Hedelberto López Blanch
Rebelión
Pese a los grandes terremotos económicos que han estremecido al mundo desde que los primeros estertores comenzaron a percibirse en Estados Unidos, China ha logrado evadir la mayoría de las dificultades y se prevé que el Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático crecerá 8,5 % este año.
Los datos, divulgados por el Banco de Comunicaciones de Beijing, aseguran que el aumento será de 9 % en el tercer trimestre y 9,8 % en el cuarto, lo cual convertirá a la nación asíatica en una de las pocas del orbe en alcanzar su meta económica, por lo cual atraerá mayores inversiones y elevará su consumo doméstico.
Los renglones que tendrán un fuerte impulso serán los bienes inmuebles, la construcción de infraestructura y el sector industrial.
De las 27 provincias, municipalidades y regiones autónomas del gigante asiático, 13 tuvieron crecimientos superiores a 10 % en los primeros seis meses del año, para superar las previsiones de los analistas, según señaló un artículo del diario Shanghai Securities News.
Un vocero del Centro de Información Estatal explicó que ese resultado se debe a los variados programas de estímulos económicos puestos en marcha por el gobierno, como la expansión de la inversión y el aumento de los préstamos, que han impulsado la inversión nacional y la producción industrial, además de frenar el desempleo y permitir grandes ganancias a las empresas.
El paquete de estímulos gubernamentales, entregados en septiembre último por los bancos, se situó en 585 000 millones de dólares y se ha utilizado también en obras de infraestructura, en la red de seguridad social, atención sanitaria y proyectos rurales de desarrollo para ir paliando los desniveles entre el campo y la ciudad.
Para reforzar los buenos augurios de la economía, datos suministrados en un informe de la corporación China Internacional Capital y publicados por el Shanghai Securities New, señalan que en la primera mitad del año los bancos prestaron la cifra récord de 7,37 billones de yuanes (alrededor de 1,3 billones de dólares).
La corporación indicó que la cantidad podría llegar a los 10 billones de yuanes, el doble de lo previsto por las autoridades para todo el año 2009.
En el éxito de estos resultados ha tenido que ver en forma directa, el control estatal sobre los bancos, los cuales cuentan con grandes volúmenes de dinero que le han permitido entregar amplios préstamos, a la par de ser depositarios de los ahorros de empleados y empresas.
Hace cerca de dos años, cuando la crisis comenzó a apretar a Estados Unidos y a la Unión Europea, que les obligó a reducir sus importaciones desde China, la nación asiática cuidó el control sobre el desempleo y mantuvo los salarios a quienes no perdieron sus plazas.
Los recortes de plantillas motivaron que muchos trabajadores de las ciudades industriales costeras se reubicaran en los proyectos de infraestructuras; regresaran a laborar en los campos, o fueran recapacitados para realizar otras tareas, lo que hizo posible que el desempleo en las fábricas se sitúe actualmente en solo 4,2 %.
Otras cifran apoyan su reactivación. Por ejemplo, la producción industrial aumentó más de 10 % en junio y ha sido asimilada en gran parte por la demanda interna. Esto se debió a que los ingresos monetarios en la zona urbana crecieron 11,2 % por persona y en la rural 8,1 %, en comparación con 2008.
Por otra parte, ese país cuenta con las mayores reservas de divisas del mundo, 2,13 billones de dólares, que representan el doble de las de Japón, el segundo país en esa lista. Solo en los últimos 12 meses, las reservas de Beijing subieron 17,8 %.
Estos lauros ocurren cuando informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) auguran que el PIB mundial se reducirá este año 1,3 %, mientras que el Banco Mundial es más pesimista al afirmar que la disminución será 3 %, sin incluir al gigante asiático y a la India.
Ante estos elementos, los analistas aseguran que no esta lejos el día en que China sobrepase a Japón y se convierta en la segunda economía mundial, después de Estados Unidos.
A finales del pasado año, según datos del FMI, Japón tenía un PIB de 4 867 billones de dólares, seguido por China que contaba con 3 942 billones.
Para este año, los pronósticos de la institución financiera internacional, publicados antes del recrudecimiento de la crisis mundial, señalaban que la cifra se reduciría a 597 000 millones pues el primero llegaría a 5 027 billones y el segundo a 4 430 billones.
Japón ha visto disminuir sus exportaciones a poco menos de la mitad, grandes empresas han quebrado o disminuido drásticamente el número de empleados y se estima que su PIB para este año será cero o menor.
Con la estabilidad demostrada por China, que desde 2001 su PIB ha crecido como promedio 11,8 %, todo indica que más temprano que tarde, el gigante asiático desplazará a Japón al segundo escaño.
miércoles, 12 de agosto de 2009
martes, 11 de agosto de 2009
Cómo el capitalismo se salva a sí mismo durante las crisis
Manuel Freytas
IAR Noticias, Rebelion
De una forma brutal (y todavía sin resistencia social) el sistema capitalista (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso recesivo económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia), por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social ("ajustes"), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral.
En este proceso de "sobreexplotación capitalista" (que retrocede las conquistas sociales y sindicales a estadios inferiores) se explica el mantenimiento de la rentabilidad empresarial (ganancias capitalistas) mientras la economía mundial se desploma por efectos de la crisis recesiva global.
La crisis hipotecaria en EEUU, primero, la irradiación de la crisis a los mercados financieros globales, después, la baja de exportaciones e importaciones con caída del consumo y despidos laborales, luego, terminaron de configurar un proceso económico-recesivo que amenaza con arrasar los cimientos del modelo de explotación capitalista vigente a escala global.
Desde que estallara el colapso bancario y bursátil en septiembre de 2008, el sistema nunca pudo recuperarse, y finalmente la crisis de la "economía de papel" terminó impactando en la "economía real", primero en las metrópolis imperiales de EEUU y Europa, extendiéndose luego por toda la periferia "subdesarrollada" y "emergente" de Asia, África y América Latina.
No obstante las "señales optimistas" que lanzan Obama y las autoridades europeas, los propios datos oficiales prevén que, con los mercados de crédito paralizados, en los próximos meses más empresas ingresen en un proceso de bancarrota y anuncien nuevos despidos (sumados a los ya existentes), y los consumidores se ajusten aún más el cinturón, a medida que la ausencia de crédito afecta su capacidad de endeudamiento.
Pero la llamada "crisis" tiene claramente dos lecturas paralelas: Por un lado, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.
Mientras el proceso inflacionario-recesivo desatado desde las economías centrales (EEUU y Europa) ya genera hambre, pobreza y devaluación acentuada del poder adquisitivo de las mayorías a escala planetaria, un selecto grupo de mega-empresas y multimillonarios multiplican a escala sideral sus activos empresariales y sus fortunas personales.
Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsa en todas sus variables, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
Está claro entonces que lo que es "crisis" para unos (los despedidos y los sectores más desprotegidos de la sociedad), resulta "burbuja ganancial" para otros (el capitalismo financiero que desató la crisis con la economía del apalancamiento especulativo).
Los que se benefician con la crisis
El actual proceso económico recesivo prueba nuevamente que durante las crisis los consorcios directrices del sistema capitalista descargan ( y trasladan) sus "pérdidas" al conjunto de la sociedad mientras concentran ganancias privadas dentro de un nuevo ciclo económico.
Desde el desenlace de la crisis financiera, septiembre de 2008, el sistema capitalista central (EEUU-potencias del euro) ensayó tres formas combinadas para "trasladar" la crisis al conjunto de la sociedad:
A) El capitalismo financiero, con el argumento de la "catástrofe económica" utiliza dinero público (de toda la sociedad) para salvar al capitalismo privado y generar un nuevo ciclo financiero de rentabilidad del capital. En este proceso, el peso del costo lo llevan los sectores sociales menos "diversificados" que pagan impuestos a través de sus ingresos y salarios.
B) El capitalismo industrial o comercial, con el argumento de la "catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, y "sobreexplotación" de la fuerza que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.
C) Los Estados capitalistas bajan "costo social" por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.
Se trata, en suma, de una "socialización de las pérdidas" para subsidiar un "nuevo ciclo de ganancias privadas" con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista".
De esta manera, el sistema capitalista (por medio de los Estados y las empresas) descarga el peso de la crisis sobre el sector más débil de la sociedad: Los pobres y los sectores más desprotegidos (que siguen sumando población sobrante) y los asalariados (la fuerza laboral masiva) que sirven como variable de ajuste para la preservación de la rentabilidad capitalista durante la crisis recesiva.
Como contrapartida de los "ajustes salvajes" (con módulo experimental en California) que se avecinan, el Estado USA (con dinero de los impuestos pagados por toda la sociedad) ya utilizó US$ 4 billones destinados al rescate de las entidades y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva.
En octubre de 2008, mediante los fondos estatales de "rescate financiero" lanzados por Bush (hoy continuados por Obama), los Estados imperiales USA-UE reciclaron una nueva "burbuja" ganancial no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino que ponen compulsivamente los recursos públicos al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente crisis de la economía real que marcha por vía paralela.
Los gigantescos paquetes de estímulo lanzados por los gobiernos han ido a parar a los mercados financieros creando una "burbuja" especulativa que está haciendo subir las bolsas desde hace tres meses, mientras el resto de la economía, principalmente en EEUU y Europa, se desploma.
