, ni siquiera a la perspectiva de una nueva guerra fría, aunque no la queremos. Todo depende de la postura que asuman nuestros socios”, dijo.

En su opinión, “Occidente entenderá las razones de nuestra decisión, si es que quiere mantener buenas relaciones con Rusia”.

Juan Pablo Duch

martes, 26 de agosto de 2008

Objetivo: frenar a Rusia y controlar su petróleo

El conflicto producido en Georgia no es nuevo ni surgió por casualidad. Se trata de un asunto que se viene arrastrando desde hace años, en el que hay que considerar tres aspectos importantes. Por un lado la recuperación de Rusia, lo que sitúa a ese país nuevamente entre los grandes, a lo que se agrega la dependencia de los europeos del petróleo ruso y la pugna por la hegemonía mundial que Estados Unidos está perdiendo. Georgia no figuraría en esta historia si no fuera por su ubicación geográfica, que su presidente y Bush están utilizando para sus propios fines.

Sin embargo, la imagen que se ha proyectado del asunto es totalmente diferente y la responsabilidad recae en los medios de comunicación que, mayoritariamente y a nivel mundial, están en manos de los grandes grupos de poder económico, los que también participan en la pugna por la hegemonía, porque de la forma en que se resuelva depende el futuro de sus negocios. No es un tema menor y, sin embargo, no se lo está tratando como se debiera.

En este marco Georgia atacó a la separatista Osetia del Sur, que quedó en su territorio porque formaba parte de la República Socialista de Georgia, que a su vez pertenecía a la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS. Los osetios del sur, rusos en su mayoría, han manifestado siempre su deseo de unirse a Osetia del Norte, lo que les es negado. En igual situación se encuentra la también separatista Abjasia, ubicada al lado opuesto de Osetia del Sur.

Estas dos regiones tienen importancia geopolítica y económica no por sí mismas sino por el lugar que ocupan. Ambas limitan con Rusia, Abjasia sale al Mar Negro, que es un punto estratégico para Rusia, que enfrenta dos situaciones clave para su futuro: por un lado la expansión de la OTAN y por el otro la instalación en las ex repúblicas soviéticas que se encuentran en su entorno de los misiles antibalísticos de Estados Unidos, todo lo cual se relaciona con la riqueza petrolera rusa.

La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), que originalmente abarcaba a Europa Occidental y Estados Unidos, se ha ido ampliando hacia el oriente, para incluir gradualmente a los países que antes formaron parte de la Unión Soviética, lo que de hecho ha ido cercando a Rusia. Esta situación ha sido discutida por la OTAN y Rusia en diferentes reuniones y se había traducido hasta ahora en una actitud cautelosa de los europeos, que dependen en gran medida del abastecimiento energético que le proporciona Rusia. Justamente por eso, el ingreso de Georgia y Ucrania a la OTAN había quedado en suspenso.

Alemania y Francia, en particular, habían sido los más cautos y en la práctica le propinaron una gran derrota a George Bush en la reunión de la OTAN efectuada en abril de este año en Bucarest, la capital rumana, donde no se aprobó el ingreso de las dos ex repúblicas soviéticas mencionadas. En compensación el presidente francés ofreció considerar el reingreso total de su país a la OTAN una vez que concluya su período como presidente de la Unión Europea. De esa manera, el asunto de Georgia y Ucrania no fue rechazado sino que quedó en espera.

Los acontecimientos de Osetia del Sur no han alterado el acuerdo de Bucarest, que es lo que obviamente se buscaba por la parte georgiana y estadounidense. No parece casual que Georgia enviara tropas a Osetia y desencadenara el conflicto, como algunos ya lo están reconociendo, y que eso sirviera, además, para opacar los Juegos Olímpicos de China, o que los hechos coincidieran en el tiempo con un nuevo aniversario de la intervención soviética en la ex Checoslovaquia, que se cumplió el miércoles pasado. El manejo mediático del asunto georgiano ha buscado sugerir una similitud.

ESTADOS UNIDOS

Al amparo de este conflicto, que para muchos fue promovido por Estados Unidos, país que ha armado y entrenado a las fuerzas armadas de Georgia, la administración Bush ha pretendido adoptar una postura de defensor de los principios que paralelamente está violando en otras áreas. El mandatario estadounidense declaró que “Rusia debe cumplir con el acuerdo y retirar sus fuerzas y, por supuesto, poner fin a las operaciones militares. Este acto es completamente inaceptable para todos los países libres del mundo”.

Se le olvidó a Bush que él ordenó la invasión de Afganistán e Irak? Su secretaria de Estado Condoleeza Rice era partidaria de imponer “castigos” a Rusia, pero sus ímpetus no encontraron acogida, especialmente en el canciller alemán, que fue de opinión de solucionar la crisis con consulta y negociación con Rusia. Pero Rice, que promovió la teoría de la guerra preventiva para invadir Irak con base en acusaciones falsas, estaba realmente exaltada, formuló amenazas en nombre de la OTAN y atacó en forma desusada a Rusia, asegurando que su reputación estaba “hecha trizas”.

Y es que para la administración Bush el tiempo se está acabando y los objetivos del grupo gobernante no se han alcanzado. Lejos de consolidarse como la potencia hegemónica todopoderosa en un mundo unipolar, Estados Unidos enfrenta múltiples desafíos. Todos los análisis apuntan a que en el futuro surgirán cuando menos tres centros de poder mundial: la Unión Europea, la región conformada por Rusia, China, India y el sudeste asiático en general y que Estados Unidos tendrá que buscar su ámbito para seguir siendo potencia. Esto último fue planteado en un libro por un grupo de generales europeos pertenecientes a la OTAN. La búsqueda de ese entorno es la gran amenaza que pende sobre América Latina, porque los otros dos centros de poder también miran hacia nosotros.

Esa es otra de las razones para que se haya hecho explotar el conflicto en Georgia.Rusia está en condiciones de llegar a acuerdos políticos y económicos con países que Estados Unidos considera su área de influencia, concepto que ya esta abolido de hecho en el mundo global, pero los estadounidenses sólo ven las ventajas que les aportan los tratados de libre comercio y los negocios que pueden hacer sus clanes económicos, entre ellos el de los Bush.

Los europeos tienen más claro que las áreas de influencia defendidas por Washington ya no existen, pero ni a ellos ni a Estados Unidos les conviene admitirlo, porque es franquearle el paso a Rusia, que se lo ha abierto por sus propios medios, al igual que China. Lo sucedido en Georgia se inscribe en este panorama y quedan aún otros asuntos que provocarán nuevos problemas, como la confrontación ruso-estadounidense por el Ártico, región de gran riqueza, donde ambos reclaman derechos.

Al próximo presidente de los Estados Unidos le esperan muchos problemas y, mientras termina su mandato, George Bush debería hacerle caso a Paul Craig Roberts, economista republicano que fue Secretario del Tesoro Asistente en el gobierno de Reagan, quien escribió un excelente artículo titulado Presidente Bush: cállese, por favor, publicado en Counterpunch, donde formula quemantes acusaciones al mandatario, a sus colaboradores y a toda su gestión de gobierno, afirmando que Estados Unidos no es una potencia y recuerda que “El 12 de agosto de 2008, el diario Pravda también ridiculizó a Bush con: ’¿Bush por qué no se calla´?”.

