Hedelberto López Blanch
Rebelión
Pese a los grandes terremotos económicos que han estremecido al mundo desde que los primeros estertores comenzaron a percibirse en Estados Unidos, China ha logrado evadir la mayoría de las dificultades y se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático crecerá 8,5 % este año.
Los datos, divulgados por el Banco de Comunicaciones de Beijing, aseguran que el aumento será de 9 % en el tercer trimestre y 9,8 % en el cuarto, lo cual convertirá a la nación asíatica en una de las pocas del orbe en alcanzar su meta económica, por lo cual atraerá mayores inversiones y elevará su consumo doméstico.
Los renglones que tendrán un fuerte impulso serán los bienes inmuebles, la construcción de infraestructura y el sector industrial.
De las 27 provincias, municipalidades y regiones autónomas del gigante asiático, 13 tuvieron crecimientos superiores a 10 % en los primeros seis meses del año, para superar las previsiones de los analistas, según señaló un artículo del diario Shanghai Securities News.
Un vocero del Centro de Información Estatal explicó que ese resultado se debe a los variados programas de estímulos económicos puestos en marcha por el gobierno, como la expansión de la inversión y el aumento de los préstamos, que han impulsado la inversión nacional y la producción industrial, además de frenar el desempleo y permitir grandes ganancias a las empresas.
El paquete de estímulos gubernamentales, entregados en septiembre último por los bancos, se situó en 585 000 millones de dólares y se ha utilizado también en obras de infraestructura, en la red de seguridad social, atención sanitaria y proyectos rurales de desarrollo para ir paliando los desniveles entre el campo y la ciudad.
Para reforzar los buenos augurios de la economía, datos suministrados en un informe de la corporación China Internacional Capital y publicados por el Shanghai Securities New, señalan que en la primera mitad del año los bancos prestaron la cifra récord de 7,37 billones de yuanes (alrededor de 1,3 billones de dólares).
La corporación indicó que la cantidad podría llegar a los 10 billones de yuanes, el doble de lo previsto por las autoridades para todo el año 2009.
En el éxito de estos resultados ha tenido que ver en forma directa, el control estatal sobre los bancos, los cuales cuentan con grandes volúmenes de dinero que le han permitido entregar amplios préstamos, a la par de ser depositarios de los ahorros de empleados y empresas.
Hace cerca de dos años, cuando la crisis comenzó a apretar a Estados Unidos y a la Unión Europea, que les obligó a reducir sus importaciones desde China, la nación asiática cuidó el control sobre el desempleo y mantuvo los salarios a quienes no perdieron sus plazas.
Los recortes de plantillas motivaron que muchos trabajadores de las ciudades industriales costeras se reubicaran en los proyectos de infraestructuras; regresaran a laborar en los campos, o fueran recapacitados para realizar otras tareas, lo que hizo posible que el desempleo en las fábricas se sitúe actualmente en solo 4,2 %.
Otras cifran apoyan su reactivación. Por ejemplo, la producción industrial aumentó más de 10 % en junio y ha sido asimilada en gran parte por la demanda interna. Esto se debió a que los ingresos monetarios en la zona urbana crecieron 11,2 % por persona y en la rural 8,1 %, en comparación con 2008.
Por otra parte, ese país cuenta con las mayores reservas de divisas del mundo, 2,13 billones de dólares, que representan el doble de las de Japón, el segundo país en esa lista. Solo en los últimos 12 meses, las reservas de Beijing subieron 17,8 %.
Estos lauros ocurren cuando informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) auguran que el PIB mundial se reducirá este año 1,3 %, mientras que el Banco Mundial es más pesimista al afirmar que la disminución será 3 %, sin incluir al gigante asiático y a la India.
Ante estos elementos, los analistas aseguran que no esta lejos el día en que China sobrepase a Japón y se convierta en la segunda economía mundial, después de Estados Unidos.
A finales del pasado año, según datos del FMI, Japón tenía un PIB de 4 867 billones de dólares, seguido por China que contaba con 3 942 billones.
Para este año, los pronósticos de la institución financiera internacional, publicados antes del recrudecimiento de la crisis mundial, señalaban que la cifra se reduciría a 597 000 millones pues el primero llegaría a 5 027 billones y el segundo a 4 430 billones.
Japón ha visto disminuir sus exportaciones a poco menos de la mitad, grandes empresas han quebrado o disminuido drásticamente el número de empleados y se estima que su PIB para este año será cero o menor.
Con la estabilidad demostrada por China, que desde 2001 su PIB ha crecido como promedio 11,8 %, todo indica que más temprano que tarde, el gigante asiático desplazará a Japón al segundo escaño.
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