Los que pagan la crisis
La primer ley histórica del capitalismo es la preservación de la rentabilidad (base de la concentración de riqueza en pocas manos), aún durante las crisis.
De manera tal que, cuando estallan las crisis de "sobreproducción" (por recesión y achicamiento de demanda) el sistema aplica su clásica fórmula para preservar la rentabilidad vendiendo y produciendo menos: Achicamiento de costos.
En esa receta de "achicar costos" sobresalen claramente, en primera línea, los laborales (de las empresas) y los sociales (del Estado) para compensar la falta de ventas y de recaudación fiscal.
En consecuencia (y como ya está probado históricamente): Las empresas mantienen sus rentabilidades, sube la recesión, sube la desocupación, cae el consumo, y se expande la pobreza y la exclusión social.
De acuerdo a la OIT, en 2009 unas 50 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus trabajos debido a la crisis económica. Multiplicado por una "familia tipo" (cuatro personas por despedido) esto implica que alrededor de 200 millones de personas serían afectadas por la desocupación en el curso de este año.
Hay una estimación -alimentada por números oficiales- que expresa que la presente crisis recesiva global va a arrojar (como consecuencia de los despidos y del achicamiento del consumo) a más de 1000 millones de personas a la pobreza y a la marginalidad.
Los analistas y periodistas del sistema se preocupan por las pérdidas empresariales y por los efectos de la crisis en los países centrales, obviando que la crisis más aguda del consumo y de la desocupación, tanto en EEUU como en Europa, la sufren los empleados y obreros de baja calificación que están conformando un peligroso bolsón masivo de protestas y conflictos sociales.
Las masas asalariadas (la fuerza laboral mayoritaria) y los sectores más desposeídos de la sociedad (los pobres estructurales) pagan el grueso de la crisis capitalista por medio de los ajustes sociales, despidos, suspensiones, reducción de salarios, supresión de beneficios sociales, abolición de indemnización por despidos, reducción de aportes patronales, etc.
En este escenario, hay un "costo laboral" y un "costo social" de la crisis capitalista que pagan los asalariados y las mayorías más desposeídas.
Refiriéndose al "costo laboral", señala Jorge Altamira: "La resultante (de la crisis) ha sido una fenomenal intensificación del trabajo del personal que siguió ocupado. Otro aspecto es la reducción directa de los salarios, o la reducción de la jornada laboral acompañada por una reducción mayor de los sueldos".
"La cifra oficial de desempleo en EEUU -añade Altamira- es de 9,5% de la población activa, unos veinte millones de trabajadores, pero cuando se añade a las personas que han dejado de buscar trabajo, a las que están obligadas a trabajar menos (6%) y a la población carcelaria -el porcentaje se eleva a los veinte puntos, o sea a cuarenta millones de desempleados".
"Otro elemento fundamental es el recorte en los aportes patronales a la cobertura de salud, que forma parte del llamado "costo laboral", el número de personas sin protección médica ha crecido en forma impresionante", concluye.
Pero, al "costo laboral" que señala Altamira, hay que agregar el "costo social" que pagan los asalariados y pobres s.3a través de las quitas impositivas al salario y a los impuestos que gravan el consumo de alimentos y productos esenciales para la supervivencia.
Las masa más desprotegida y los asalariados "cautivos" pagan la crisis de dos maneras:
1) A través de las cargas fiscales a los salarios (que se le descuentan compulsivamente de su sueldo),
2) a través de los impuestos al consumo (que paga en el momento que compra alimentos o productos gravados para el consumidor).
En este contexto, la masa asalariada (mayoritaria y peor paga) y los pobres, son los mayores perjudicados por la utilización fraudulenta (estafa con el Estado capitalista) de fondos de impuestos públicos para salvar a empresas privadas, ya que no cuentan con los recursos (ahorros y medios capitalistas de supervivencia) de las clases altas o medias altas.
En este cuadro, los ocupados pagan la crisis con su salario y con lo que consumen, mientras que los desocupados y marginados sociales lo hacen a través de los pocos productos que puedan puedan adquirir para su supervivencia inmediata.
IAR Noticias, Rebelion
De una forma brutal (y todavía sin resistencia social) el sistema capitalista (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso recesivo económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia), por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social ("ajustes"), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral.
En este proceso de "sobreexplotación capitalista" (que retrocede las conquistas sociales y sindicales a estadios inferiores) se explica el mantenimiento de la rentabilidad empresarial (ganancias capitalistas) mientras la economía mundial se desploma por efectos de la crisis recesiva global.
La crisis hipotecaria en EEUU, primero, la irradiación de la crisis a los mercados financieros globales, después, la baja de exportaciones e importaciones con caída del consumo y despidos laborales, luego, terminaron de configurar un proceso económico-recesivo que amenaza con arrasar los cimientos del modelo de explotación capitalista vigente a escala global.
Desde que estallara el colapso bancario y bursátil en septiembre de 2008, el sistema nunca pudo recuperarse, y finalmente la crisis de la "economía de papel" terminó impactando en la "economía real", primero en las metrópolis imperiales de EEUU y Europa, extendiéndose luego por toda la periferia "subdesarrollada" y "emergente" de Asia, África y América Latina.
No obstante las "señales optimistas" que lanzan Obama y las autoridades europeas, los propios datos oficiales prevén que, con los mercados de crédito paralizados, en los próximos meses más empresas ingresen en un proceso de bancarrota y anuncien nuevos despidos (sumados a los ya existentes), y los consumidores se ajusten aún más el cinturón, a medida que la ausencia de crédito afecta su capacidad de endeudamiento.
Pero la llamada "crisis" tiene claramente dos lecturas paralelas: Por un lado, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.
Mientras el proceso inflacionario-recesivo desatado desde las economías centrales (EEUU y Europa) ya genera hambre, pobreza y devaluación acentuada del poder adquisitivo de las mayorías a escala planetaria, un selecto grupo de mega-empresas y multimillonarios multiplican a escala sideral sus activos empresariales y sus fortunas personales.
Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsa en todas sus variables, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
Está claro entonces que lo que es "crisis" para unos (los despedidos y los sectores más desprotegidos de la sociedad), resulta "burbuja ganancial" para otros (el capitalismo financiero que desató la crisis con la economía del apalancamiento especulativo).
Los que se benefician con la crisis
El actual proceso económico recesivo prueba nuevamente que durante las crisis los consorcios directrices del sistema capitalista descargan ( y trasladan) sus "pérdidas" al conjunto de la sociedad mientras concentran ganancias privadas dentro de un nuevo ciclo económico.
Desde el desenlace de la crisis financiera, septiembre de 2008, el sistema capitalista central (EEUU-potencias del euro) ensayó tres formas combinadas para "trasladar" la crisis al conjunto de la sociedad:
A) El capitalismo financiero, con el argumento de la "catástrofe económica" utiliza dinero público (de toda la sociedad) para salvar al capitalismo privado y generar un nuevo ciclo financiero de rentabilidad del capital. En este proceso, el peso del costo lo llevan los sectores sociales menos "diversificados" que pagan impuestos a través de sus ingresos y salarios.
B) El capitalismo industrial o comercial, con el argumento de la "catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, y "sobreexplotación" de la fuerza que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.
C) Los Estados capitalistas bajan "costo social" por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.
Se trata, en suma, de una "socialización de las pérdidas" para subsidiar un "nuevo ciclo de ganancias privadas" con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista".
De esta manera, el sistema capitalista (por medio de los Estados y las empresas) descarga el peso de la crisis sobre el sector más débil de la sociedad: Los pobres y los sectores más desprotegidos (que siguen sumando población sobrante) y los asalariados (la fuerza laboral masiva) que sirven como variable de ajuste para la preservación de la rentabilidad capitalista durante la crisis recesiva.
Como contrapartida de los "ajustes salvajes" (con módulo experimental en California) que se avecinan, el Estado USA (con dinero de los impuestos pagados por toda la sociedad) ya utilizó US$ 4 billones destinados al rescate de las entidades y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva.
En octubre de 2008, mediante los fondos estatales de "rescate financiero" lanzados por Bush (hoy continuados por Obama), los Estados imperiales USA-UE reciclaron una nueva "burbuja" ganancial no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino que ponen compulsivamente los recursos públicos al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista al margen de una ascendente crisis de la economía real que marcha por vía paralela.
Los gigantescos paquetes de estímulo lanzados por los gobiernos han ido a parar a los mercados financieros creando una "burbuja" especulativa que está haciendo subir las bolsas desde hace tres meses, mientras el resto de la economía, principalmente en EEUU y Europa, se desploma.
Los que pagan la crisis
La primer ley histórica del capitalismo es la preservación de la rentabilidad (base de la concentración de riqueza en pocas manos), aún durante las crisis.
De manera tal que, cuando estallan las crisis de "sobreproducción" (por recesión y achicamiento de demanda) el sistema aplica su clásica fórmula para preservar la rentabilidad vendiendo y produciendo menos: Achicamiento de costos.
En esa receta de "achicar costos" sobresalen claramente, en primera línea, los laborales (de las empresas) y los sociales (del Estado) para compensar la falta de ventas y de recaudación fiscal.
En consecuencia (y como ya está probado históricamente): Las empresas mantienen sus rentabilidades, sube la recesión, sube la desocupación, cae el consumo, y se expande la pobreza y la exclusión social.