Frida Modak
Enlace a El Clarin

lunes, 25 de agosto de 2008

Osetia del Sur: ¿Qué pasó, qué pasará?

Juan Gelman analiza la crisis del cáucaso desenmascarando los intereses de Bush y el Pentágono para iniciar una guerra con Rusia

Juan Gelman*

Hay muchos puntos oscuros en el conflicto ruso-georgiano, pero algunos están claros. Georgia atacó a Osetia del Sur y prácticamente destruyó la capital, Tsjinvali. Zonas residenciales, la universidad, los hospitales, fueron barridos con el resultado de 1.500 civiles osetios muertos, según fuentes rusas y occidentales.

"El bombardeo de la fuerza aérea y de la artillería dejó a la capital sin agua, alimentos, electricidad y gas" (AP, 9-8-08). La respuesta rusa fue aplastante y también eso está claro. Lo oscuro es por qué Tiflis, amiguísima de la Casa Blanca y viceversa, emprendió una aventura condenada al fracaso de antemano.

Georgia es una avanzada militar de EE.UU. y la OTAN en la frontera con Rusia y no se encuentra lejos del conflicto que arde en Asia Central; Osetia del Sur es la encrucijada de oleoductos y gasoductos estratégicos para Occidente. En abril pasado, W. Bush apoyó en todos los tonos el pedido de Georgia de ingresar en la OTAN, no sin cierta inquietud de los europeos. No obstante, la OTAN prometió enviar asesores militares en diciembre próximo. Se adelantó el Pentágono: en julio instaló más de mil marines y soldados en la base militar georgiana de Vaziani, en la frontera con Osetia del Sur, para adiestrar a las tropas georgianas en misiones de combate. Efectivos estadounidenses -1.200- y georgianos -800- efectuaron maniobras conjuntas a mediados de julio en un operativo bautizado "Respuesta inmediata". El ataque fue en agosto. Rara coincidencia, ¿verdad?

Georgia incrementó notoriamente su capacidad militar en el 2007. El Ministerio de Defensa de la Federación Rusa asentó en el documento titulado "Sobre la ayuda militar a Georgia de otros países" (blog.wired.com/defense, 19-5-08) que Tiflis había recibido "206 tanques, de los que 175 fueron proporcionados por los estados de la OTAN, 186 vehículos blindados (126 de la OTAN), 79 cañones (67 de la OTAN), 15 helicópteros (12 de la OTAN), 70 morteros, diez sistemas de misiles tierra-aire, ocho aviones de reconocimiento sin piloto de Israel y otras armas". No es difícil colegir que la acción fue preparada y coordinada por militares estadounidenses y otaneros. También israelíes: el diario Ha'aretz, de Tel Aviv, informó que Temur Yakobashili, ministro georgiano de Asuntos de Reintegración (de las repúblicas autónomas de Abjasia y Osetia, territorios que alguna vez fueron de Georgia) declaró que "Israel debería sentirse orgulloso de sus militares, que entrenaron a los soldados georgianos". Esto sugeriría que el tablero de juego es mucho más amplio que Osetia del Sur.

Georgia no forma parte de la OTAN. Oficialmente. De hecho, sí: en abril de 1999 acordó, apenas finalizada la guerra en Yugoslavia, una alianza militar con la OTAN y desde entonces Tiflis ha recibido un incesante flujo de armas de técnica avanzada. Este acuerdo sirve para proteger los intereses de los gigantes petroleros en Medio Oriente y Asia Central. Israel, por su parte, está asociado a la explotación del ducto Bakú-Tiflis-Ceyhan, controlado por la British Petroleum, que transporta petróleo y gas natural de Azerbaiján: recibe por ese medio más del 20 por ciento del oro negro que necesita. Este ducto ha cambiado la geopolítica de la región y fundado un nuevo bloque prooccidental que integran Azerbaiján, Georgia, Turquía e Israel. Ahí no terminan las aspiraciones israelíes en la materia.

Tel Aviv no sólo quiere energéticos para su propio consumo: también aspira a reexportar el petróleo del Caspio a los mercados asiáticos vía el puerto de Eliat y negocia con Turquía la construcción de ductos que transportarán agua, electricidad, gas natural y "petróleo que Israel destinará luego al Lejano Oriente" (www.jpost.com/serviet), desempeñando así un papel estratégico en la protección de esa red. Se explica que destine ayuda militar y entrenamiento a Georgia y Azerbaiján. Y luego, qué más cerquita queda Irán.

¿Qué habría perseguido EE.UU. al alentar al ataque georgiano, sabiendo cómo reaccionaría Rusia y que no tendría futuro? ¿Fue un "juego de guerra", como sus militares acostumbran a planear? ¿Busca Occidente crear un duro enfrentamiento, no necesariamente militar por ahora, con Rusia? Es el incidente más grave que los enfrenta desde la crisis de los misiles en Cuba de 1962. Moscú declaró que sus barcos de guerra no bloquearán los buques-tanque petroleros que parten del puerto georgiano de Poti en el Mar Negro, pero que se reserva el derecho de registrar todas las naves que van y vienen para impedir que Tiflis reciba armamento por mar. Los rusos hundieron ya una embarcación georgiana dotada de misiles que pretendía atacarlos (www.counterpunch.org, 12-8-08). Esto recién comienza.

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*Publicado en Página/12

sábado, 23 de agosto de 2008

Francia descubre que está en guerra

La muerte de diez soldados franceses en el lejano Afganistán le demuestra a Francia que está involucrada en una guerra donde han muerto miles de inocentes

Fausto Giudice
Tlaxcala

Traducido para Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala por Manuel Talens


El pasado 20 de agosto, en plenas vacaciones, mientras que las buenas gentes de Francia se paseaban despreocupadas entre playas repletas y pantallas de televisión para seguir las proezas de los atletas en Beijing, haciendo lo posible por olvidar el estrés del inaplazable regreso a la rutina de “trabajar más y ganar menos”, la noticia estalló como un trueno en un cielo sereno: diez jóvenes y valerosos soldados franceses acababan de morir en el lejano Afganistán, en una emboscada tendida por los horribles talibán a 50 km de Kabul, lo cual elevó a veintidós la cifra de militares franceses muertos desde 2002, una minucia en relación con los cien británicos que han perdido la vida y menos aún si se compara con los miles de afganos asesinados. Y cuando digo afganos me refiero a hombres armados, hombres desarmados, mujeres, niños y ancianos.

Y, de improviso, las buenas gentes de Francia descubrieron que su ejército estaba implicado en la guerra de Afganistán. Han tenido que pasar seis años antes de que los franceses se den cuenta de que estaban físicamente comprometidos en una guerra.

¿Una guerra mundial? No. ¿Una guerra local? Tampoco. Se trata más bien de una “guerra entre dos mundos”. Dos mundos que se enfrentan en las montañas y las llanuras de Afganistán: a un lado, los buenos, la “coalición” que agrupa a 70.000 soldados de unos cuarenta países. Oficialmente no están allí para hacer la guerra sino la paz, para reconstruir el país y, en especial, para liberar a las mujeres, esas pobres afganas encerradas en sus velos como jaulas. Al otro lado, los “malos”, los barbudos, los “terroristas”, los talibán, al-Qaeda. De modo que esos soldados están allí también para luchar contra el terrorismo, eso que George Bush llama “la guerra mundial contra terror”. Excepto que, según parece, los “terroristas” afganos gozan del apoyo de una gran parte de la población.