De acuerdo a la OIT, en 2009 unas 50 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus trabajos debido a la crisis económica. Multiplicado por una "familia tipo" (cuatro personas por despedido) esto implica que alrededor de 200 millones de personas serían afectadas por la desocupación en el curso de este año.
Hay una estimación -alimentada por números oficiales- que expresa que la presente crisis recesiva global va a arrojar (como consecuencia de los despidos y del achicamiento del consumo) a más de 1000 millones de personas a la pobreza y a la marginalidad.
Los analistas y periodistas del sistema se preocupan por las pérdidas empresariales y por los efectos de la crisis en los países centrales, obviando que la crisis más aguda del consumo y de la desocupación, tanto en EEUU como en Europa, la sufren los empleados y obreros de baja calificación que están conformando un peligroso bolsón masivo de protestas y conflictos sociales.
Las masas asalariadas (la fuerza laboral mayoritaria) y los sectores más desposeídos de la sociedad (los pobres estructurales) pagan el grueso de la crisis capitalista por medio de los ajustes sociales, despidos, suspensiones, reducción de salarios, supresión de beneficios sociales, abolición de indemnización por despidos, reducción de aportes patronales, etc.
En este escenario, hay un "costo laboral" y un "costo social" de la crisis capitalista que pagan los asalariados y las mayorías más desposeídas.
Refiriéndose al "costo laboral", señala Jorge Altamira: "La resultante (de la crisis) ha sido una fenomenal intensificación del trabajo del personal que siguió ocupado. Otro aspecto es la reducción directa de los salarios, o la reducción de la jornada laboral acompañada por una reducción mayor de los sueldos".
"La cifra oficial de desempleo en EEUU -añade Altamira- es de 9,5% de la población activa, unos veinte millones de trabajadores, pero cuando se añade a las personas que han dejado de buscar trabajo, a las que están obligadas a trabajar menos (6%) y a la población carcelaria -el porcentaje se eleva a los veinte puntos, o sea a cuarenta millones de desempleados".
"Otro elemento fundamental es el recorte en los aportes patronales a la cobertura de salud, que forma parte del llamado "costo laboral", el número de personas sin protección médica ha crecido en forma impresionante", concluye.
Pero, al "costo laboral" que señala Altamira, hay que agregar el "costo social" que pagan los asalariados y pobres s.3a través de las quitas impositivas al salario y a los impuestos que gravan el consumo de alimentos y productos esenciales para la supervivencia.
Las masa más desprotegida y los asalariados "cautivos" pagan la crisis de dos maneras:
1) A través de las cargas fiscales a los salarios (que se le descuentan compulsivamente de su sueldo),
2) a través de los impuestos al consumo (que paga en el momento que compra alimentos o productos gravados para el consumidor).
En este contexto, la masa asalariada (mayoritaria y peor paga) y los pobres, son los mayores perjudicados por la utilización fraudulenta (estafa con el Estado capitalista) de fondos de impuestos públicos para salvar a empresas privadas, ya que no cuentan con los recursos (ahorros y medios capitalistas de supervivencia) de las clases altas o medias altas.
En este cuadro, los ocupados pagan la crisis con su salario y con lo que consumen, mientras que los desocupados y marginados sociales lo hacen a través de los pocos productos que puedan puedan adquirir para su supervivencia inmediata.
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Crisis Capitalismo,
Hegemonía y Dominación
lunes, 10 de agosto de 2009
EEUU "ajusta" a los pobres y Goldman Sach gana USA 100 millones diarios
Manuel Freytas
IAR Noticias, Rebelion
Las noticias van por vía paralela (y no se tocan entre sí): Por un lado, Goldman Sach, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis. Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsa en todas sus variables, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
Las dos noticias generalmente se sitúan en las antípodas: Por un lado, los datos oficiales y privados indican que las principales variables de la economía estadounidense siguen debilitadas y sin atisbo inmediato de recuperación, y por otro, y desde hace más de tres meses, los grandes pulpos financieros y las bolsas no dejan de acumular ganancias.
De acuerdo con el último informe de la Reserva Federal (Fed), del 31 de julio pasado, aunque el ritmo de descenso económico parece haberse "desacelerado", el mercado laboral continúa debilitándose, los mercados financieros permanecen bajo tensión y las condiciones crediticias siguen siendo inferiores a lo normal.
La tasa de desempleo -según un documento de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER)- se está acercando al pico registrado en la recesión de 1981-82 y la magnitud de la pérdida de trabajos es la peor desde la recesión de 1948-49.
La tasa de desempleo -según el documento- se está acercando al pico registrado en la recesión de 1981-82 y la magnitud de la pérdida de trabajos es la peor desde la recesión de 1948-49.
La caída en el Producto Interno Bruto es la más profunda desde la crisis de 1957-58 y los estadounidenses no han visto sus ahorros personales evaporarse tanto desde la Gran Depresión.
En este escenario de "crisis estructural", no obstante, las bolsas mundiales con Wall Street a la cabeza (y con el dinero estatal de los fondos de rescate), registran ganancias siderales, y los grandes bancos y entidades financieras (los súper pulpos de la especulación financiera que han sobrevivido como los "ganadores" de la crisis) cosechan dividendos multimillonarios.
Así, mientras en el Estado de California la crisis recesiva con desempleo masivo ya obligó a realizar un "ajuste salvaje" que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados, otra información consigna que la mayoría de los grandes bancos estadounidenses ( Morgan Stanley, Bank of América, Goldman Sach, JPMorgan Chase, etc) han cosechado ganancias siderales pese a la crisis económica recesiva que derrumba a la economía real.
Todas estas instituciones madres del sionismo financiero USA, reportaron ingresos exorbitantes en el segundo trimestre, y se configuraron como las "grandes ganadoras" entre los que hacen negocios con la crisis recesiva en la primera potencia imperial.
Por supuesto que, entre ambas noticias (la crisis estructural y la burbuja bursátil), no se consigna (como detalle) que una porción significativa de los ingresos bancarios del segundo trimestre provienen de la especulación financiera con el petróleo y las materias primas en los "mercados a futuro" que vuelve a impactar como suba en el precio de los alimentos y de la energía mundial.
Un caso emblemático es el del gigante financiero Goldman Sach, uno de los mayores beneficiados con los fondos públicos de los "rescates financieros", que anunció ganancias récord en el segundo trimestre del año.
Según informó Goldman Sachs, el jueves 5 de agosto, los operadores de la entidad ganaron más de US$ 100 millones (69,42 millones de euros) de ingresos durante cada uno de los cuarenta y seis días del segundo trimestre, registrando pérdidas en tan sólo dos jornadas, lo que -según el Financial Times- pone de manifiesto la "solidez de sus operaciones".
El mes pasado, Goldman dio a conocer los resultados del segundo trimestre, con unos beneficios de US$ 2.700 millones y unos ingresos récord de US$ 6.800 millones de operaciones derivadas de renta fija, materias primas y divisas, y tipos de interés (léase negocios con la especulación financiera en los mercados de las materias y el petróleo).
Los conocidos como ingresos FICC se incrementaron frente al anterior récord de US$ 6.600 millones del primer trimestre. Expertos de Goldam Sach atribuyen estos resultados, presentados ante la Comisión del Mercado de Valores de EEUU (SEC), a un boom en las operaciones de renta fija y renta variable (léase especulación finaciera).
Los resultados del segundo trimestre de Goldman también reflejan que la entidad ha seguido ganando elevadas comisiones por sus operaciones (de especulación financiera), en parte por la menor competencia a la que se enfrenta, apunta el Financial Times.
En opinión de Brad Hintz, analista de Sanford Bernstein citado por el Financial, las condiciones favorables se mantendrán. "Los mercados tienen más liquidez y el volumen de las operaciones va en aumento, dos noticias positivas para las grandes operadoras de bonos de Wall Street,” explica Hintz en su último informe.
Y mientras Goldman Sach vive la "alegría" ganancial con la burbuja especulativa ¿Como le va a la economía real de EEUU?
"La economía de EEUU sigue en situación precaria, con uno de cada seis trabajadores en paro o subempleado. Aun así, Goldman Sachs acaba de anunciar beneficios trimestrales históricos, y se prepara para repartir enormes primas, comparables a las que pagaba antes de la crisis", señala el premio Nóbel de economía Paul Krugman en un artículo titulado: La alegría de Goldman Sachs.
Para Krugman las elevadas ganancias de Goldman Sach demuestran en primer lugar que "los malos hábitos de Wall Street (sobre todo, el sistema de compensación que contribuyó a generar la crisis financiera) no han desaparecido. Segundo, demuestra que, al rescatar el sistema financiero sin reformarlo, Washington no ha hecho nada para protegernos de una nueva crisis y, además, ha hecho que sea más probable que se vuelva a producir".
"Las enormes primas que Goldman pronto repartirá -apunta el economista- ponen de manifiesto que las empresas de altos vuelos del sector financiero siguen funcionando según el sistema de que si sale cara ellas ganan y si sale cruz otros pierden".
Refiriéndose al sector donde Goldman gana dinero, señala Krugman: "Durante la generación anterior (desde la liberalización de la banca de los años de Reagan), la economía estadounidense ha estado financiarizada. La importancia del negocio de mover el dinero, de rebanar, trocear y reenvasar activos financieros, ha subido vertiginosamente en comparación con la de la producción real de cosas útiles. Eso que se ha dado en llamar oficialmente sector de "seguros, contratos de mercancías e inversiones" ha crecido muy deprisa, desde sólo un 0,3% del PIB a finales de los años setenta hasta el 1,7% en 2007.
Hay que destacar, en ese sentido, que, según analistas especializados de Wall Street, un 60% del precio del petróleo crudo y de las materias primas alimentarias tiene como causal a la especulación en futuros no regulada, de fondos precisamente autodenominados "especulativos", bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.
En este tercer frente del negocio agro-energético financiero (productor directo de la hambruna y la inflación mundial) se encuentran en primera línea Goldman Sach y Morgan Stanley, súper-gigantes de la especulación financiera en alta escala del capitalismo trasnacional sionista con asiento en Wall Street.
En este escenario, los precios no se fijan sólo por la demanda del consumo, sino básicamente por las necesidades comerciales y la demanda especulativa en los mercados financieros agro-energéticos.
De este accionar monopólico y de la acción especulativa en los principales mercados de materias primas, entre cuyas herramientas financieras se encuentra el ICE [Intercontinental Exchange] de Londres y las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago, provienen principalmente las ganancias siderales del mega-consorcio financiero Goldman Sach.
En consecuencia, controlados por las corporaciones trasnacionales, y despojados de su condición de "bien social", el petróleo y los alimentos se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación financiera, convirtiéndose en la causa principal de las hambrunas y conflictos sociales que ya empiezan a desarrollarse por todo el planeta, y que ya despunta una crisis social en Europa y en la primera potencia imperial.
Forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio USA se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense.
Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el "libre mercado" (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto social de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.
El mismo Imperio que ya puso US$ 4 billones de los fondos del Estado (que hoy impulsan las ganacias siderales de los pulpos financieros como Goldman Sach) al servicio del salvataje de los bancos y empresas privadas quebradas por la crisis, en California, el primer Estado de la Unión ,ya empezó a reducir los gastos destinados a los sectores más pobres y desprotegidos de la población.
En resumen, las noticias van por vía paralela:
Por un lado, Goldman Sach y los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad) puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.
Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsan en todas sus variables, los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" y una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
IAR Noticias, Rebelion
Las noticias van por vía paralela (y no se tocan entre sí): Por un lado, Goldman Sach, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis. Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsa en todas sus variables, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
Las dos noticias generalmente se sitúan en las antípodas: Por un lado, los datos oficiales y privados indican que las principales variables de la economía estadounidense siguen debilitadas y sin atisbo inmediato de recuperación, y por otro, y desde hace más de tres meses, los grandes pulpos financieros y las bolsas no dejan de acumular ganancias.
De acuerdo con el último informe de la Reserva Federal (Fed), del 31 de julio pasado, aunque el ritmo de descenso económico parece haberse "desacelerado", el mercado laboral continúa debilitándose, los mercados financieros permanecen bajo tensión y las condiciones crediticias siguen siendo inferiores a lo normal.
La tasa de desempleo -según un documento de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER)- se está acercando al pico registrado en la recesión de 1981-82 y la magnitud de la pérdida de trabajos es la peor desde la recesión de 1948-49.
La tasa de desempleo -según el documento- se está acercando al pico registrado en la recesión de 1981-82 y la magnitud de la pérdida de trabajos es la peor desde la recesión de 1948-49.
La caída en el Producto Interno Bruto es la más profunda desde la crisis de 1957-58 y los estadounidenses no han visto sus ahorros personales evaporarse tanto desde la Gran Depresión.
En este escenario de "crisis estructural", no obstante, las bolsas mundiales con Wall Street a la cabeza (y con el dinero estatal de los fondos de rescate), registran ganancias siderales, y los grandes bancos y entidades financieras (los súper pulpos de la especulación financiera que han sobrevivido como los "ganadores" de la crisis) cosechan dividendos multimillonarios.
Así, mientras en el Estado de California la crisis recesiva con desempleo masivo ya obligó a realizar un "ajuste salvaje" que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados, otra información consigna que la mayoría de los grandes bancos estadounidenses ( Morgan Stanley, Bank of América, Goldman Sach, JPMorgan Chase, etc) han cosechado ganancias siderales pese a la crisis económica recesiva que derrumba a la economía real.
Todas estas instituciones madres del sionismo financiero USA, reportaron ingresos exorbitantes en el segundo trimestre, y se configuraron como las "grandes ganadoras" entre los que hacen negocios con la crisis recesiva en la primera potencia imperial.
Por supuesto que, entre ambas noticias (la crisis estructural y la burbuja bursátil), no se consigna (como detalle) que una porción significativa de los ingresos bancarios del segundo trimestre provienen de la especulación financiera con el petróleo y las materias primas en los "mercados a futuro" que vuelve a impactar como suba en el precio de los alimentos y de la energía mundial.
Un caso emblemático es el del gigante financiero Goldman Sach, uno de los mayores beneficiados con los fondos públicos de los "rescates financieros", que anunció ganancias récord en el segundo trimestre del año.
Según informó Goldman Sachs, el jueves 5 de agosto, los operadores de la entidad ganaron más de US$ 100 millones (69,42 millones de euros) de ingresos durante cada uno de los cuarenta y seis días del segundo trimestre, registrando pérdidas en tan sólo dos jornadas, lo que -según el Financial Times- pone de manifiesto la "solidez de sus operaciones".
El mes pasado, Goldman dio a conocer los resultados del segundo trimestre, con unos beneficios de US$ 2.700 millones y unos ingresos récord de US$ 6.800 millones de operaciones derivadas de renta fija, materias primas y divisas, y tipos de interés (léase negocios con la especulación financiera en los mercados de las materias y el petróleo).
Los conocidos como ingresos FICC se incrementaron frente al anterior récord de US$ 6.600 millones del primer trimestre. Expertos de Goldam Sach atribuyen estos resultados, presentados ante la Comisión del Mercado de Valores de EEUU (SEC), a un boom en las operaciones de renta fija y renta variable (léase especulación finaciera).
Los resultados del segundo trimestre de Goldman también reflejan que la entidad ha seguido ganando elevadas comisiones por sus operaciones (de especulación financiera), en parte por la menor competencia a la que se enfrenta, apunta el Financial Times.
En opinión de Brad Hintz, analista de Sanford Bernstein citado por el Financial, las condiciones favorables se mantendrán. "Los mercados tienen más liquidez y el volumen de las operaciones va en aumento, dos noticias positivas para las grandes operadoras de bonos de Wall Street,” explica Hintz en su último informe.
Y mientras Goldman Sach vive la "alegría" ganancial con la burbuja especulativa ¿Como le va a la economía real de EEUU?
"La economía de EEUU sigue en situación precaria, con uno de cada seis trabajadores en paro o subempleado. Aun así, Goldman Sachs acaba de anunciar beneficios trimestrales históricos, y se prepara para repartir enormes primas, comparables a las que pagaba antes de la crisis", señala el premio Nóbel de economía Paul Krugman en un artículo titulado: La alegría de Goldman Sachs.
Para Krugman las elevadas ganancias de Goldman Sach demuestran en primer lugar que "los malos hábitos de Wall Street (sobre todo, el sistema de compensación que contribuyó a generar la crisis financiera) no han desaparecido. Segundo, demuestra que, al rescatar el sistema financiero sin reformarlo, Washington no ha hecho nada para protegernos de una nueva crisis y, además, ha hecho que sea más probable que se vuelva a producir".
"Las enormes primas que Goldman pronto repartirá -apunta el economista- ponen de manifiesto que las empresas de altos vuelos del sector financiero siguen funcionando según el sistema de que si sale cara ellas ganan y si sale cruz otros pierden".
Refiriéndose al sector donde Goldman gana dinero, señala Krugman: "Durante la generación anterior (desde la liberalización de la banca de los años de Reagan), la economía estadounidense ha estado financiarizada. La importancia del negocio de mover el dinero, de rebanar, trocear y reenvasar activos financieros, ha subido vertiginosamente en comparación con la de la producción real de cosas útiles. Eso que se ha dado en llamar oficialmente sector de "seguros, contratos de mercancías e inversiones" ha crecido muy deprisa, desde sólo un 0,3% del PIB a finales de los años setenta hasta el 1,7% en 2007.
Hay que destacar, en ese sentido, que, según analistas especializados de Wall Street, un 60% del precio del petróleo crudo y de las materias primas alimentarias tiene como causal a la especulación en futuros no regulada, de fondos precisamente autodenominados "especulativos", bancos y grupos financieros que utilizan las bolsas de futuros ICE de Londres y NYMEX de Nueva York y el comercio inter-bancos.
En este tercer frente del negocio agro-energético financiero (productor directo de la hambruna y la inflación mundial) se encuentran en primera línea Goldman Sach y Morgan Stanley, súper-gigantes de la especulación financiera en alta escala del capitalismo trasnacional sionista con asiento en Wall Street.
En este escenario, los precios no se fijan sólo por la demanda del consumo, sino básicamente por las necesidades comerciales y la demanda especulativa en los mercados financieros agro-energéticos.
De este accionar monopólico y de la acción especulativa en los principales mercados de materias primas, entre cuyas herramientas financieras se encuentra el ICE [Intercontinental Exchange] de Londres y las bolsas mercantiles de Nueva York y Chicago, provienen principalmente las ganancias siderales del mega-consorcio financiero Goldman Sach.