Durante los seis años que han transcurrido desde el inicio del conflicto, a la opinión pública francesa no le ha importado nada esta guerra que oficialmente no lo es. Ni la izquierda blanda ni la extrema izquierda han organizado una sola manifestación. Nada, nada, nada. Silencio en la radio y consenso total. No ha sido distinto en España ni en Italia, donde la izquierda institucional retiró sus tropas de Iraq para mejor implicarse en Afganistán. Más agitación hubo en Alemania, en Dinamarca, en Suecia, en Noruega y en Canadá, aunque sin gran impacto sobre los acontecimientos: “Aquí estoy y aquí me quedo”, es la consigna de las fuerzas de coalición, bautizadas con las siglas ISAF.

De hecho, los aliados de USA, el invasor, se encargan del trabajo de apoyo logístico y civil, al “servicio” de los boys, que son quienes supuestamente hacen el trabajo sucio, es decir, los crímenes de la guerra y los bombardeos de la población civil con uranio empobrecido. Por su parte, los franceses y los europeos tratan de mantener sus manos limpias, cavan algunos pozos y ayudan a dar a luz a algunas mujeres.

Pero, ¿qué hacían los soldados franceses en ese berenjenal?, se pregunta de repente el ciudadano de a pie de la República Francesa. Un “trabajo indispensable”, le responde el presidente, mientras que su ministro Jean-Marie Bockel, secretario de Estado de Defensa, apela a la “unión nacional” y advierte que éste no es un buen momento para las críticas.

Porque parece que tanto la izquierda blanda como la extrema izquierda se han despertado de golpe: el Partido Comunista Francés y la Liga Comunista Revolucionaria exigen la retirada de las tropas, mientras que el Partido Socialista se contenta con decir que haría falta reexaminar “la misión de los soldados franceses en Afganistán”. Por su parte, el Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen es el más virulento en la denuncia de esta guerra que esconde su condición de guerra.

El 21 de agosto de 1968, hace exactamente cuarenta años, los tanques del Pacto de Varsovia entraron en Praga y pusieron fin a una primavera demasiado breve. Los jóvenes checos de entonces escribieron lo siguiente en las paredes de la ciudad, “Lenin, despierta, se han vuelto locos”, y cantaron para los soldados soviéticos una canción que acababan de componer, cuya letra decía: “Iván, vuelve a tu casa, Natacha te espera”.

Los resistentes afganos, a su vez, deberían escribir “Jaurès, despierta, se han vuelto locos” sobre los muros de los barracones franceses en Kabul.

Jean Jaurès fue el dirigente socialista francés que se atrevió a decir NO a la unión sagrada para la guerra en 1914 y lo pagó con su vida. Sí, Jean Jaurès, el mismo a quien el candidato a presidente Sarkozy citó en sus discursos preelectorales.

Y, también, los resistentes afganos podrían cantar esta canción a los soldados franceses: “Kevin, vuelve a tu casa, Jessica te espera” [1].

[1] Kevin y Jessica se encuentran entre los nombres más utilizados por las nuevas generaciones de franceses. [NdelT]

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Fuente: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=5740&lg=fr

Sobre el autor (Fausto Giudice)

Manuel Talens es miembro de Cubadebate, Rebelión y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.
Enlace a texto en Rebelión

viernes, 22 de agosto de 2008

El ántrax y la doble moral en la guerra contra el terror

A siete años de los aterradores ataques con ántrax ocurridos entre septiembre y octubre de 2001, se sabe que Sadam Hussein era inocente, y que el macabro espectáculo fue orquestado y dirigido desde el interior del ejército de los EEUU


Tom Engelhardt
Tom Dispatch

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


¡Oh! ¡Qué espectáculo! – y no creáis que me refiero a esas ceremonias de apertura de Beijing, en las que una sincronización al estilo norcoreano parecía fusionarse con caras de smiley a la Walt Disney, o a la excitante caza de ocho medallas de Michael Phelp y al “bono” de un millón de dólares de Speedo, un tributo modernizado a la antigua tradición griega del amateurismo en acción. No, pienso en la guerra relámpago de cobertura mediática después de que el doctor Bruce Ivins, que trabajaba para el Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército de EE.UU., en Fort Detrick, Maryland, se suicidase con Tylenol (paracetamol) el 29 de julio y el FBI lo acusara rápidamente de los ataques con ántrax de septiembre y octubre de 2001.

Los recordáis: el polvo que llegaba, de modo bastante inocuo, en sobres – acompañado de cartas sobrecogedoras fechadas de modo alarmante “”11-09-01” que decían: “¡Muera EE.UU.! ¡Muera Israel!”. ¡Alá es grande!” Cinco estadounidenses murieron por inhalación de ántrax y 17 fueron heridos. El Edificio Hart del Senado, y varias instalaciones postales, fueron cerrados durante meses para ser desinfectados, mientras compañías mediáticas que recibieron los sobres fueron sumidas en el caos.

Para una nación que ya estaba aterrorizada por los ataques del 11 de septiembre de 2001, el pensamiento de que un brutal dictador con armas de destrucción masiva (que incluso podría haber entregado el ántrax a terroristas) estuviera dispuesto a causarnos un daño aún mayor, ayudó indudablemente a allanar el camino para una invasión de Iraq. El presidente incluso llegó a afirmar que Sadam Husein tenía la capacidad de enviar vehículos aéreos sin tripulación para pulverizar armas biológicas o químicas sobre la costa este de EE.UU. (aviones teledirigidos que, como el programa nuclear de Sadam, terminaron por no existir).

Actualmente, es incluso difícil recordar con precisión lo aterradores que fueron esos ataques con ántrax. Según una búsqueda LexisNexis, entre el 4 de octubre y el 4 de diciembre de 2001 aparecieron 389 artículos en el New York Times con “ántrax” en el título. En el mismo período, 238 artículos semejantes aparecieron en el Washington Post. Es el equivalente noticioso de un interminable grito agudo de terror – y de esos ataques emergió un histérico mundo estadounidense que involucraba alertas naranja y duct tape, vacunas contra la viruela, y finalmente una guerra, no fuera a ser que el asunto, o cualquier cosa que se le pareciera aunque fuera remotamente, cayera en manos de terroristas.

Y sin embargo, a fines de 2001, había quedado en claro que, a pesar de las cartas acompañantes, el ántrax en esos sobres era de una variedad producida en el interior. No venía ni de los páramos de Afganistán ni de Bagdad, sino – casi seguro – de nuestros propios laboratorios de armas biológicas. En ese momento, los asesinatos con ántrax desaparecieron esencialmente... ¡zas! ... mientras que el 11-S sólo ganó fuerza como el evento singular de nuestros tiempos.