En consecuencia, controlados por las corporaciones trasnacionales, y despojados de su condición de "bien social", el petróleo y los alimentos se convierten en mercancía capitalista con un valor fijado por la especulación financiera, convirtiéndose en la causa principal de las hambrunas y conflictos sociales que ya empiezan a desarrollarse por todo el planeta, y que ya despunta una crisis social en Europa y en la primera potencia imperial.
Forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio USA se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense.
Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el "libre mercado" (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto social de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.
El mismo Imperio que ya puso US$ 4 billones de los fondos del Estado (que hoy impulsan las ganacias siderales de los pulpos financieros como Goldman Sach) al servicio del salvataje de los bancos y empresas privadas quebradas por la crisis, en California, el primer Estado de la Unión ,ya empezó a reducir los gastos destinados a los sectores más pobres y desprotegidos de la población.
En resumen, las noticias van por vía paralela:
Por un lado, Goldman Sach y los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad) puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.
Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsan en todas sus variables, los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" y una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
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viernes, 7 de agosto de 2009
Mexicanos comen menos por la crisis
Alberto Nájar
BBC Mundo
Desde hace varios meses Emerenciana Martínez dejó de comer un día a la semana porque el dinero no le alcanza para comprar todos sus alimentos.
No es la única que lo hace, pues la mayoría de sus vecinos del barrio Alfareros en Chimalhuacán, un municipio marginado al oriente de la capital mexicana, quitó la carne de res de su dieta cotidiana.
"Aquí no hay persona que no tenga hambre, ves a los niños cada vez más flacos", dijo Martínez en conversación con BBC Mundo.
Es una nueva cara de la crisis económica en México, donde cifras oficiales revelaron que por lo menos 2,6 millones de familias dejaron de comer un día a la semana por falta de recursos.
Esta cifra representa el 9,9% del total de hogares mexicanos.
Analistas advirtieron el riesgo de que aumente la desnutrición y las enfermedades degenerativas por esta causa.
"Es un síntoma de que cada vez hay más sectores de la población que caen en la pobreza", le dijo a BBC Mundo Julio Boltvinik, investigador del Colegio de México.
Actualmente el 47% de la población, unos 50,6 millones de personas, se considera viven en situación de pobreza patrimonial, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Secretaría de Desarrollo Social.
Menos comida
Según la más reciente encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 6,5 millones de hogares mexicanos cambiaron su dieta por la crisis económica.
Los datos del Módulo de Acceso a Alimentación del sondeo indicaron que el 24,5% de los entrevistados reconoció que come menos de lo que esperaba.
Los más afectados son los niños. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares, el 31% de los menores de edad tuvieron una dieta con poca variedad en los alimentos.
Además, en por lo menos un millón de hogares los niños se van a la cama con el estómago vacío, reveló el sondeo.
Un dato adicional es que las familias mexicanas compran cada vez menos carne de res o verduras, y las sustituyen con alimentos ricos en calorías y pocos nutrientes.
Riesgo de obesidad
Esto significa que la calidad de la dieta de los mexicanos se ha deteriorado en los últimos años, y que incidirá en el aumento de la obesidad en la población, dijeron los analistas.
"Son datos dramáticos, le dan una nueva cara a la imagen de la pobreza. Es algo que ya sabíamos pero que no se había podido medir", dijo Boltvinik.
Esta es la primera vez que el gobierno mexicano mide la cantidad de alimentos que consumen los habitantes del país.
La situación podría agravarse ante el anuncio de las autoridades de que a partir de 2010 aumentará el precio de la gasolina y la energía eléctrica.
BBC Mundo
Desde hace varios meses Emerenciana Martínez dejó de comer un día a la semana porque el dinero no le alcanza para comprar todos sus alimentos.
No es la única que lo hace, pues la mayoría de sus vecinos del barrio Alfareros en Chimalhuacán, un municipio marginado al oriente de la capital mexicana, quitó la carne de res de su dieta cotidiana.
"Aquí no hay persona que no tenga hambre, ves a los niños cada vez más flacos", dijo Martínez en conversación con BBC Mundo.
Es una nueva cara de la crisis económica en México, donde cifras oficiales revelaron que por lo menos 2,6 millones de familias dejaron de comer un día a la semana por falta de recursos.
Esta cifra representa el 9,9% del total de hogares mexicanos.
Analistas advirtieron el riesgo de que aumente la desnutrición y las enfermedades degenerativas por esta causa.
"Es un síntoma de que cada vez hay más sectores de la población que caen en la pobreza", le dijo a BBC Mundo Julio Boltvinik, investigador del Colegio de México.
Actualmente el 47% de la población, unos 50,6 millones de personas, se considera viven en situación de pobreza patrimonial, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Secretaría de Desarrollo Social.
Menos comida
Según la más reciente encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 6,5 millones de hogares mexicanos cambiaron su dieta por la crisis económica.
Los datos del Módulo de Acceso a Alimentación del sondeo indicaron que el 24,5% de los entrevistados reconoció que come menos de lo que esperaba.
Los más afectados son los niños. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares, el 31% de los menores de edad tuvieron una dieta con poca variedad en los alimentos.
Además, en por lo menos un millón de hogares los niños se van a la cama con el estómago vacío, reveló el sondeo.
Un dato adicional es que las familias mexicanas compran cada vez menos carne de res o verduras, y las sustituyen con alimentos ricos en calorías y pocos nutrientes.
Riesgo de obesidad
Esto significa que la calidad de la dieta de los mexicanos se ha deteriorado en los últimos años, y que incidirá en el aumento de la obesidad en la población, dijeron los analistas.
"Son datos dramáticos, le dan una nueva cara a la imagen de la pobreza. Es algo que ya sabíamos pero que no se había podido medir", dijo Boltvinik.
Esta es la primera vez que el gobierno mexicano mide la cantidad de alimentos que consumen los habitantes del país.
La situación podría agravarse ante el anuncio de las autoridades de que a partir de 2010 aumentará el precio de la gasolina y la energía eléctrica.
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domingo, 2 de agosto de 2009
California en emergencia: El polvorín que puede hacer estallar a EEUU
Manuel Freytas
IAR Noticias, Rebelion
La crisis recesiva con desempleo masivo que ya se expande por la mayoría de las regiones de la primera potencia imperial, azota con dureza extrema a California, el mayor Estado de la Unión, equivalente a la séptima economía mundial que ya afronta un cuadro potencial de huelgas y protestas sociales. En este escenario, California (por la importancia estratégica de su economía) conforma un primer módulo experimental de "ajuste salvaje" que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados y con los números de sus economías en rojo.
Lo que parecía impensable hasta ahora, ya está sucediendo: Los "ajustes salvajes", que históricamente fueron exportados por el FMI (el gendarme financiero global) a los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina, llegaron, como una extraña paradoja de la historia, a la primera potencia imperial.
Mientras la administración de Obama y las usinas financieras USA derraman todo tipo de teorías y de pronósticos "esperanzadores" sobre una hipotética y "pronta recuperación", los números reales indican que (y mientras florece la especulación financiera en Wall Street) la primera economía imperial ha ingresado en un colapso generalizado de todas sus variables.
Curiosamente, y forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense.
Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el "libre mercado" (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto social de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.
El mismo Imperio que puso US$ 4 billones de los fondos del Estado (impuestos pagados por toda la sociedad) al servicio del salvataje de los bancos y empresas privadas quebradas por la crisis, hoy, en California como primer módulo experimental, se apresta a reducir los gastos destinados a los sectores más pobres y desprotegidos de la población estadounidense.
Insensible a los resultantes sociales de la crisis, la actual administración proyecta "reducir" el gasto del Estado en programas y planes vitales para la supervivencia de las mayorías que sufren con mayor crudeza el impacto del colapso económico.
En este escenario, California, con un nivel de desocupación récord para todo el país, se configura como el primer laboratorio experimental de un "ajuste salvaje" al más puro estilo de los aplicados en las periferias subdesarrolladas de Asia, África y América Latina.
El Congreso californiano aprobó el viernes, después de casi 20 horas de votación, un plan presupuestario que incluye recortes drásticos en programas sociales, diseñado para combatir un déficit calculado en más de US$ 26.000 millones en los próximos dos años.
Los problemas del rojo fiscal de California, que detenta un desempleo del 11,6% (récord para EEUU), se profundizaron este año por los efectos de la recesión que golpea a Estados Unidos, dejando al borde de la quiebra al primer Estado de la Unión que por sí solo equivale a la séptima economía del mundo.
La importancia estratégica de California dentro de la primera economía imperial, radica en que es el mayor Estado del país por población (38 millones de habitantes) y por PBI (1,84 billones de dólares que supone el 13,3% de todo EEUU, según datos de 2008). Si fuera un país independiente estaría entre las siete primeras potencias del mundo.
California (una región de México robada y anexada en 1848 por el naciente Imperio USA) cuenta con una población de 38 millones de habitantes y ocupa una superficie de 410.000 km², y se consolida como el estado más poblado de EEUU y el tercero con mayor extensión (después de Alaska y Texas).
Del total de la población de California, el 42,8% son blancos no hispanos, 35,9% son hispanos o latinos de cualquier raza, el 12,3% son asiáticos, y el 6,2% son negros o afroamericanos.
Este detalle adquiere relevancia especial, a la luz de otro dato: Más de 4 millones de californianos viven por debajo del nivel de pobreza.
Datos presentados por California Budget Project (CBP), una organización no lucrativa especializada en análisis para formulación de políticas, muestran que la cifra de californianos cuyos ingresos están por debajo del nivel de pobreza federal, subió cerca de 4.6 millones en 2007 (12.7 por ciento de la población).
Otros datos oficiales del presente revelan que la tendencia a disminuir ingresos y aumentar los índices de pobreza continúan en 2009, y destacan cómo el nivel de desempleo de los últimos 20 meses fue aumentando hasta alcanzar un record respecto de los otros Estados federados.
El director del Bakersfield Homeless Center (Centro para Gente sin Hogar) en California señaló que se registró un aumento de familias sin techo que llegan a golpear sus puertas debido a la crisis económico-recesiva. "El año pasado tuvimos un 34% de incremento en el número de familias sin techo y un 24% de alza de niños en la calle", afirmó.
El paquete de "ajuste salvaje" aprobado el viernes por el Congreso californiano, como lo califica la prensa norteamericana, consta de 31 leyes que impondrán profundos recortes en los gastos estatales y permitirá utilizar dinero de los gobiernos locales para balancear los libros del primer Estado de la Unión.
Un proyección anticipada del drástico recorte del gasto social aprobado prevé despidos y recortes de salarios a los empleados públicos, suspensiones laborales, vacaciones sin paga, planes de retiro anticipado, reducción de fondos para los jubilados, la educación y la salud pública, y recortes en los programas para paliar el hambre y la pobreza, que en California registra la tasa más elevada de EEUU.
Entre los recortes previstos por el "ajuste salvaje" se destacan unos US$ 1.300 millones menos para el programa de salud para las familias pobres, así como unos US$ 124 millones menos para el seguro de salud de más de 900.000 niños de hogares con bajos ingresos.
Los legisladores argumentaron las medidas extremas debido a que el Estado californiano registra un desempleo de dos dígitos que ha reducido la recaudación en concepto de impuestos sobre ingresos personales, la principal fuente de dinero en lo que al sistema impositivo se refiere.
La tasa de desempleo en California fue del 11,6% en junio, un alza del 7,1% frente al mismo período de 2008.
The New York Times señaló el miércoles que en California y otros tantos Estados, "a cada una de cinco personas le gustaría trabajar jornadas completas pero no puede".
La tasa oficial de desempleo en todo EEUU es de 9.5%, pero, según el Times, no incluye a aquellos que se han dado por vencido y han cesado de buscar trabajo y a los que se han visto obligados a reducir sus horas de trabajo.
De acuerdo con este panorama, si a estos desocupados y sub-ocupados se les incluyera en las estadísticas oficiales, la verdadera tasa de desempleo en California, afirma el Times, llegaría al 20.3%.
De acuerdo con el influyente diario neoyorquino, en el Estado de Oregon, la tasa rondaría el 23.5%, en Michigan y Rhode Island, el 21.5%, y en Carolina del Sur, el 20.5%. La cifra en Tennessee sería un poco menos del 20%, igual que en Nevada y otros Estados que "han dependido enormemente de la manufactura y la industria de la vivienda".
Por su parte, el Centro para los Estudios del Mercado de Mano de Obra (Labor Market Studies) en la Universidad Northeastern en Boston pone la tasa actual de desempleo en 18.2%, por encima de las cifras oficiales.
John Williams, de la organización Shadow Government Statistics sitúa la tasa del "desempleo alternativo" en 20.6%. Otros analistas estadounidenses calculan que la cifra de la desocupación real se sitúa en el 18.7%.
De acuerdo con David Rosenberg, ex jefe de economía de EEUU de Merrill Lynch: "Las cifras oficiales relacionadas con los desempleados se han duplicado durante la recesión hasta alcanzar los 14 millones, y si se toma en cuenta toda la flojera que existe en el mercado de mano de obra, las cifras no oficiales llegan a casi 30 millones, lo cual significa otro récord".
En el estado de Texas, que tiene el mayor porcentaje de personas no aseguradas, aproximadamente 866,000 personas perderán la cobertura de seguro médico.
En Florida, más de 3,500 personas a la semana están perdiendo la cobertura médica, en Nueva York, 2.500, en Illinois y Georgia, 1.600, en Nueva Jersey 1.200, y en Michigan, algo más de 1.000 personas a la semana.
En este escenario, California, con un nivel de desocupación récord respecto a todo el país, ya se presenta como un polvorín social a punto de estallar en el escenario global de la crisis recesiva estadounidense.
La organización social Families USA estima que en el período enero, 2008 y diciembre, 2000, 995,000 personas en el estado de California, perderán su seguro médico.
California no pudo escapar al estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU que comenzó en 2006 y, desde el pico más alto hasta marzo de 2009, los precios cayeron un 27,4%, según los informes oficiales, que indican que este descenso es el más pronunciado de todo el país. La debacle de la construcción (tanto residencial como terciaria) llevó a California a la mayor recesión desde la Gran Depresión.
El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los funcionarios y alienta las huelgas y protestas sociales que ya se ciernen como una amenaza en el primer Estado de la Unión.
El nuevo presupuesto aprobado el viernes proyecta menos gastos en educación, seguridad, prisiones, parques, salud y otros servicios, lo cual genera malestar ciudadano, señala un artículo del diario USA Today.
Según informaba la prensa estadounidense este fin de semana, ciudades y condados del Estado norteamericano más poblado ya presentan crecientes protestas por los recortes sociales previstos para paliar el déficit fiscal que azota con dureza extrema su economía.
De acuerdo con el diario USA Today, las expresiones de rechazo al "ajuste salvaje" ya alcanzan a varios alcaldes que tampoco aprueban la supresión de fondos municipales en aras de lidiar con más de 26 mil millones de dólares de déficit.
Antonio Villaraigosa, alcalde de la Ciudad de los Ángeles, advirtió que su comunidad va a luchar contra los recortes, mientras acompañaba a cientos de policías movilizados para protestar contra los recortes de recursos a la seguridad pública.
Por su parte, el alcalde de Santa Ana, Miguel Pulido, calificó de robo de alto nivel la componenda entre parlamentarios y el gobernador Arnold Schwarzenegger.
El diario La Opinión señala que, ante la magnitud y el alcance de los recortes sociales, se preparan movilizaciones sindicales y concentraciones de organizaciones frente al Congreso de California, ubicado en Sacramento.
Las señales son claras: La crisis financiera ya devino en recesión y amenaza (por efecto de la desocupación masiva) en convertirse en una crisis social de difícil pronóstico en EEUU.
La crisis social (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) se perfila como un emergente de la crisis recesiva- laboral que detonó escalonadamente como consecuencia de la crisis financiera en EEUU.
"El mercado laboral de Estados Unidos tiene un desempeño aún peor que el de la economía en general, lo que causa temores dentro y fuera del gobierno de que el resultado podría ser el de una recuperación sin empleos incluso cuando termine la recesión", señalaba la semana pasada The Wall Street Journal.
Salvar a los ricos y hundir a los pobres
Como contrapartida de los "ajustes salvajes" (con partida experimental en California) que se avecinan, el Estado USA (con dinero de los impuestos pagados por toda la sociedad) ya utilizó US$ 4 billones destinados al rescate de las entidades y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva.
En abril, la Comisión de Supervisión del Congreso de EEUU, encargada de evaluar los progresos del plan de rescate financiero aprobado en octubre de 2008, consignó que el total de las "ayudas", préstamos y garantías proporcionadas hasta la fecha a los bancos y empresas quebradas superaban los US$ 4 billones (unos tres billones de euros).
La Unión Europea (el complemento del Imperio USA) por su parte difundió en abril un informe según el cual desde septiembre de 2008 concretó más de 50 medidas nacionales para estabilizar el sistema financiero por un valor total de US$ 4 billones (unos 3 billones de euros).
A esta suma sideral combinada de US$ 8 billones (aproximadamente un 30% del PBI juntos de EEUU y la Unión Europea) habría que agregar otros US$ 3 billones que -según los especialistas de Wall Street- tendrán que desembolsar en el corto plazo para reforzar la compra de "activos tóxicos" (papeles financieros quebrados) cuya cifra final a precio de mercado podría superar los PBI juntos de EEUU y la Unión Europea.
Algunos especialistas estiman que la restitución de los fondos faltantes para restituir la "normalidad" al sistema financiero privado imperial USA-UE, y la suma a ser empleada para salvar de la quiebra a las empresas del sector industrial y comercial podrían superar los US$ 45 billones.
Para tener una idea de esta cifra, hay que puntualizar que todo el PBI mundial es de aproximadamente US$ 65 billones.
No obstante, y a pesar de que se trata de un desembolso sin precedentes en la historia moderna de fondos públicos para salvar al sistema capitalista privado de la quiebra, los "rescates" USA-UE no han tenido hasta ahora ningún resultado para solucionar la crisis financiera que, como efecto más inmediato, contrae el crédito, desacelera la economía y el consumo, e impacta en la economía real con quiebras generalizadas de empresas y despidos masivos de trabajadores.
Se trata, en suma, de una "socialización de las pérdidas" para subsidiar un "nuevo ciclo de ganancias privadas" con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista.