Esas muertes-por-ántrax dejaron de formar parte de la narrativa del gobierno de la Guerra Global contra el Terror que, claro está, apuntaba a fanáticos islámicos (y a montones de países de los que supuestamente les daban “refugio”), pero por cierto no contra científicos militares aquí en el interior. Con igual rapidez esos ataques fueron dados de baja de las primeras planas – de hecho, simplemente de todas las páginas – de los periódicos de la nación y de las pantallas de televisión.

A diferencia del 11-S, no hubo recuerdos ritualistas de los aniversarios de esos días en los años siguientes. No hubo víctimas, ni sobrevivientes, ni parientes de víctimas que subieran a los podios e hicieran doblar las campanas, o leyeran nombres, o presentaran encomios. No hubo un memorial de mil millones de dólares (ni siquiera de un millón) a los muertos de ántrax para que discutieran los sobrevivientes. Hubo poco más que silencio, mientras el FBI andaba a tientas por el espurio camino de un proceso de investigación concentrado sobre todo en un científico de armas biológicas de EE.UU., Steven J. Hatfill, quien también trabajaba en Fort Detrick, y que desgraciadamente era el hombre equivocado. (Bruce Ivins, misteriosamente, trabajó de cerca durante años con, y ayudó a, la investigación del FBI, hasta que el foco de la sospecha llegó a ser dirigido sobre su persona.)

Siguió siendo esencialmente el estado del caso hasta que, al terminar julio, Ivins cometió suicidio. Entonces, ¡qué manera de hacer su agosto! Los detalles, las preguntas, las dudas, la evidencia científica cuestionada, las listas de los tipos de drogas que le habían recetado, las citas sensacionales, el “nido de ratas” de un laboratorio contaminado con ántrax en el que trabajaba, ¡los extraños correos y cartas! “¡Quisiera poder controlar los pensamientos en mi mente!... Tengo a veces increíbles pensamientos paranoicos, ilusorios, y no hay nada que pueda hacer hasta que desaparecen, sea por sí mismos o con drogas.” ¡Caso resuelto! O no. ¡El “científico loco” de los laboratorios de guerra biológica del Ejército de EE.UU. en Fort Detrick terminó por ser atrapado! O no...

Era la historia soñada. Y los medios dominantes marcharon con ella, doctamente, seriamente, como si jamás la hubieran dejado de lado. Ahora, cuando se disipa la cobertura y la historia amenaza nuevamente con desaparecer en la oscuridad (a pesar de las dudas sobre el papel de Ivins en los ataques), pensé que valdría la pena mencionar unas pocas preguntas que se me ocurrieron al leer la reciente cobertura – no sobre la culpabilidad o inocencia de Ivins, sino sobre asuntos que forman una parte tan integral de nuestro paisaje estadounidense que normalmente a nadie se le llega a ocurrir preguntar al respecto.

Mis principales seis preguntas sobre el caso son:

1. ¿Por qué no se aplicó el modus operandi de la Guerra contra el Terror del gobierno de Bush al caso del ántrax?

El 10 de agosto, William J. Broad y Scott Shane informaron sobre algunos de los costes humanos de la investigación del ántrax del FBI en un artículo en primera plana del New York Times con el título: “Para los sospechosos, el caso del ántrax tuvo grandes costes, numerosos inocentes en una amplia red del FBI.” Hicieron un excelente trabajo estableciendo que los que cayeron en serie bajo sospecha lo pasaron mal: “trabajos perdidos, visas anuladas, matrimonios rotos, amistades deshechas.” Según el Times (y otros), las carreras de varios fueron destruidas bajo la presión de la vigilancia del FBI; la mayoría fueron interrogados y vueltos a interrogar muchas veces usando “mano dura,” así como sometidos al detector de mentiras; algunos fueron seguidos y rastreados, sus casas allanadas, y sus lugares de trabajo, saqueados.

Bajo la presión del “interés” del FBI, el especialista en ántrax y “conocedor de la biodefensa” Perry Mikesell se convirtió evidentemente en alcohólico y tomó hasta morir. Steven Hatfill: el agente que lo seguía le pasó sobre un pie con un coche mientras su vida era puesta al revés y al derecho, y él, no el agente, recibió una contravención, agregan Broad y Shane. Y finalmente, claro está, el doctor Ivins, cada vez más angustiado y evidentemente cada vez menos equilibrado, se suicidó el día en el que su abogado se iba a encontrar con el FBI para discutir un posible acuerdo que lo hubiera llevado a la cárcel de por vida, pero habría excluido la pena de muerte.

A pesar de todo, por dura que haya sido la vida para Mikesell, Hatfill, Ivins, y muchos otros, tengo que hacer una observación que no se verá en ningún otro sitio en medios de información que han pasado dos semanas de travesuras con el caso: Para extraer una confesión, a ninguno de los sospechosos de estos últimos años, incluyendo a Ivins, le metieron un cigarrillo encendido en su oreja; a ninguno le pegaron, le escupieron, y lo hicieron desfilar desnudo; a ninguno lo golpearon hasta la muerte mientras estuvo preso sin ser acusado por un crimen; a ninguno lo mojaron con agua fría y lo dejaron desnudo en una cela en una noche helada; a ninguno le dieron choques eléctricos, lo encapucharon, le colocaron grilletes en dolorosas “posiciones de estrés,” o lo sodomizaron; a ninguno lo sometieron a música ruidosa, a luces centelleantes, o le negaron el sueño durante días interminables; a ninguno lo sofocaron hasta la muerte, o lo hicieron arrastrarse desnudo por el suelo de una cárcel con un collar de perro, o lo amenazaron con perros guardianes. A ninguno lo sometieron al waterboard [submarino].

No importa qué presión hayan aplicado a Ivins o Hatfill, ninguno de los dos fue secuestrado en la calle cerca de su casa y desnudado. No le pusieron pañales, le vendaron los ojos, lo encadenaron, lo drogaron, y lo “entregaron” a prisiones en otro país, posiblemente para ser sometido a choques eléctricos o para que torturadores de un régimen extranjero lo cortaran con escalpelos. Incluso aunque se creyó en algún momento, que cada uno de los sospechosos en los asesinatos del ántrax, era un terrorista que había cometido un crimen odioso con un arma de destrucción masiva, a ninguno lo declararon en algún momento “combatiente enemigo.” Ninguno fue jamás encarcelado sin acusaciones, o sin gran esperanza de un juicio o liberación, en “sitios negros,” secretos, en el extranjero, dirigidos por la CIA.

¿Por qué no?

2. ¿Por qué no enviaron a los militares de EE.UU.?

Parte del paradigma reinante en los años de Bush fue: el trabajo policial no basta cuando la patria es amenazada. La localización de terroristas que han matado, o podrían algún día matar a, estadounidenses es asunto de “guerra.” Los que han atacado a la patria estadounidense y asesinado a ciudadanos de EE.UU., serán, como lo dijo nuestro presidente, “cazados” por fuerzas de operaciones especiales y agentes de la CIA que han recibido el derecho de asesinar y traerlos “muertos o vivos.”