Pero este empleo de fondos públicos para salvar al capitalismo privado provenientes de los impuestos pagados por toda la sociedad, hasta ahora sólo ha conseguido agravar la crisis paralela que desató en la economía real tanto de EEUU como de Europa, y que ya se expande como un virus por la periferia del mundo emergente o subdesarrollado.
Y la crisis, como ya es histórico en el sistema capitalista, va a caer sobre los hombros de los sectores más vulnerables de la sociedad, tanto de los países centrales como de las naciones emergentes o subdesarrolladas que la van a subsidiar a través de las cargas impositivas de sus salarios y de los productos que consumen.
Mientras los Estados imperiales USA-UE financian con dinero público el rescate de sus sistema de explotación capitalista privado, la crisis impacta fundamentalmente en el eslabón más débil de la sociedad mundial: Los 3 mil millones de pobres (incluidos 963 millones de hambrientos) y 190 millones de desempleados, registrados en situación precaria antes del colapso financiero en las metrópolis imperialistas.
Sin techo en Sacramento
Como ya está sucediendo en California, en los países centrales, y mientras sus Estados "salvan" al capitalismo privado, las grandes víctimas son los sectores más vulnerables de la sociedad, que pagan impuestos a través de sus salarios, y la masa de trabajadores despedidos que van a alimentar la base de la crisis social que se vislumbra en los países más pobres de la periferia europea.
De acuerdo a la OIT, en 2009 unas 50 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus trabajos debido a la crisis económica.
Según informaba el organismo internacional en abril, la crisis ya dejó solamente en EEUU a 3.600.000 trabajadores en la calle, mientras se estima que para fines de 2009 se habrán perdido 50 millones de empleos en el mundo a causa del colapso recesivo global.
Pero este panorama con los resultantes sociales de la crisis, no parece influir en la voluntad de los líderes y gobernantes de las potencias imperiales USA-UE que -en vez de reactivar la producción y el empleo- ya llevan utilizados US$ 8 billones para salvar al sistema financiero sionista que depredó y quebró a la economía mundial con la "burbuja financiera".
Insensibles a los resultantes sociales de la crisis (más pobreza y desempleo a escala masiva que afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad mundial), el sistema capitalista sionista que hegemoniza el control de la dupla imperial USA-UE solo está interesado en "salvarse a sí mismo" indiferente a los estallidos sociales que se avecinan.
Y en este escenario, California ya conforma un primer módulo experimental de lo que le espera a las mayorías desposeídas, tanto de los países centrales como de la periferia subdesarrollada y emergente de Asia, África y América Latina.
*****
(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
IAR Noticias, Rebelion
La crisis recesiva con desempleo masivo que ya se expande por la mayoría de las regiones de la primera potencia imperial, azota con dureza extrema a California, el mayor Estado de la Unión, equivalente a la séptima economía mundial que ya afronta un cuadro potencial de huelgas y protestas sociales. En este escenario, California (por la importancia estratégica de su economía) conforma un primer módulo experimental de "ajuste salvaje" que amenaza con extenderse al resto de los Estados colapsados y con los números de sus economías en rojo.
Lo que parecía impensable hasta ahora, ya está sucediendo: Los "ajustes salvajes", que históricamente fueron exportados por el FMI (el gendarme financiero global) a los países subdesarrollados de Asia, África y América Latina, llegaron, como una extraña paradoja de la historia, a la primera potencia imperial.
Mientras la administración de Obama y las usinas financieras USA derraman todo tipo de teorías y de pronósticos "esperanzadores" sobre una hipotética y "pronta recuperación", los números reales indican que (y mientras florece la especulación financiera en Wall Street) la primera economía imperial ha ingresado en un colapso generalizado de todas sus variables.
Curiosamente, y forzado por la debacle económica y un déficit fiscal histórico, el Imperio se ve obligado a aplicar sus propias recetas en casa para afrontar una crisis que ya ha derivado en crisis social de la mano de la desocupación y de los despidos laborales en masa que se suceden por todo el territorio estadounidense.
Del mismo modo que la crisis financiera obligó a romper con el "libre mercado" (haciendo intervenir al Estado en el salvataje del capital privado), el colapso recesivo y el estallido del déficit fiscal obliga a la primera potencia a aplicar recortes en el gasto social de su propia población, que ya padece en carne propia el costo social del derrumbe de la economía.
El mismo Imperio que puso US$ 4 billones de los fondos del Estado (impuestos pagados por toda la sociedad) al servicio del salvataje de los bancos y empresas privadas quebradas por la crisis, hoy, en California como primer módulo experimental, se apresta a reducir los gastos destinados a los sectores más pobres y desprotegidos de la población estadounidense.
Insensible a los resultantes sociales de la crisis, la actual administración proyecta "reducir" el gasto del Estado en programas y planes vitales para la supervivencia de las mayorías que sufren con mayor crudeza el impacto del colapso económico.
En este escenario, California, con un nivel de desocupación récord para todo el país, se configura como el primer laboratorio experimental de un "ajuste salvaje" al más puro estilo de los aplicados en las periferias subdesarrolladas de Asia, África y América Latina.
El Congreso californiano aprobó el viernes, después de casi 20 horas de votación, un plan presupuestario que incluye recortes drásticos en programas sociales, diseñado para combatir un déficit calculado en más de US$ 26.000 millones en los próximos dos años.
Los problemas del rojo fiscal de California, que detenta un desempleo del 11,6% (récord para EEUU), se profundizaron este año por los efectos de la recesión que golpea a Estados Unidos, dejando al borde de la quiebra al primer Estado de la Unión que por sí solo equivale a la séptima economía del mundo.
La importancia estratégica de California dentro de la primera economía imperial, radica en que es el mayor Estado del país por población (38 millones de habitantes) y por PBI (1,84 billones de dólares que supone el 13,3% de todo EEUU, según datos de 2008). Si fuera un país independiente estaría entre las siete primeras potencias del mundo.
California (una región de México robada y anexada en 1848 por el naciente Imperio USA) cuenta con una población de 38 millones de habitantes y ocupa una superficie de 410.000 km², y se consolida como el estado más poblado de EEUU y el tercero con mayor extensión (después de Alaska y Texas).
Del total de la población de California, el 42,8% son blancos no hispanos, 35,9% son hispanos o latinos de cualquier raza, el 12,3% son asiáticos, y el 6,2% son negros o afroamericanos.
Este detalle adquiere relevancia especial, a la luz de otro dato: Más de 4 millones de californianos viven por debajo del nivel de pobreza.
Datos presentados por California Budget Project (CBP), una organización no lucrativa especializada en análisis para formulación de políticas, muestran que la cifra de californianos cuyos ingresos están por debajo del nivel de pobreza federal, subió cerca de 4.6 millones en 2007 (12.7 por ciento de la población).
Otros datos oficiales del presente revelan que la tendencia a disminuir ingresos y aumentar los índices de pobreza continúan en 2009, y destacan cómo el nivel de desempleo de los últimos 20 meses fue aumentando hasta alcanzar un record respecto de los otros Estados federados.
El director del Bakersfield Homeless Center (Centro para Gente sin Hogar) en California señaló que se registró un aumento de familias sin techo que llegan a golpear sus puertas debido a la crisis económico-recesiva. "El año pasado tuvimos un 34% de incremento en el número de familias sin techo y un 24% de alza de niños en la calle", afirmó.
El paquete de "ajuste salvaje" aprobado el viernes por el Congreso californiano, como lo califica la prensa norteamericana, consta de 31 leyes que impondrán profundos recortes en los gastos estatales y permitirá utilizar dinero de los gobiernos locales para balancear los libros del primer Estado de la Unión.
Un proyección anticipada del drástico recorte del gasto social aprobado prevé despidos y recortes de salarios a los empleados públicos, suspensiones laborales, vacaciones sin paga, planes de retiro anticipado, reducción de fondos para los jubilados, la educación y la salud pública, y recortes en los programas para paliar el hambre y la pobreza, que en California registra la tasa más elevada de EEUU.
Entre los recortes previstos por el "ajuste salvaje" se destacan unos US$ 1.300 millones menos para el programa de salud para las familias pobres, así como unos US$ 124 millones menos para el seguro de salud de más de 900.000 niños de hogares con bajos ingresos.
Los legisladores argumentaron las medidas extremas debido a que el Estado californiano registra un desempleo de dos dígitos que ha reducido la recaudación en concepto de impuestos sobre ingresos personales, la principal fuente de dinero en lo que al sistema impositivo se refiere.
La tasa de desempleo en California fue del 11,6% en junio, un alza del 7,1% frente al mismo período de 2008.
The New York Times señaló el miércoles que en California y otros tantos Estados, "a cada una de cinco personas le gustaría trabajar jornadas completas pero no puede".
La tasa oficial de desempleo en todo EEUU es de 9.5%, pero, según el Times, no incluye a aquellos que se han dado por vencido y han cesado de buscar trabajo y a los que se han visto obligados a reducir sus horas de trabajo.
De acuerdo con este panorama, si a estos desocupados y sub-ocupados se les incluyera en las estadísticas oficiales, la verdadera tasa de desempleo en California, afirma el Times, llegaría al 20.3%.
De acuerdo con el influyente diario neoyorquino, en el Estado de Oregon, la tasa rondaría el 23.5%, en Michigan y Rhode Island, el 21.5%, y en Carolina del Sur, el 20.5%. La cifra en Tennessee sería un poco menos del 20%, igual que en Nevada y otros Estados que "han dependido enormemente de la manufactura y la industria de la vivienda".