¿Por qué entonces, cuando actos de bio-terror asesino fueron cometidos en suelo estadounidense, no se llamó a los militares? ¿Por qué no enviaron “escuadrones de la muerte” de la CIA – la frase contundentemente descriptiva utilizada por Jane Mayer en su notable nuevo libro “The Dark Side” [El lado oscuro] – para asesinar a probables sospechosos? ¿Por qué no lanzaron aviones teledirigidos Predator sin tripulación, armados con misiles Hellfire, para que cruzaran los cielos de Maryland y eliminaran “con precisión” y “en forma quirúrgica” en sus casas (sin importar el “daño colateral”) a Ivins u otros sospechosos? ¿Por qué, en los hechos, no fueron simplemente arrasadas sus casas del modo rutinariamente empleado en Afganistán, Pakistán, Somalia, y otros sitios? (En los hechos, parece que al FBI le costó dos años después de sus primeras sospechas sobre Ivins para simplemente registrar su casa y aún más para terminar por quitarle su aprobación de seguridad de alto nivel.)

Una vez que fueron identificados laboratorios de armas de EE.UU. como fuentes del ántrax, ¿por qué no enviaron equipos de operaciones especiales para ocupar las instalaciones, clausurarlas, y llevar en avión a los allí encontrados, con grilletes y con los ojos vendados, a Guantánamo o a otros sitios más secretos?

¿Por qué, cuando el gobierno llegó a tales extremos para eliminar el financiamiento para terroristas en otros sitios, se aumentó significativamente el financiamiento para esos laboratorios?

¿Por qué, si los apresados o simplemente secuestrados, por el gobierno de Bush para descubrir luego que eran inocentes, fueron – después de su encarcelamiento secreto, abuso, y tortura – regularmente liberados sin disculpas, o reembolso (si eran liberados), el gobierno de EE.UU. pagó a Hatfill 4,6 millones de dólares para arreglar un litigio que había interpuesto como reacción ante su terrible experiencia?

¿Por qué si, según la “doctrina de uno por ciento” del vicepresidente, ninguna reacción era demasiado extrema si existía aunque fuera una minúscula probabilidad de un ataque catastrófico contra la “patria” estadounidense, no se emprendieron actos extremos contra un asesino (o asesinos) con armas de destrucción masiva suelto o sueltos, posiblemente en los suburbios de Maryland?

3. Una vez que se identificó que la amenaza del ántrax provenía de laboratorios militares de EE.UU. ¿por qué el gobierno, el FBI, y los medios asumieron que sólo un individuo era responsable?

Leed tanto como queráis de la cobertura de los asesinatos con ántrax y descubriréis que el FBI adoptó hace tiempo como regla general que el culpable fue un solo “científico loco”– y, lo que no es menos importante, que esa teoría también fue aceptada como un hecho fundamental por los medios de información. Durante años no se han considerado seriamente posibilidades alternativas.

Por ejemplo, se sabe que una serie de cartas con ántrax fueron enviadas desde un buzón en Princeton, Nueva Jersey, a unas horas de la casa de Ivins y del laboratorio de Fort Detrick en Frederick, Maryland. La pregunta que intrigó al FBI – y que ocupó vigorosamente a los medios – fue si, el día en cuestión, Ivins tuvo tiempo para llegar a Princeton y de vuelta, considerando lo que se sabe de su programa. El FBI sugiere que lo tuvo; los críticos sugieren otra cosa. Nadie, sin embargo, parece considerar la posibilidad de que el terrorista solitario de los asesinatos con ántrax podría haber tenido uno o más cómplices, lo que hubiera solucionado enormemente el “problema” del despacho de esas cartas.

¿Será que se supone que estadounidenses, a diferencia de extranjeros empecinados en ser terroristas, son individualistas incontenibles, solitarios suficientemente astutos como para realizar solos los complots? ¿No hay nadie que recuerde que el último gran acto de terrorismo estadounidense en EE.UU., el atentado contra el Edificio Federal Alfred P. Murrah en la ciudad de Oklahoma en 1995, fue un crimen de por lo menos dos “solitarios” estadounidenses”? (Los primeros informes en ese caso, también, culparon a terroristas árabes – en plural.)

Parece no haber habido ninguna “célula durmiente” de Al-Qaeda en este país, ¿pero cómo sabemos que no existe una “célula durmiente” de bio-asesinos estadounidenses oculta en algún sitio en la comunidad de los laboratorios militares de EE.UU.?

4. ¿Y esos laboratorios militares? ¿Por qué su historia sigue sin jugar poco o ningún papel en la historia de los ataques con ántrax?

Al leer las resmas de cobertura del suicidio de Ivins y del caso del FBI en su contra, encontré sólo una referencia al trabajo al que se ha dedicado su laboratorio en Fort Detrick durante la mayor parte de la era de la Guerra Fría. Es la siguiente frase del Washington Post: “Como domicilio de los Laboratorios de Guerra Biológica del Ejército, la instalación condujo un programa de máximo secreto de producción de armas biológicas ofensivas de 1943 a 1969.” Y sin embargo, no llegasteis a comprender este hecho, la verdadera importancia del caso del ántrax permanece en la sombra.

Como en el caso de la permanente historia de peligros nucleares sobre nuestro planeta, los terrores de nuestra era son mostrados casi invariablemente como procedentes de bandas de fanáticos, o de países como Irán de los que se dice que son dirigidos por estos últimos, en los páramos de nuestro planeta (algunos de los cuales están por pura casualidad en los centros energéticos del mismo planeta). Y sin embargo, si nos aterran suficientemente las armas incontroladas o proliferadas de destrucción masiva como para amenazar con, o iniciar, guerras por su causa, es importante que se comprenda que, desde 1945, esos peligros – y son peligros funestos – emergieron del corazón de las maquinarias militares-industriales de las dos superpotencias de la Guerra Fría: EE.UU. y la URSS.

Dicho de otro modo, los ataques conceptualmente más inquietantes de 2001 surgieron directamente del afán de la Guerra Fría de desarrollar armas biológicas ofensivas. Hasta 1969, los laboratorios de guerra biológica del Ejército en Fort Detrick se concentraron, en parte, en esa tarea. Pura y simplemente. Después que el presidente Richard Nixon cerró el programa de guerra biológica ofensiva en 1969, los científicos del Ejército pasaron a trabajar en “defensas” contra la misma. Como en el caso de defensas contra ataques nucleares, sin embargo, ese trabajo, por su naturaleza, es frecuentemente difícil de separar del trabajo ofensivo con semejantes armas. En otras palabras, mirando de una cierta manera, un enfoque del laboratorio de Fort Detrick, que provocó sospechas en los ataques con ántrax del invierno de 2001, ha estado colocando desde hace tiempo la guerra biológica en el menú global. En eso, evidentemente terminó por tener éxito.

Claro que en esto hay algo irónico. En la era posterior a la Guerra Fría, nuestras preocupaciones se concentraron casi por completo en los laboratorios y almacenes rusos deteriorados de la Guerra Fría para la guerra biológica, química, y nuclear, a menudo mal protegidos. Durante mucho tiempo se temió que semejantes pesadillas para nuestro mundo podrían provenir desde ellos. Pero en eso, al parecer, nos equivocamos. Los laboratorios agujereados eran los nuestros y – lo que es aún más aterrador – las posibilidades de filtraciones y abusos siguen expandiéndose exponencialmente.