Por su parte, el Centro para los Estudios del Mercado de Mano de Obra (Labor Market Studies) en la Universidad Northeastern en Boston pone la tasa actual de desempleo en 18.2%, por encima de las cifras oficiales.
John Williams, de la organización Shadow Government Statistics sitúa la tasa del "desempleo alternativo" en 20.6%. Otros analistas estadounidenses calculan que la cifra de la desocupación real se sitúa en el 18.7%.
De acuerdo con David Rosenberg, ex jefe de economía de EEUU de Merrill Lynch: "Las cifras oficiales relacionadas con los desempleados se han duplicado durante la recesión hasta alcanzar los 14 millones, y si se toma en cuenta toda la flojera que existe en el mercado de mano de obra, las cifras no oficiales llegan a casi 30 millones, lo cual significa otro récord".
En el estado de Texas, que tiene el mayor porcentaje de personas no aseguradas, aproximadamente 866,000 personas perderán la cobertura de seguro médico.
En Florida, más de 3,500 personas a la semana están perdiendo la cobertura médica, en Nueva York, 2.500, en Illinois y Georgia, 1.600, en Nueva Jersey 1.200, y en Michigan, algo más de 1.000 personas a la semana.
En este escenario, California, con un nivel de desocupación récord respecto a todo el país, ya se presenta como un polvorín social a punto de estallar en el escenario global de la crisis recesiva estadounidense.
La organización social Families USA estima que en el período enero, 2008 y diciembre, 2000, 995,000 personas en el estado de California, perderán su seguro médico.
California no pudo escapar al estallido de la burbuja inmobiliaria en EEUU que comenzó en 2006 y, desde el pico más alto hasta marzo de 2009, los precios cayeron un 27,4%, según los informes oficiales, que indican que este descenso es el más pronunciado de todo el país. La debacle de la construcción (tanto residencial como terciaria) llevó a California a la mayor recesión desde la Gran Depresión.
El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como el achicamiento de la capacidad de consumo, alimenta y exacerba el estado de frustración colectiva, provoca pérdida de confianza en los funcionarios y alienta las huelgas y protestas sociales que ya se ciernen como una amenaza en el primer Estado de la Unión.
El nuevo presupuesto aprobado el viernes proyecta menos gastos en educación, seguridad, prisiones, parques, salud y otros servicios, lo cual genera malestar ciudadano, señala un artículo del diario USA Today.
Según informaba la prensa estadounidense este fin de semana, ciudades y condados del Estado norteamericano más poblado ya presentan crecientes protestas por los recortes sociales previstos para paliar el déficit fiscal que azota con dureza extrema su economía.
De acuerdo con el diario USA Today, las expresiones de rechazo al "ajuste salvaje" ya alcanzan a varios alcaldes que tampoco aprueban la supresión de fondos municipales en aras de lidiar con más de 26 mil millones de dólares de déficit.
Antonio Villaraigosa, alcalde de la Ciudad de los Ángeles, advirtió que su comunidad va a luchar contra los recortes, mientras acompañaba a cientos de policías movilizados para protestar contra los recortes de recursos a la seguridad pública.
Por su parte, el alcalde de Santa Ana, Miguel Pulido, calificó de robo de alto nivel la componenda entre parlamentarios y el gobernador Arnold Schwarzenegger.
El diario La Opinión señala que, ante la magnitud y el alcance de los recortes sociales, se preparan movilizaciones sindicales y concentraciones de organizaciones frente al Congreso de California, ubicado en Sacramento.
Las señales son claras: La crisis financiera ya devino en recesión y amenaza (por efecto de la desocupación masiva) en convertirse en una crisis social de difícil pronóstico en EEUU.
La crisis social (consecuencia de la caída del consumo y los despidos laborales) se perfila como un emergente de la crisis recesiva- laboral que detonó escalonadamente como consecuencia de la crisis financiera en EEUU.
"El mercado laboral de Estados Unidos tiene un desempeño aún peor que el de la economía en general, lo que causa temores dentro y fuera del gobierno de que el resultado podría ser el de una recuperación sin empleos incluso cuando termine la recesión", señalaba la semana pasada The Wall Street Journal.
Salvar a los ricos y hundir a los pobres
Como contrapartida de los "ajustes salvajes" (con partida experimental en California) que se avecinan, el Estado USA (con dinero de los impuestos pagados por toda la sociedad) ya utilizó US$ 4 billones destinados al rescate de las entidades y bancos quebrados por la crisis financiera recesiva.
En abril, la Comisión de Supervisión del Congreso de EEUU, encargada de evaluar los progresos del plan de rescate financiero aprobado en octubre de 2008, consignó que el total de las "ayudas", préstamos y garantías proporcionadas hasta la fecha a los bancos y empresas quebradas superaban los US$ 4 billones (unos tres billones de euros).
La Unión Europea (el complemento del Imperio USA) por su parte difundió en abril un informe según el cual desde septiembre de 2008 concretó más de 50 medidas nacionales para estabilizar el sistema financiero por un valor total de US$ 4 billones (unos 3 billones de euros).
A esta suma sideral combinada de US$ 8 billones (aproximadamente un 30% del PBI juntos de EEUU y la Unión Europea) habría que agregar otros US$ 3 billones que -según los especialistas de Wall Street- tendrán que desembolsar en el corto plazo para reforzar la compra de "activos tóxicos" (papeles financieros quebrados) cuya cifra final a precio de mercado podría superar los PBI juntos de EEUU y la Unión Europea.
Algunos especialistas estiman que la restitución de los fondos faltantes para restituir la "normalidad" al sistema financiero privado imperial USA-UE, y la suma a ser empleada para salvar de la quiebra a las empresas del sector industrial y comercial podrían superar los US$ 45 billones.
Para tener una idea de esta cifra, hay que puntualizar que todo el PBI mundial es de aproximadamente US$ 65 billones.
No obstante, y a pesar de que se trata de un desembolso sin precedentes en la historia moderna de fondos públicos para salvar al sistema capitalista privado de la quiebra, los "rescates" USA-UE no han tenido hasta ahora ningún resultado para solucionar la crisis financiera que, como efecto más inmediato, contrae el crédito, desacelera la economía y el consumo, e impacta en la economía real con quiebras generalizadas de empresas y despidos masivos de trabajadores.
Se trata, en suma, de una "socialización de las pérdidas" para subsidiar un "nuevo ciclo de ganancias privadas" con el Estado como herramienta de ejecución, mediante el cual los megaconsorcios más fuertes (los ganadores de la crisis) se degluten a los más débiles generando un nuevo proceso de reestructuración y concentración del sistema capitalista.
Pero este empleo de fondos públicos para salvar al capitalismo privado provenientes de los impuestos pagados por toda la sociedad, hasta ahora sólo ha conseguido agravar la crisis paralela que desató en la economía real tanto de EEUU como de Europa, y que ya se expande como un virus por la periferia del mundo emergente o subdesarrollado.
Y la crisis, como ya es histórico en el sistema capitalista, va a caer sobre los hombros de los sectores más vulnerables de la sociedad, tanto de los países centrales como de las naciones emergentes o subdesarrolladas que la van a subsidiar a través de las cargas impositivas de sus salarios y de los productos que consumen.
Mientras los Estados imperiales USA-UE financian con dinero público el rescate de sus sistema de explotación capitalista privado, la crisis impacta fundamentalmente en el eslabón más débil de la sociedad mundial: Los 3 mil millones de pobres (incluidos 963 millones de hambrientos) y 190 millones de desempleados, registrados en situación precaria antes del colapso financiero en las metrópolis imperialistas.
Sin techo en Sacramento
Como ya está sucediendo en California, en los países centrales, y mientras sus Estados "salvan" al capitalismo privado, las grandes víctimas son los sectores más vulnerables de la sociedad, que pagan impuestos a través de sus salarios, y la masa de trabajadores despedidos que van a alimentar la base de la crisis social que se vislumbra en los países más pobres de la periferia europea.
De acuerdo a la OIT, en 2009 unas 50 millones de personas en todo el mundo podrían perder sus trabajos debido a la crisis económica.
Según informaba el organismo internacional en abril, la crisis ya dejó solamente en EEUU a 3.600.000 trabajadores en la calle, mientras se estima que para fines de 2009 se habrán perdido 50 millones de empleos en el mundo a causa del colapso recesivo global.
Pero este panorama con los resultantes sociales de la crisis, no parece influir en la voluntad de los líderes y gobernantes de las potencias imperiales USA-UE que -en vez de reactivar la producción y el empleo- ya llevan utilizados US$ 8 billones para salvar al sistema financiero sionista que depredó y quebró a la economía mundial con la "burbuja financiera".
Insensibles a los resultantes sociales de la crisis (más pobreza y desempleo a escala masiva que afecta a los sectores más vulnerables de la sociedad mundial), el sistema capitalista sionista que hegemoniza el control de la dupla imperial USA-UE solo está interesado en "salvarse a sí mismo" indiferente a los estallidos sociales que se avecinan.
Y en este escenario, California ya conforma un primer módulo experimental de lo que le espera a las mayorías desposeídas, tanto de los países centrales como de la periferia subdesarrollada y emergente de Asia, África y América Latina.
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(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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