5. ¿Fueron los ataques con ántrax los menos importantes de 2001?

Si se comparan las dos series de ataques de 2001 en términos de muerte y destrucción, el 11-S evidentemente deja atrás a los ataques con ántrax. Mirándolo de una cierta manera, sin embargo, los ataques del 11-S, aunque atrevidos, asesinos, espectaculares en la televisión, y de apariencia apocalíptica, no fueron conceptualmente nada nuevo. Fueron los ataques con ántrax los que apuntaron a un futuro nuevo y dantesco.

Después de todo, el World Trade Center ya había sido atacado anteriormente, y una de sus torres casi fue derribada, por una bomba en una camioneta de alquiler conducida a un aparcamiento subterráneo por islamistas en 1993. Los aviones en los ataques de 2001 fueron, como ha escrito Mike Davis, simplemente coches bomba con alas, y los coches bomba tienen una dolorosa y larga historia. Incluso a pesar de que con sus objetivos – los simbólicos mega-edificios de un poder imperial cuyos ciudadanos preferían creer previamente que eran invulnerables – los secuestradores del 11-S ofrecieron una nueva realidad psicológica a los estadounidenses, su característica más impresionante e inquietante fueron posiblemente ellos mismos. Esos 19 hombres habían prometido cometer suicidio no por su país, como lo habían hecho miles de pilotos kamikaze japoneses a fines de la Segunda Guerra Mundial, o incluso por un país potencial como cientos de atacantes suicida tamiles en Sri Lanka, sino por una fantasía religiosa (tras la cual existen agravios no-religiosos). Por otra parte, los ataques del 11-S no fueron sino una versión mayor, más ambiciosa, por ejemplo, del ataque suicida en lancha contra el USS Cole en un puerto yemenita en el año 2000.

Por otra parte, los envíos postales con ántrax representaron algo nuevo. (El culto japonés Aum Shinrikyo había intentado fabricar y utilizar armas biológicas, incluyendo ántrax, en los años noventa, pero fracasó.) Si el ataque de al-Qaeda el 11-S sólo había simulado un ataque con un arma de destrucción masiva, en el caso del ántrax asesino, no se requería imaginación. Se había utilizado con éxito un arma real de destrucción masiva – ántrax altamente refinado – vuelta a utilizar posteriormente, y el o los asesinos seguían libres, no en los páramos afganos sino en algún sitio entre nosotros, sin evidencia de que se hubiera agotado el suministro de ántrax.

Y sin embargo, incluso si el gobierno de Bush, los dos candidatos presidenciales, todo Washington, y los medios, siguen concentrados en el terrorismo en las regiones fronterizas entre Afganistán y Pakistán, pocos piensan seriamente – exceptuando cuando tiene que ver con la culpabilidad individual – en el terror que emergió de las profundidades del complejo militar-industrial, de nuestros propios laboratorios de armas de la Guerra Fría. A eso no parece aplicarse ningún aspecto de la Guerra contra el Terror.

6. ¿Quién está ganando la Guerra Global contra el Terror?

La respuesta obvia es: los terroristas. Sólo la semana pasada, Mike McConnell, director nacional de inteligencia, lo dejó absolutamente claro cuando se trató de al-Qaeda. Testificó ante el Congreso que la organización “está ganando fuerza desde su refugio en Pakistán y mejora continuamente su capacidad de reclutar, entrenar y posicionar a agentes capaces de realizar ataques dentro de EE.UU.” De hecho, es bastante obvio ya hace bastante tiempo que la Guerra Global contra el Terror del gobierno de Bush ha tenido éxito sobre todo en la creación de cada vez más terroristas en cada vez más sitios. Y sin embargo, discutiblemente, el asesino o asesinos con ántrax han logrado mucho más hasta la fecha que al-Qaeda. Considerando el caso de un cierto modo, sea cual fuere el papel de Bruce Irvins, los asesinatos con ántrax resultaron ser un triunfo a escala natural del terrorismo.

Hace tiempo que existe una teoría de que quienquiera haya cometido las atrocidades del ántrax quería atraer atención (y probablemente medios financieros) para más investigación y desarrollo de “defensas” contra la bio-guerra de EE.UU. Si así fuera, entonces, ¡qué tremendo éxito! En los años desde que ocurrieron los ataques, esos laboratorios han sido inundados de financiamiento, cuya cantidad ha aumentado de manera impresionante. El 11 de septiembre de 2001, informa el Washington Post, “había solamente cinco laboratorios de ‘nivel de bio-seguridad 4’ – sitios equipados para estudiar agentes altamente letales como Ebola para los que no hay vacunas o tratamientos humanos – señaló el otoño pasado un informe de la Oficina de Responsabilidad Gubernamental. Ahora hay quince en operación o en construcción, según el informe. Hay cientos más de nivel de bio-seguridad 3, que trabajan con agentes tales como Bacillus anthracis, que tiene una vacuna humana.”

Los pocos cientos de personas que trabajaban en el programa de bio-defensa de EE.UU. antes del 11-S han aumentado a posiblemente 14.000 científicos que tienen “aprobación para trabajar con ‘agentes biológicos seleccionados’ tales como Bacillus anthracis – muchos de ellos civiles que trabajan en universidades privadas” en las cuales, según expertos, “los reglamentos de seguridad son notablemente relajados.” Y no hay que olvidar el propio plan multimillonario del Ejército de “construir un complejo mayor de laboratorios como parte de un campus de bio-defensa inter-agencias propuesto en Fort Detrick." Estamos hablando del sitio en el que trabajaba el equipo de Ivins, evidentemente apodado, “Equipo Ántrax” y cuyos laboratorios son supuestamente “famosos por perder ántrax.” En los mismos años, según el New York Times, “casi 50.000 millones de dólares en dineros federales han sido gastados para construir nuevos laboratorios, desarrollar vacunas y almacenar drogas.” Parte de este dinero es sacado de fondos de salud pública básica que otrora aseguraban que grandes cantidades de personas no murieran de enfermedades medicables como ser tuberculosis, y fue redirigido al virus Ebola, ántrax, y otros patógenos exóticos.

En estos años, para no ser demasiado quisquilloso, el gobierno de Bush ha expandido exponencialmente nuestros laboratorios de guerra biológica, aumentando significativamente la probabilidad de que un nuevo “científico loco” tenga a su disposición mucha más oportunidad y material muchísimo más letal para su trabajo. Ha aumentado, en otras palabras, la probabilidad no sólo de que el terror llegue a “la patria,” sino que provenga de esa patria. Gracias a este gobierno, los terroristas ganaron esta vuelta y futuros terroristas cosecharán los frutos de esa victoria.

Bruce Ivins, no importa qué hayas hecho, o lo que te hicieron, descansa en paz. Tu laboratorio está en buenas manos. Y es probable que, casi siete años después de la llegada del primer sobre con ántrax, el mundo se parezca más a una máquina de terror que nunca antes.


[Nota sobre lecturas: Sorprendentemente, en diciembre de 2002, cuando este sitio comenzó a aparecer, el primer escritor invitado de TomDispatch, el experto en salud pública, David Rosner, trató el tema de la histeria por la viruela, señalando que la enfermedad fue salvada de la erradicación total del planeta por un acuerdo de EE.UU. y la URSS “de asegurar que el virus que causa la viruela fuera mantenido en almacenamiento esperando una nueva oportunidad para aterrorizar al mundo. Durante décadas, ambos países lo almacenaron, lo distribuyeron a varios laboratorios de investigación y aseguraron de otras maneras que esa victoria de la salud pública fuera convertida en una tragedia humana en potencia.” Agregó: “El temor a la viruela ha facilitado el juego de la estrategia general del gobierno de Bush de militarizar la salud pública.”

Más recientemente, Glenn Greenwald de Salon.com realizó un excelente trabajo sobre la historia del ántrax. En 2007, escribió un artículo impresionante: “La historia irresoluta de los falsos informes sobre el ántrax de Sadam de ABC News.” refiriéndose a informes críticamente malos de Brian Ross y ABC, y continuó después del suicidio de Ivins con un artículo: ("Periodistas, sus fuentes mentirosas, y la investigación del ántrax,”) que presenta más preguntas estremecedoras sobre el caso del ántrax que ninguno de los otros 16 artículos que he visto.

Finalmente, Elisa D. Harris, experta investigadora sénior en el Centro de Estudios Internacionales y de Seguridad en la Universidad de Maryland, publicó un buen y juicioso artículo de opinión en el New York Times, “Los asesinos en el laboratorio” (“Nuestros esfuerzos por combatir las armas biológicas nos están haciendo menos seguros”) que presenta de un modo impresionante la expansión de la investigación en armas biológicas de EE.UU. desde 2002.]


Fuente:

www.tomdispatch.com/post/174966/six_questions_about_the_anthrax_case


Tom Engelhardt dirige Tomdispatch.com del Nation Institute. Es cofundador del American Empire Project (http://www.americanempireproject.com/). Ha actualizado su libro The End of Victory Culture (University of Massachussetts Press) en una nueva edición. Editó el primer libro de lo mejor de Tomdispatch, The World According to Tomdispatch: America in the New Age of Empire, que incluye su trabajo (Verso) y que acaba de publicarse. El libro, una historia alternativa de los demenciales años de Bush, se centra en lo que no publican los medios dominantes.

Enlace a texto en Rebelión

jueves, 21 de agosto de 2008

Rusia y Georgia: todo por el petróleo


A la hora de comentar la guerra en el Cáucaso, la mayoría de analistas estadounidenses han tendido a verla como un retorno al pasado, como una continuación de la secular y sangrienta contienda entre rusos y georgianos o, en el mejor de los casos, como una parte de los asuntos pendientes de la Guerra Fría. Muchos han hablado del deseo de Rusia de borrar la “humillación” nacional que experimentó tras el desplome de la Unión Soviética hace 16 de años, o de restaurar su “esfera de influencia” en los territorios del sur. Pero este conflicto es más sobre el futuro que sobre el pasado. Es un producto de la intensa competencia geopolítica por el control del flujo energético del mar Caspio hacia los mercados occidentales.


Por Michael T. Klare - Foreign Policy in focus
Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Àngel Ferrero

Esta lucha comenzó durante la administración Clinton, cuando las antiguas repúblicas soviéticas de la cuenca del mar Caspio se independizaron y empezaron a buscar clientes occidentales para sus recursos naturales de petróleo y gas natural. Las compañías occidentales buscaban ansiosamente firmar acuerdos de producción con los gobiernos de las nuevas repúblicas, pero se enfrentaron a un obstáculo difícil de franquear a la hora de exportar el producto resultante: como el mar Caspio no tiene salida al mar, cualquier energía existente en la región ha de viajar a través de conductos, y por aquel entonces Rusia controlaba todos los conductos disponibles. Para evitar la dependencia exclusiva de los conductos rusos, el presidente Clinton patrocinó la construcción de un oleoducto alternativo desde Bakú, en Azerbayán, a Tbilisi, en Georgia, y desde allí hacia Ceyhan, en la costa mediterránea de Turquía. Se trata del oleoducto BTC [por las siglas de Bakú, Tbilisi y Ceyhan], como se lo conoce hoy.

El oleoducto BTC, que empezó a funcionar en el 2006, pasa a través de algunas de las zonas del mundo más inestables, incluyendo Chechenia y las provincias separatistas de Abjazia y Osetia del Sur en Georgia. Con este dato en mente, las administraciones Clinton y Bush proporcionaron a Georgia cientos de millones de dólares en ayuda militar, convirtiéndola en la receptora principal de armamento y equipamiento estadounidense en el antiguo espacio soviético. El presidente Bush cabildeó a los aliados estadounidenses en Europa para acelerar los trámites para la inclusión de Georgia en la OTAN.

Todo esto, huelga decirlo, era visto desde Moscú con un inmenso resentimiento. No se trataba sólo de que los EE.UU. estaban ayudando a crear un nuevo riesgo a la seguridad de sus fronteras en el sur, sino que, lo que es más importante, frustraba cualquier intento ruso por asegurarse el control del transporte de la energía del Caspio a Europa. Incluso desde que Vladimir Putin asumió la presidencia en el 2000, Moscú ha buscado utilizar su papel clave como proveedor de petróleo y gas natural a Europa occidental y las antiguas repúblicas soviéticas como una fuente de riqueza financiera y, al mismo tiempo, de ventaja política. La consecución de este objetivo descansa principalmente en las fuentes energéticas rusas, pero también busca dominar la distribución del petróleo y del gas natural desde los estados del Caspio a Occidente.

Para favorecer sus intereses en el Caspio, Putin, y su delfín, Dmitry Medvedev -hasta hace poco presidente de Gazprom, el monopolio estatal ruso del gas natural- se han atraído (o intimidado) a los líderes de Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán para construir nuevos gasoductos a través de Rusia hacia Europa. Los europeos, temerosos de ser cada vez más dependientes de la energía proporcionada por Rusia, buscan construir canales alternativos a través del mar Caspio y a lo largo de la ruta del oleoducto BTC en Azerbayán y Georgia, circunvalando completamente Rusia.

Este es el telón de fondo en el que ha tenido lugar la lucha entre Georgia y Osetia del Sur. Los georgianos puede que solamente estén interesados en retomar el control de una zona que consideran parte de su territorio nacional, pero los rusos están enviando el mensaje al resto del mundo de que pretenden seguir controlando el grifo energético del mar Caspio, pase lo que pase. No significa necesariamente que vayan a ocupar abiertamente Georgia, pero desde luego que retendrán sus posiciones estratégicas en Abjazia y Osetia del Sur por motivos prácticos, con las bayonetas apuntando a la yugular de la BTC. Así que si incluso el alto el fuego tiene algún efecto, la lucha por los recursos energéticos -a veces oculta y secreta, a veces abierta y violenta- continuará teniendo lugar en el futuro.

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(*)Michael T. Klare es profesor de Paz y Seguridad Mundial en la Universidad de Hampshire. Su último libro es Rising Powers, Shrinking Planet: The New Geopolitics of Energy (Metropolitan Books, 2008). El anterior libro de Klare, Blood and Oil: The Dangers and Consequences of America’s Growing Dependency on Imported Petroleum ha sido adaptado en documental. Para un avance de la película, véase: www.bloodandoilmovie.com

Enlace a texto en IAR Noticias

lunes, 18 de agosto de 2008

Cómo hacer respetable el exterminio nuclear

The New York Times considera que el posible exterminio de millones de iraníes por Israel es parte del debate público sobre Oriente Próximo


El 18 de julio de 2008, The New York Times publicó un artículo del historiador judío israelí Benny Morris. En ese artículo, el profesor Morris se pronuncia a favor de que Israel lance un ataque nuclear genocida contra Irán en el que podrían morir 70 millones de iraníes, doce veces más que las víctimas judías en el holocausto nazi. Según Morris, los líderes iraníes deberían pensar bien lo que está en juego y suspender su programa nuclear, pues de lo contrario, lo mejor que podría pasarles es que las fuerzas aéreas convencionales de Israel destruyan sus instalaciones nucleares. Claro está, esto significaría miles de víctimas iraníes y la humillación internacional del país, pero la alternativa es un Irán convertido en un desierto nuclear.

Morris actúa frecuentemente como conferenciante y consultor del estamento político y militar israelí y disfruta de acceso especial a los planificadores de la estrategia militar israelí. No es ningún secreto que Morris ha defendido y apoyado públicamente la expulsión masiva y brutal de todos los palestinos. Su visión genocida, sin embargo, no ha impedido que reciba numerosos reconocimientos académicos. Los principales periódicos y revistas científicas de Israel publican sus escritos y opiniones. Como deja claro la publicación de su más reciente artículo de opinión en The New York Times, sus puntos de vista no son los delirios de un psicópata marginal.
¿Qué nos dice acerca de la política y la cultura de USA el hecho de que The New York Times publique un artículo que pide la incineración nuclear de 70 millones de iraníes y la contaminación de una buena parte de los cien mil millones de habitantes de Oriente Próximo, Asia y Europa?

Porque se trata de The New York Times, un periódico que a través de sus suplementos dominicales, páginas editoriales y páginas literarias, informa a las “clases educadas” de USA y actúa como “conciencia moral” de importantes sectores de su élite cultural, económica y política.
The New York Times otorga una cierta respetabilidad al asesinato masivo, algo que las opiniones de Morris no tendrían si fuesen publicadas, por ejemplo, en una publicación neoconservadora semanal o mensual. El hecho de que The New York Times considere que el posible exterminio de millones de iraníes por Israel es parte del debate público sobre Oriente Próximo, revela el grado en el cual el “sionifascismo” ha infectado los “más elevados” círculos culturales y periodísticos de USA. En realidad, esto no es sino la consecuencia lógica del apoyo público que The New York Times ha otorgado al bloqueo económico que Israel ha impuesto a Gaza para matar de hambre a 1,4 millones de palestinos, de su ocultamiento de la influencia que el sionista AIPAC (American Israel Public Affairs Committee - Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel) ha tenido en la invasión de Iraq por USA, cuyo resultado es el asesinato de más de un millón de iraquíes.

El Times da la pauta a todo el sector cultural de Nueva York, el cual privilegia los intereses de Israel hasta el punto de asimilar al discurso político de USA no sólo sus violaciones rutinarias de la ley internacional, sino sus amenazas, más bien promesas, de arrasar vastas áreas de la tierra para lograr la supremacía regional. El hecho de que The New York Times esté dispuesto a publicar a un defensor del genocidio-etnocidio israelí nos revela cuán fuertes son los lazos entre una publicación pro israelí que supuestamente pertenece al “orden establecido liberal” y la derecha totalitaria de Israel. Es como decir que para el orden establecido “liberal” pro israelí los nazis no judíos son execrables, pero en cambio las opiniones y políticas de los judeo-fascistas deben ser objeto de estudio y, posiblemente, puestas en práctica.

El artículo de Morris sobre la “exterminación nuclear” publicado en The New York Times no provocó ningún comentario adverso de los 52 presidentes de las Principales Asociaciones Judías de USA (PMAJO), en cuyo boletín diario, Daily Alert, han publicado frecuentemente artículos de sionistas de USA e Israel que defienden el ataque nuclear de Irán por Israel o USA. En otras palabras, las opiniones totalitarias de Morris son parte de la matriz cultural enterrada en lo más profundo de las redes de organizaciones sionistas y tienen amplio “alcance” en los círculos culturales y políticos de USA. Al publicar la locura de Morris, el Times ha sacado el discurso genocida de los limitados círculos de influencia sionista para llevarlo al seno de la opinión pública de USA, a millones de lectores de ese país.

Salvo por un puñado de escritores (gentiles y judíos) que publican en sitios web marginales, ningún miembro del mundo literario, político o periodístico ha condenado moral o políticamente esta afrenta a nuestra humanidad. Nadie ha hecho la conexión entre las políticas totalitaristas y genocidas de Morris y las amenazas oficiales y públicas de Israel y los preparativos para una guerra nuclear. Ninguno de nuestros intelectuales más influyentes se ha puesto al frente de una campaña antinuclear para repudiar al estado (Israel) y a los intelectuales que preparan una guerra nuclear cuyo resultado sería el exterminio de diez veces más seres humanos que los judíos asesinados por los nazis.

La incineración nuclear de la nación iraní es la contraparte israelí a las cámaras de gas y los hornos de Hitler, pero mejorada y aumentada. El exterminio es la última etapa del sionismo, permeado por una doctrina según la cual, si no pueden regir los destinos de Oriente Próximo, entonces destruirán el aire y la tierra del mundo. Ese es el mensaje explícito de Benny Morris (y de sus patrocinantes israelíes oficiales), quien, como Hitler, da un ultimátum a los iraníes, “ríndanse o serán destruidos” y amenaza a USA, únanse a nosotros en el bombardeo de Irán o enfrenten una catástrofe ecológica y económica mundial.

No hay duda alguna de que Morris está total, profunda y clínicamente loco. Tampoco hay duda de que, al publicar sus delirios genocidas, The New York Times da nuevas muestras de la forma en que el poder y el dinero han contribuido a la degeneración de la vida intelectual y cultural judía en USA. Para comprender las dimensiones de esta descomposición sólo tenemos que comparar la desesperada huida del terror nazi del brillante escritor judío alemán, el trágico-romántico Walter Benjamin, con el apoyo criminal al terror nuclear sionista del escritor judío israelí Benny Morris publicado en The New York Times.
EL tema del poder sionista en USA no se refiere sólo a un “lobby” que influye en las decisiones que toman el Congreso y la Casa Blanca sobre la ayuda exterior a Israel. Lo que está en juego hoy en día son los temas relacionados con el apoyo a una guerra nuclear en la que 70 millones de iraníes pueden ser exterminados y la complicidad de los medios de comunicación de USA que proporcionan una plataforma e, incluso, una cierta respetabilidad política al asesinato masivo y a la contaminación del planeta. Contrariamente a los nazis en el pasado, no podemos excusarnos, como hicieron los buenos alemanes, diciendo que “no sabíamos” o que “no fuimos informados”, porque ha sido escrito por un eminente académico israelí y publicado en The New York Times.

Traducción: Chelo Ramos
Chelo Ramos es miembro de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.

James Petras, Rebelión